ABC (Andalucía)

Celtic, el club de la caridad irlandesa

El histórico equipo escocés, rival del Madrid en Champions, lo fundó el ‘hermano Walfrid’ en 1887 para recaudar dinero y poder ayudar a las familias que emigraron de Irlanda debido al desastre humanitari­o provocado por la Gran Hambruna

- RUBÉN CAÑIZARES ENVIADO ESPECIAL A GLASGOW

Será la segunda vez que el Madrid visite Celtic Park, el mágico estadio del primer campeón de Europa británico de la historia

El martes comenzará pronto para Danny y Darragh Thompson. Estos hermanos son dos de los alrededor de 6.000 irlandeses que viajarán desde bien temprano desde su país a Glasgow para vivir en directo el Celtic-Real Madrid de la primera jornada de la fase de grupos de la Champions. No es un partido más. Será la segunda vez en la historia que el club escocés se enfrentará al catorce veces campeón de Europa. La primera y única fue en los cuartos de final de la Copa de Europa de 1980, con victoria local (2-0), pero remontada blanca en el Bernabéu (3-0). El Madrid regresa a Celtic Park, uno de los estadios más especiales del mundo, tres décadas después.

«El plan de viaje suele comenzar a las cuatro de la madrugada cogiendo el autobús que nos lleva al aeropuerto de Dublín. Allí, vuelo de Ryanair hacia Glasgow –y a veces a Edimbugo, dependiend­o de los horarios y los precios–. Luego, otro autobús hacia el centro de Glasgow y desde ahí caminata hasta Celtic Park. Cuando termina el partido, plan de vuelta idéntico pero en orden inverso, claro. Solemos llegar a casa sobre las tres o cuatro de la madrugada y la inversión total de cada partido, entre autobuses, taxis, avión y comida, más pintas de cerveza, suele estar alrededor de los 250 euros», cuentan a ABC Danny y Darragh. El primero tiene 27 años y es fisioterap­euta, el segundo se dedica al mundo del marketing a sus 23 años. Ambos, además de su hermano mayor Conor y su padre Chris, son fieles seguidores del Celtic. «Antes de la pandemia hacíamos este viaje diez, doce veces al año. Tras el Covid bajamos a seis, siete, pero ya estamos volviendo al número de viajes prepandemi­a. Tenemos dos abonos en la tribuna norte del estadio, al lado de la zona de pie», detallan.

Cada partido en Celtic Park es un río de hinchas, no solo desde el aeropuerto de Dublín, también desde el puerto industrial de Larne, ubicado 35 kilómetros al norte de Belfast. Desde allí, seguidores del Celtic provenient­es de zonas rurales se desplazan en ferry hasta Cairnryan, puerto de la costa este escocesa, donde rematan su viaje con dos horas y media de trayecto en autobús hasta Glasgow. «El Celtic es el único club del mundo que nació de la caridad. En concreto, de la ayuda de Andrew Kerins, conocido como ‘Brother Walfrid’», asegura orgulloso Sean McDonalds, presentado­r y periodista escocés, además de hincha del Celtic, que vive a caballo entre Barcelona y la capital de su país. Él dirige y conduce ‘The big light: blethered’, uno de los podcast más populares del Reino Unido.

Un millón de muertes

El ‘Hermano Walfrid’ fue un marista irlandés que dedicó su vida a ayudar a las familias más desfavorec­idas. Y lo hizo, entre otros proyectos, fundando en noviembre de 1887 el Celtic Football Club, entidad que tendría como objetivo recaudar dinero para las familias pobres de su país que huyeron de Irlanda entre 1845 y 1849 a causa de la Gran Hambruna, y que se establecie­ron en el East End de Glasgow. Aquella tragedia provocó un millón de muertes y un millón de emigrantes. Desde 2005, el ‘Hermano Walfrid’ tiene una estatua en su honor en los aledaños de Celtic Park. «El primer lugar al que emigraron en mayor cantidad esas pobres familias católicas y republican­as arruinadas por la Gran Hambruna fue a Estados Unidos, pero el segundo éxodo en número fue aquí, a Glasgow», detalla Sean. «Mi padre nació en Inglaterra, mis hermanos en Escocia y yo en Irlanda, pero todos somos inequívoca­mente irlandeses. Ser irlandés lo siento como un privilegio y ese sentido de pertenenci­a y amor a Irlanda impregna Celtic Park. Para todos nosotros ir hasta allí es disfrutar de algunos de los mejores momentos de nuestras vidas. Madrugones, pintas antes de desayunar, pasaportes olvidados, retrasos de los vuelos, debates acalorados, lágrimas de risas, prediccion­es de los partidos... He aprendido a apreciar cada momento de cada viaje, sea alegre o trágico», describe Darragh.

El Celtic tiene 135 años de vida y un palmarés de 51 títulos de liga, 39 de copa y 19 copas de la liga, pero por encima de todos estos trofeos está la Copa de Europa de 1967, ganada en el estadio nacional de Lisboa al Inter de Milán (2-1), la que le convirtió en el primer club británico en ganar la orejona. «Lamentable­mente, la gran mayoría ya han fallecido, pero todos los hinchas nos conocemos de memoria aquel equipo. Es el corazón y la sangre del Celtic», recuerda Sean, que nació 33 años después de aquel hito, aunque siente que lo vivió en primera persona. «Los ‘Lisbon Lions’ eran un equipo completame­nte escocés. De hecho, excepto un jugador que residía a 30 millas de Celtic Park, el resto vivían a apenas cuatro o cinco millas del estadio». Uno de ellos era el delantero William Wallace, de los pocos que aún sobreviven, cuyo nombre coincide con el afamado soldado escocés que lideró la lucha contra la ocupación inglesa por parte de Eduardo I en la Primera Guerra de Independen­cia de Escocia, historia que plasmó maravillos­amente Mel Gibson en ‘Braveheart’. «Nuestro William Wallace también fue un héroe», comenta entre risas Sean, cuyo tío, Tommy Callaghan, jugó

ocho años en el Celtic, entre 1968 y 1976. «También lo hizo en el Dunfermlin­e, donde coincidió con Alex Ferguson. Son muy buenos amigos».

Aquel equipo era entrenado por Jock Stein, cuyos valores siguen hoy intactos. El histórico entrenador del Celtic campeón de Europa quería que sus jugadores no solo ganaran, sino que ofrecieran un buen espectácul­o. «Los aficionado­s vienen el sábado a verles jugar tras trabajar muy duro en las fábricas de lunes a viernes. Se merecen venir aquí a pasarlo bien», les recordaba semana tras semana. «La atmósfera de Celtic Park es increíble. Cada minuto estamos cantando. Si ganamos hacemos fiesta y si perdemos, también hacemos fiesta. Lo importante es vivir el partido junto a nuestro equipo y animarles. Este es un estadio y un club mágico. Nosotros solo ganamos tres millones de euros por cada liga que vencemos, pero no queremos el dinero de multimillo­narios ni de los petrodólar­es. Somos muy felices así. El Real Madrid vendrá y, segurament­e, ganará, pero no podrán olvidar el ambiente de nuestro campo», cuenta McDonalds.

El actual Celtic mantiene viva esa llama de diversión. Entrenado por Ange Postecoglo­u, y con más jugadores extranjero­s que nunca en su historia –entre ellos cuatro japoneses. De hecho, solo el 35% de su plantilla es de Escocia–, su estilo de juego está más cercano al fútbol de toque y asociación que al ‘patadón y tentetieso’, como algunos aún creen que se ha jugado siempre en ciertas zonas de Gran Bretaña. Su técnico greco-australian­o fue entrenado por Ferenc Puskas entre 1989 y 1992, en su etapa final como jugador en el South Melbourne FC, y de él mamó una idea de jugar que casa con el Celtic. «Queríamos jugar bien en 1967 y queremos seguir haciéndolo ahora. Es importante ganar, pero no lo es todo. La mayoría de los aficionado­s del Celtic prefiere ganar 1-0 y hacer un buen fútbol que golear 50 y aburrir. No te diría que me sienta mal ganar de este segundo modo, porque te mentiría, pero preferimos la primera», sentencia McDonalds.

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Jugadores del Celtic y la ‘Green Brigade’, su grada más bulliciosa
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// ABC Chris, Conor, Danny y Darragh Thompson, irlandeses fans del Celtic
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 ?? // ABC ?? En los aledaños del Celtic Park, desde 2005, destaca la estatua de ‘Brother Walfrid’, inaugurada hace 17 años por el arzobispo de Glasgow
// ABC En los aledaños del Celtic Park, desde 2005, destaca la estatua de ‘Brother Walfrid’, inaugurada hace 17 años por el arzobispo de Glasgow

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