EL SUFRIMIENTO DE LOS PERIODISTAS
Monitor Michoacán, el periódico digital que combatió con «pluma y libreta»
El caso de Monitor Michoacán, un pequeño periódico digital, representa la persecución que sufre la prensa mexicana que señala al corrupto. Su tragedia no tiene parangón. Armando Linares, el director de ese pequeño medio de la ciudad de Heroica Zitácuaro, estado de Michoacán, fue asesinado con ocho disparos delante de su familia. Dos meses antes, su compañero, el periodista Roberto Toledo, había muerto tras ser tirotearon en la propio despacho. Entre sollozos, el valiente Linares, que quizá ya sabía lo que le esperaba, comunicó casi en directo la noticia: «Encontró la muerte por exhibir noticias de las corruptelas de los funcionarios, y es que nuestra única defensa es una pluma y una libreta».
Fredid Román, un periodista señalado por denunciar el asesinato de su hijo
El asesinato a finales de agosto de Fredid Román podría estar relacionado con el de su hijo, que se produjo semanas antes. Román no investigaba casos de violencia. Sin embargo, sus compañeros de trabajo contaron que semanas antes había acudido a la Fiscalía para exigir justicia sobre el asesinato de un familiar próximo, posiblemente su hijo. Un acto con el que solo reclamaba justicia y que provocó su asesinato. «Deberían de haberlo ultraprotegido, era evidente que iban a ir a por él», denuncia el periodista Loret de Mola. «El crimen organizado ya le había advertido que, tras su familiar, estaba marcado, y ya le habían apuntado dos veces con un arma», cuenta el informador mexicano.
Los ruegos a López Obrador, el recurso final de los periodistas amenazados
La reportera Lourdes Maldonado murió tiroteada en Tijuana, en el interior de su coche: «Vengo aquí para pedirle apoyo, ayuda y justicia laboral, porque hasta temo por mi vida», dijo en 2019 a López Obrador en La Mañanera, su alocución diaria. La misma semana murió Margarito Martínez, un fotoperiodista que cubría la actualidad sobre seguridad y temas policiales. La propia Maldonado dijo unas palabras en su vigilia. Hace un mes, Rodolfo Montes, un periodista amenazado de muerte, explicaba con voz entrecortada a López Obrador que «su vida corre un serio peligro». Aseguraba sentirse desamparado por las autoridades, con más de treinta años a sus espaldas investigando la corrupción.
La letalidad y la impunidad de los ataques alcanzan niveles nunca vistos
La letalidad, junto a la impunidad en los ataques a periodistas, con más de 300 agresiones en 2022, ha alcanzado en México un nivel nunca visto. La seguridad de los informadores «debe de estar garantizada por el Estado», afirma Jan-Albert Hootsen, del Comité para la Protección de Periodistas. Por eso muchos, como el reportero Rodolfo Montes, deciden mandar fuera a sus familiares para protegerlos. Lo hacen por el temor a que se repitan casos como el de Antonio de la Cruz, asesinado junto a su hija cuando su padre le acompañaba al trabajo. El mismo día, Susana Mendoza, una comunicadora experta en casos de corrupción política y empresarial, fue acuchillada, aunque logró sobrevivir.