ABC (Andalucía)

YEMEN, EL AVISPERO QUE AZUZAN IRÁN, ARABIA SAUDÍ Y CATAR

- Por JAVIER FERNÁNDEZ ARRIBAS

Naciones Unidas se ha planteado el desafío de que su nuevo enviado especial a Yemen logre encauzar las negociacio­nes dirigidas a poner fin a una guerra que desangra desde hace ocho años el país y que la propia ONU considera causa de la peor crisis humanitari­a en el planeta

Cada vez que Yemen deja de ocupar los titulares de las noticias, y lo hace a veces durante muchos meses, vuelve con fuerza para llamar la atención sobre nuevos sucesos y conflictos que aparecen de la nada o resucitan después de haber permanecid­o soterrados. Desde principios del pasado abril, en el país reina una relativa calma, después de que Naciones Unidas anunciara una tregua de dos meses que fue renovada luego varias veces. Un punto y aparte en un conflicto que enfrenta, por un lado, al Gobierno yemení respaldado por Arabia Saudí, y por el otro, el grupo houthí Ansarolá que apoya Irán.

Si bien la tregua continúa aún hoy vigente a pesar de algunas violacione­s, recienteme­nte estallaron los enfrentami­entos en el este del país, en concreto en la región de Shabwa, rica en petróleo y recursos naturales. Las partes en pugna esta vez son el Gobierno yemení y fuerzas militares armadas afines al partido Islah, brazo político de los Hermanos Musulmanes que a su vez recibe apoyo por parte del Estado de Catar. Las noticias que llegan del lugar de los hechos aseguran que la gota que colmó el vaso fue el hecho de que un comandante de seguridad rechazara su destitució­n, decisión tomada por el Consejo de Comando Presidenci­al. Este mando se rebeló contra la decisión y quiso tomar represalia­s contra los representa­ntes del Ejecutivo bombardean­do con artillería pesada la casa del gobernador, misión en la que no dudaron en participar las brigadas militares del partido Islah con un brindado apoyo al destituido. Como era de esperar, la acción desencaden­ó una verdadera batalla de dos días en la que se registraro­n decenas de muertos y heridos antes de que las fuerzas gubernamen­tales tomaran el control de la situación y el Consejo Presidenci­al anunciara el fin de esta nueva rebelión.

Lo sucedido pone en primer plano las dificultad­es y complejida­des que envuelven el conflicto yemení, que hasta ahora ha supuesto un quebradero de cabeza para todos los enviados a los que Naciones Unidas ha encomendad­o la tarea de hallar soluciones y poner fin a una guerra que ya dura ocho años.

Son muchas los desafíos y dificultad­es que se interponen en el camino del último mediador internacio­nal en Yemen, Hans Grundberg, para animar a las partes a que participen seriamente en negociacio­nes políticas dirigidas a acabar con un conflicto que ha provocado la peor crisis humanitari­a del mundo, según los informes de Naciones Unidas.

Un as para Irán

Hasta este momento, la ONU ha conseguido que las partes yemeníes renueven la tregua por tercera vez consecutiv­a con una duración, cada periodo, de dos meses. Estas treguas han reducido de forma drástica los enfrentami­entos y han permitido reestablec­er los vuelos desde el aeropuerto Internacio­nal de Sanaa a El Cairo y Ammán. Pero estos meses de tregua no fueron suficiente­s para convencer a los houthíes de que abran las carreteras principale­s que conectan con la ciudad sitiada de Taiz desde hace ocho años, a pesar de haber prometido hacerlo. Los observador­es atribuyen la negativa de

Los últimos enfrentami­entos

EN LA REGIÓN DE SHABWA, RICA EN PETRÓLEO, EL GOBIERNO PUGNA CON FUERZAS MILITARES AFINES AL PARTIDO ISLAH, QUE RECIBE APOYO DE CATAR

los houthíes a la interdepen­dencia e interferen­cia con las negociacio­nes del programa nuclear iraní, donde Yemen es otra carta en la mano de Teherán para usarla en sus distintas e inacabable­s rondas de Viena. Lo que implica que la crisis seguirá sin solución a menos que Teherán obtenga lo que quiere de las negociacio­nes estancadas hasta este momento.

Irán fue uno de los países que, según el propio Gobierno yemení, contribuye­ron a socavar las institucio­nes y estructura­s del Estado yemenita y ha contribuid­o a que los houthíes adopten posiciones intransige­ntes que han obstaculiz­ado los esfuerzos de los mediadores internacio­nales. Teherán ha brindado apoyo incondicio­nal al grupo houthí desde su fundación y más tarde durante las seis guerras en las que luchó contra el Estado en la región de Saada, el bastión del grupo antes del golpe de estado contra las autoridade­s constituci­onales y por el que han tomado el control de varias regiones yemeníes, incluida la capital, Saná en el año 2014.

El Gobierno y un amplio sector de la opinión pública acusan sin disimulo a Irán y creen que su régimen está detrás del suministro de armas y fondos a los houthíes, y de enviar expertos militares para fabricar armas y ayudar en la planificac­ión militar.

Los acontecimi­entos recientes en la región de Shabwa han supuesto que uno de los partidos islamistas más grandes del país, el Partido Islah, haya recibido un golpe letal después de perder el control sobre una de las regiones más importante­s del país y todas sus fuerzas y equipos, que ha estado construyen­do durante muchos años con el apoyo de Catar, según sostiene el Consejo de Transición del Sur, que se opone a los partidos islamistas de orientació­n liberal. De hecho, Catar apoya y financia grupos afines a la organizaci­ón internacio­nal de los Hermanos Musulmanes en muchos países, no solo en Yemen.

Por otro lado, muchos expertos creen que lo sucedido no es el final del partido Islah, y que los hermanos musulmanes han demostrado siempre su capacidad para resurgir y recuperars­e de los golpes, incluso después recibir ataques mortales. Sobre esto hay consenso entre los activistas próximos a los Hermanos Musulmanes que incluso no dudan en plantear y poner sobre la mesa la posibilida­d de aliarse con los houthíes teniendo en cuenta los intereses comunes como es el hecho de enfrentars­e al mismo enemigo y el acercamien­to entre Teherán y Doha.

El tibio papel de Europa

Muchos expertos y activistas yemeníes coinciden en que el acercamien­to entre los houthíes y los Hermanos Musulmanes comenzó en el año 2017 por lo menos, inmediatam­ente después del estallido de la crisis entre varios países del Golfo y Catar.

Afirman que el partido Islah no hubiera iniciado la última rebelión en la región de Shabwa si no fuera porque tiene el apoyo de Catar que ha estado buscando desesperad­amente cómo infiltrars­e en el sur de Yemen.

En repetidas ocasiones, los medios de comunicaci­ón yemeníes han documentad­o los esfuerzos de Doha para lograr un acercamien­to entre el partido Islah y el grupo houthí para hacer frente a la coalición liderada por Arabia Saudí en Yemen.

Todas estas complicaci­ones, obstáculos e interferen­cias hacen que la situación en Yemen empeore y el conflicto se recrudezca. Lo que hace que sea muy complicado lograr avances reales sobre el terreno por parte de los enviados de las Naciones Unidas y los enviados estadounid­enses, que hasta ahora no han podido lograr ningún avance.

En medio de este estancamie­nto que caracteriz­a la situación en Yemen, muchos expertos coinciden en señalar que Europa no está haciendo lo suficiente sobre el terreno a pesar de ser un actor que goza de mucha más credibilid­ad en el país que Estados Unidos, por ejemplo. Ahora bien, no existen entre estos especialis­tas muchas expectativ­as de que Europa vaya a reaccionar con prontitud y desplegar una voluntad real de acabar con una guerra que oficialmen­te Naciones Unidas considera la causa de la mayor crisis humanitari­a en el planeta durante los últimos años.

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// REUTERS/AFP Arriba, varios houthíes celebraron el 8 de agosto el Día de Ashura en Sanaa. Abajo, varios desplazado­s por el conflicto que estalló en la región de Shabwa reciben comida y suministro­s básicos

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