Cómo poner coto a los grupos de WhatsApp de padres del colegio
► Los expertos apuestan por la creación de listas de difusión donde solo pueda escribir el delegado de la clase
De repente, 138 notificaciones. Tras un par de meses de relativa tranquilidad e inactividad, el temido icono del grupo de WhatsApp del cole reaparece con fuerza en los móviles de muchos padres. Saludos de principio de curso, preguntas de si el primer día van de uniforme o en chándal, veinte respuestas de padres que desconocen qué hacer, nombres de alumnos nuevos, aplausos de bienvenida, caritas contentas, otras que lloran, monitos tapándose los ojos… De todo hay en el uso que se hace de esta ‘app’ como red social en el entorno educativo durante los primeros cursos de Educación Infantil y los primeros de Primaria.
Es el momento de sentar las bases para que estos grupos no se desvirtúen y mantengan su utilidad, que no es otra, advierte Álvaro Pérez García, director de grado en Pedagogía de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), que trasladar información sobre el centro escolar a las familias. Se trata, sugiere el profesor Miguel López, más conocido en Twitter como ‘El Hematocrítico’, y autor del libro ‘¡Escúchalos!’, «de evitar a toda costa que los padres se vean aplastados por una cascada de enlaces a planes de fin de semana, noticias políticas, videomensajes para compañeros que están malitos… porque es muy difícil gestionar esto sin ser un borde». Para este docente, «es responsabilidad de cada uno utilizar estos grupos sabiamente, respetar el tiempo, la atención, los datos y la batería de los demás».
El principal problema está en que estos grupos, señala el docente de la UNIR, «no están bien organizados y no tienen normas de uso. Y eso es vital para su correcto funcionamiento». Para evitar caer en el error, Pérez García apuesta por otra funcionalidad de la ‘app’, que es la de crear “listas de difusión”, donde solo una persona transmita, por ejemplo, la información que el profesor le traslade y donde no se pueda entrar a criticar o a aportar ideas». Este matiz, a su juicio, es «básico».
Blindaje de la lista
Esta es también la propuesta de Rosa García de Leániz, coordinadora de la Escuela de Padres de Empantallados pero, sobre todo, madre de tres, con un cuarto en camino y “gestora” de varios chats de clase de sus hijos. «Lo primero que hay que saber es que los datos que se manejan son responsabilidad del administrador o creador del grupo. Por eso animo a las personas que asuman ese compromiso a blindarse con una lista de difusión donde solo se mande información sobre el colegio».
De esta forma, explica esta experta, «nadie más que el delegado, que es un mero altavoz del centro educativo, puede intervenir y no se dan a conocer los contactos de teléfonos de otros padres. Así, si alguien quiere crear un grupo de cumpleaños, antes hay que pedir permiso a la familia del niño para compartir el número de contacto».
Desventajas
Esta opción también tiene contras. «Es posible que así no se cree una comunidad cohesionada, pero hay que tener claro que los delegados de clase no son monitores de ocio o tiempo libre que organicen quedadas para meriendas en el parque por la tarde». Esa es, también, una de las teorías que defiende José Ramón Ubieto, psicólogo, profesor de la UOC y autor del libro ‘Del padre al iPad’, quien recuerda que WhatsApp «es una herramienta para conectar personas pero, en el caso de los grupos del colegio genera problemas porque los padres crean dinámicas paralelas que nada tienen que ver con lo que sucede en la escuela».
Grupos abiertos
La realidad, admite Álvaro Pérez García, «es que la mayoría de las familias participa en grupos abiertos de WhatsApp, donde al final casi siempre hay algún progenitor que termina comentando ciertos asuntos que no tienen nada que ver con el centro escolar o criticando decisiones con las que no se está de acuerdo. Eso es provocar un incendio entre los padres que no tienen ni ganas ni necesidad de estar en medio. Es por este motivo que hay que reconvertir los chats del colegio en grupos de distribución».
En cualquier caso, y si se opta por la creación y la participación en un grupo abierto de WhatsApp de padres del cole donde pueden escribir todos, advierte este profesor de la UNIR, resulta fundamental poner una serie de normas desde el principio para evitar mensajes innecesarios. «Debe haber una serie de indicaciones, como que solo se hable de asuntos relacionados con la escuela, y nunca de asuntos personales del tipo: organización de fiestas de cumpleaños o intercambio de favores tipo “que si alguien recoge a fulanito, yo llevo a menganito».
De esta forma, continúa Álvaro Pérez García, «en el supuesto de que un niño haya perdido una prenda de vestir y se pregunte si alguien la tiene, que solo responda si eres afectado. Es decir, si no la tengo, no pongo “no la tengo”. Esta misma regla sirve si desconoces la respuesta de una duda que se plantea en el chat».
Salir del grupo
En definitiva, sugiere, «lo que hay que conseguir es que haya solo un mensaje y no doscientos para no perder información que sí puede ser relevante. Y si alguien tiene una duda, debe contactar directamente con el profesor a través del correo electrónico o trasladar su inquietud personal al delegado de clase».
En último caso, recuerda José Ramón Ubieto, «está la opción de mostrarse poco participativo si no es muy relevante lo que puedas aportar o salir del grupo si este te produce malestar. No son imprescindibles. De hecho, siempre hemos vivido sin ellos. Son herramientas muy útiles cuando complementan y no lo son cuando sustituyen la labor educativa».