Ventriloquía y chapa
La voz de ‘la gente’ la ponen quienes dicen escucharla
N Oes nueva, ni inocente, la invocación a ‘la gente’ como sujeto político, ahora agitado, no mezclado, por Pedro Sánchez frente a lo que denomina la derecha política, mediática y empresarial. ‘La gente’ surge del ‘No nos representan’ con que Unidas Podemos trazó tras el 15-M y en formato de algarada su hoja de ruta para deslegitimar las instituciones y tiene un carácter asambleario y constituyente, de superación de un sistema en el que presuntamente ‘la gente’, víctima de lo que Sánchez identifica como ‘poderes ocultos’, no tiene voz. Se la ponen, como José Luis Moreno a sus muñecos, testaferros de sus noches de fiesta y sus otoños calientes, quienes paradójicamente dicen ser sus intérpretes. No escuchan; se hacen oír. El progreso. El engaño. «Acto con participación ciudadana», titulan los creativos de la Agencia Bolaños, ayer de estreno. Habla Sánchez, con figurantes. Hora y pico de chapa.
Nada de esto es nuevo, ni inocente. A Pablo Iglesias le dio por montar un ‘puto podcast’ y de telepredicador de BOE se recicló en locutor por lo privado, y la vicepresidenta segunda se ha inspirado en Encarna Sánchez, fundadora del sanchismo, protopopulismo de onda media, para presentar su ‘Yolanda de noche’ en un falso proceso de escucha activa –«Directamente Yolanda, camioneros y camioneras de España, barrenderos y barrenderas de la noche, taxistas y taxistos de la madrugada»– en el que es ella la única que habla. Como Encarna. Siempre dijeron estar atentos al rumor ciudadano y la indignación latente en la sociedad. El primero no perdía ripio de lo que la gente pensaba, y a través de un numerito de mentalismo, telepatía de grupo, ejercía de portavoz y médium de unas inquietudes antisistémicas que por su gravedad nunca se atribuía. Asuntos Sociales y Videncia 2030. La gente cuyo voz autorizada se atribuyen Iglesias, Díaz y Sánchez es la Doña Rogelia de Mari Carmen y Sus Muñecos. Cartón y trapo.
La «inauguración del curso político» organizada ayer por los publicistas de La Moncloa en la escalinata de la residencia del presidente del Gobierno no solo es la enésima astracanada que protagoniza un líder político que sale menos que El Cachorro y al que Félix Bolaños pone la «participación ciudadana» como las bolas del billar a Fernando VII, sino la operación de blanqueo del ‘No nos representan’ con que Unidas Podemos se arrogó tras la acampada de la Puerta del Sol la expresión de la emocionalidad pública, ahora domesticada y embalsamada por Sánchez. La asamblea constituyente de ayer, con Carme Chaparro en el papel de Meritxell Batet –«Lo habéis hecho fenomenal», dijo a sus invitados, no menos dóciles que ella–, marca un hito en el proceso de perversión conceptual de la vida pública y la mecánica democrática que comenzó el 15-M, ya integrada en la dirección del Estado, como Bildu.
Titulada «Gobernamos contigo» y producida por la factoría responsable de «El Gobierno de la gente», la farsa de ayer tiene el valor documental, por desinhibido y delirante, de sustanciar ante la opinión pública la escasa consideración que merece la gente a aquellos que dicen escucharla y que la utilizan sin pudor como pretexto para sus monólogos, autoescucha pasiva y ventriloquía.