YEMEN, EL AVISPERO QUE AZUZAN IRÁN, ARABIA SAUDÍ Y CATAR
Naciones Unidas se ha planteado el desafío de que su nuevo enviado especial a Yemen logre encauzar las negociaciones dirigidas a poner fin a una guerra que desangra desde hace ocho años el país y que la propia ONU considera causa de la peor crisis humanitaria en el planeta
Cada vez que Yemen deja de ocupar los titulares de las noticias, y lo hace a veces durante muchos meses, vuelve con fuerza para llamar la atención sobre nuevos sucesos y conflictos que aparecen de la nada o resucitan después de haber permanecido soterrados. Desde principios del pasado abril, en el país reina una relativa calma, después de que Naciones Unidas anunciara una tregua de dos meses que fue renovada luego varias veces. Un punto y aparte en un conflicto que enfrenta, por un lado, al Gobierno yemení respaldado por Arabia Saudí, y por el otro, el grupo houthí Ansarolá que apoya Irán.
Si bien la tregua continúa aún hoy vigente a pesar de algunas violaciones, recientemente estallaron los enfrentamientos en el este del país, en concreto en la región de Shabwa, rica en petróleo y recursos naturales. Las partes en pugna esta vez son el Gobierno yemení y fuerzas militares armadas afines al partido Islah, brazo político de los Hermanos Musulmanes que a su vez recibe apoyo por parte del Estado de Catar. Las noticias que llegan del lugar de los hechos aseguran que la gota que colmó el vaso fue el hecho de que un comandante de seguridad rechazara su destitución, decisión tomada por el Consejo de Comando Presidencial. Este mando se rebeló contra la decisión y quiso tomar represalias contra los representantes del Ejecutivo bombardeando con artillería pesada la casa del gobernador, misión en la que no dudaron en participar las brigadas militares del partido Islah con un brindado apoyo al destituido. Como era de esperar, la acción desencadenó una verdadera batalla de dos días en la que se registraron decenas de muertos y heridos antes de que las fuerzas gubernamentales tomaran el control de la situación y el Consejo Presidencial anunciara el fin de esta nueva rebelión.
Lo sucedido pone en primer plano las dificultades y complejidades que envuelven el conflicto yemení, que hasta ahora ha supuesto un quebradero de cabeza para todos los enviados a los que Naciones Unidas ha encomendado la tarea de hallar soluciones y poner fin a una guerra que ya dura ocho años.
Son muchas los desafíos y dificultades que se interponen en el camino del último mediador internacional en Yemen, Hans Grundberg, para animar a las partes a que participen seriamente en negociaciones políticas dirigidas a acabar con un conflicto que ha provocado la peor crisis humanitaria del mundo, según los informes de Naciones Unidas.
Un as para Irán
Hasta este momento, la ONU ha conseguido que las partes yemeníes renueven la tregua por tercera vez consecutiva con una duración, cada periodo, de dos meses. Estas treguas han reducido de forma drástica los enfrentamientos y han permitido reestablecer los vuelos desde el aeropuerto Internacional de Sanaa a El Cairo y Ammán. Pero estos meses de tregua no fueron suficientes para convencer a los houthíes de que abran las carreteras principales que conectan con la ciudad sitiada de Taiz desde hace ocho años, a pesar de haber prometido hacerlo. Los observadores atribuyen la negativa de
Los últimos enfrentamientos
EN LA REGIÓN DE SHABWA, RICA EN PETRÓLEO, EL GOBIERNO PUGNA CON FUERZAS MILITARES AFINES AL PARTIDO ISLAH, QUE RECIBE APOYO DE CATAR
los houthíes a la interdependencia e interferencia con las negociaciones del programa nuclear iraní, donde Yemen es otra carta en la mano de Teherán para usarla en sus distintas e inacabables rondas de Viena. Lo que implica que la crisis seguirá sin solución a menos que Teherán obtenga lo que quiere de las negociaciones estancadas hasta este momento.
Irán fue uno de los países que, según el propio Gobierno yemení, contribuyeron a socavar las instituciones y estructuras del Estado yemenita y ha contribuido a que los houthíes adopten posiciones intransigentes que han obstaculizado los esfuerzos de los mediadores internacionales. Teherán ha brindado apoyo incondicional al grupo houthí desde su fundación y más tarde durante las seis guerras en las que luchó contra el Estado en la región de Saada, el bastión del grupo antes del golpe de estado contra las autoridades constitucionales y por el que han tomado el control de varias regiones yemeníes, incluida la capital, Saná en el año 2014.
El Gobierno y un amplio sector de la opinión pública acusan sin disimulo a Irán y creen que su régimen está detrás del suministro de armas y fondos a los houthíes, y de enviar expertos militares para fabricar armas y ayudar en la planificación militar.
Los acontecimientos recientes en la región de Shabwa han supuesto que uno de los partidos islamistas más grandes del país, el Partido Islah, haya recibido un golpe letal después de perder el control sobre una de las regiones más importantes del país y todas sus fuerzas y equipos, que ha estado construyendo durante muchos años con el apoyo de Catar, según sostiene el Consejo de Transición del Sur, que se opone a los partidos islamistas de orientación liberal. De hecho, Catar apoya y financia grupos afines a la organización internacional de los Hermanos Musulmanes en muchos países, no solo en Yemen.
Por otro lado, muchos expertos creen que lo sucedido no es el final del partido Islah, y que los hermanos musulmanes han demostrado siempre su capacidad para resurgir y recuperarse de los golpes, incluso después recibir ataques mortales. Sobre esto hay consenso entre los activistas próximos a los Hermanos Musulmanes que incluso no dudan en plantear y poner sobre la mesa la posibilidad de aliarse con los houthíes teniendo en cuenta los intereses comunes como es el hecho de enfrentarse al mismo enemigo y el acercamiento entre Teherán y Doha.
El tibio papel de Europa
Muchos expertos y activistas yemeníes coinciden en que el acercamiento entre los houthíes y los Hermanos Musulmanes comenzó en el año 2017 por lo menos, inmediatamente después del estallido de la crisis entre varios países del Golfo y Catar.
Afirman que el partido Islah no hubiera iniciado la última rebelión en la región de Shabwa si no fuera porque tiene el apoyo de Catar que ha estado buscando desesperadamente cómo infiltrarse en el sur de Yemen.
En repetidas ocasiones, los medios de comunicación yemeníes han documentado los esfuerzos de Doha para lograr un acercamiento entre el partido Islah y el grupo houthí para hacer frente a la coalición liderada por Arabia Saudí en Yemen.
Todas estas complicaciones, obstáculos e interferencias hacen que la situación en Yemen empeore y el conflicto se recrudezca. Lo que hace que sea muy complicado lograr avances reales sobre el terreno por parte de los enviados de las Naciones Unidas y los enviados estadounidenses, que hasta ahora no han podido lograr ningún avance.
En medio de este estancamiento que caracteriza la situación en Yemen, muchos expertos coinciden en señalar que Europa no está haciendo lo suficiente sobre el terreno a pesar de ser un actor que goza de mucha más credibilidad en el país que Estados Unidos, por ejemplo. Ahora bien, no existen entre estos especialistas muchas expectativas de que Europa vaya a reaccionar con prontitud y desplegar una voluntad real de acabar con una guerra que oficialmente Naciones Unidas considera la causa de la mayor crisis humanitaria en el planeta durante los últimos años.