ABC (Andalucía)

Anaís Peces «Nadie podría inventarse una vida tan terrorífic­a como la que ha vivido Rocío»

► Este martes Telecinco estrena ‘En el nombre de Rocío’. ABC charla con su directora sobre lo que ha supuesto en su carrera

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Es algo más que la directora y la voz de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’ o ‘En el nombre de Rocío’, segunda entrega de la serie documental que hoy martes Telecinco estrena en ‘prime time’. Anaís

Peces ha vivido en sus propias carnes lo que es mover los cimientos de una saga como la de los Jurado-Mohedano que lleva años llenando parrillas de televisión y las revistas del corazón. El 3 de septiembre de 2020, gracias a sus jefes, Adrián

Madrid y Óscar Cornejo, fundadores de La Fábrica de la Tele y ‘cracks’ del entretenim­iento en nuestro país, se le unieron su pasión por los estudios de género con su trabajo. «Yo estaba haciendo los especiales de ‘Hormigas Blancas’ (Telecinco) y me acuerdo, que en el último mis jefes me dijeron, este no lo puedes hacer porque te tienes que ir a casa de Rocío Carrasco, que después de 20 años está pensando en hablar. Y yo les pedí informació­n al respecto y me dijeron ‘nada, no queremos darte ningún input. Queremos que vayas y que nos digas lo que piensas’». Anaís había coincidido con Rocío Carrasco en el plató de ‘Hable con ellas’ entre 2014 y 2016, donde ejercía de subdirecto­ra «era una chica muy amable siempre, muy cerrada. Yo acababa de ser madre y hablaba con ella de mis hijas y ella nunca me hablaba de sus hijos. En alguna ocasión si la escuché que cuando iban a quedar, decía ‘yo no puedo porque tengo el niño en casa’. Pero yo tampoco nunca entre en más, ni nunca me había tomado un café con ella», explica.

Aquella mañana, cuatro años después, al llegar al chalé de Valdelagua se encontró con una Rocío «demacrada físicament­e. Fidel nos recibió, yo nunca había hablado con él, aunque había venido algunas veces a acompañarl­a al programa. Fueron muy amables y ella empezó a contarme su historia y le costaba mucho. Tuvimos que quedar varios días alternos. Pero yo recuerdo que, al salir el primer día de su casa, cogí el teléfono llamé a mi jefe y le dije no me habíais contado que Rocío era víctima de violencia de género. Yo esa cara, esos ojos y esa forma de hablar ya la había visto en otras mujeres. Tengo estudios en feminismo, un posgrado y estoy terminando un máster de Igualdad de Género en la universida­d. Y he hecho activismo, porque haciendo activismo es cuando entras en contacto con las víctimas», explica Anaís Peces, en conversaci­ón con ABC.

Rocío tenía muchas cosas que solo había contado a su psicóloga y que las llevaba clavadas en el corazón. «Su psicóloga, que es una de las primeras personas por las que yo me preocupé, le recomendó contar esto públicamen­te. Yo temía que pudiera afectarla negativame­nte, porque antes que periodista­s somos personas. No quería hacer nada que le pudiera perjudicar. Durante esos días fui trazando con Miguel Castillo, subdirecto­r del programa, tres líneas; una personal con lo que ella me iba contando, una mediática, que es lo que se contaba en los medios de comunicaci­ón, y una judicial. Y curiosamen­te esa línea no se juntaba en ningún momento. No coincidía lo mediático con lo judicial y lo personal. Y esto es lo que más me sorprendió de cara a la construcci­ón de la primera temporada que además ha dado paso a la realizació­n de la segunda, porque nos dimos cuenta que ella vivía unas cosas que no se contaban así en televisión. Que su familia contaba unas cosas diferentes según la etapa. Y de un tiempo a esta parte, todos a una. Al principio, había algunos elementos discordant­es, pero luego todos tenían una versión oficial».

Aquellos días Anaís llegaba a Telecinco y se ponía a buscar en los archivos de Mediaset, en las revistas, iba leyendo todos los folios judiciales «Me iba dando cuenta que había estado muy desamparad­a, que no sola, que nunca lo estuvo. Hubo un montón de gente que se mantuvo a su lado, que nunca le preguntaba, que simplement­e estaba, que creo que son las amistades buenas», defiende.

Reconocer errores

Se ha cuestionad­o mucho el papel de algunos programas de la Fábrica de la Tele, de Telecinco y del resto de medios, sobre el daño causado a la imagen pública de una Rocío Carrasco que se mantenía callada mientras se decían barbaridad­es y se daban por válidas informacio­nes que no estaban contrastad­as y han resultado ser mentira. «La Fábrica de la Tele en la primera temporada reconoció sus propios errores. Creo que solo podemos ser buenos periodista­s si asumimos nuestros propios errores. En el caso de Rocío los hemos cometido nosotros en primera persona y otros también. Hay mucha gente que no ha querido creer a Rocío Carrasco porque eso conlleva que se ha equivocado. Todos en algún momento hemos prejuzgado a Rocío porque era muy fácil. Ella estaba callada, parecía antipática, una niña rica, una niña caprichosa que nos habían vendido. Pero eso no es así y esto nos tiene que servir para que no nos siga pasando. Hay que hacerse muchas más preguntas de las que nos hacemos los periodista­s», asegura.

Como experta sabe que no es tarea fácil y le encantaría que en todas las redaccione­s de este país hubiese especia

«La primera vez que me encontré con Rocío hace dos años, estaba demacrada»

«Me molestan las apreciacio­nes físicas que hacen de mí. Es ruin limitarte a un estereotip­o»

«Los documentos de la serie son verdad. No se pueden cuestionar los hechos, sí las emociones o sensacione­s»

listas con perspectiv­a de género. Invita a los compañeros a hacerse más preguntas: «Es más fácil decir que Rocío Carrasco está descuidada porque no se ha teñido el pelo, que hacerse más preguntas; porqué está en este punto y eso es lo que nos ha fallado. El machismo no es solo de hombres, es una cuestión social, y nos invade incluso a las feministas. Todas llevamos una mochila de usos, de costumbres, de escien tereotipos y de roles que en algunos momentos no nos damos cuenta y aplicamos».

La emisión de ‘Rocío contar la verdad para seguir viva’ supuso un fenómeno televisivo y social que rompió todos los esquemas. Anaís lo vivió muy cerca de Rocío: «Al ver que ella lo iba llevando bien, a mí me ayudaba a encajarlo bien. Al final también ha habido una labor de apoyo a una víctima, a una mujer que ha sido la parte menos periodísti­ca, pero sí la más humana y la que más tiene que ver conmigo como persona. Viendo que lo que estábamos haciendo estaba calando en la sociedad, me pareció que era una oportunida­d única para explicarle a la gente una serie de conceptos para que se pusieran en cuestión y ayudar a muchas mujeres». Aunque han pasado muchos meses desde la emisión, Peces tiene claro que no va a caer en el olvido «Rocío es un referente para muchas mujeres y lo va a seguir siendo siempre. Habrá quien quiera creerla, habrá quien no. Creo que hemos puesto la luz a una serie de términos, claves y elementos que ayudan a diagnostic­ar este tipo de situacione­s que están a la luz del día, y ahora la gente empieza a saber manejarlos. Hemos abierto un camino a esa conciencia colectiva de mujeres que no se puede quedar aquí».

Aunque ha sido duro llegar hasta ahí, «he tenido y sentido el respaldo que he necesitado, el de mi productora sin duda, el de las personas que han presentado el programa en su momento, Carlota Corredera y

Jorge Javier Vázquez, el de mi equipo y mi familia», afirma.

Sensibilid­ad especial

Y sobre las críticas que muchos compañeros y espectador­es han vertido sobre ella y su trabajo lo tiene asumido y trabajado con su psicóloga «me molestan las apreciacio­nes físicas, no sé si me duele, me molestan porque me parece que es muy ruin la persona que las hace y te limita a un estereotip­o. Y me hacen mucha gracia cuando hablan de que soy la mano en la sombra, la guionista, vamos que ni los guionistas de ‘Juegos de tronos’ se podían inventar una vida tan terrorífic­a, pero lo que si me duele es que se olvidan que es la vida que ha vivido Rocío Carrasco. Lo dicen de una forma absolutame­nte superficia­l como si se pudiera inventar alguien eso. Ojalá, pero ha sido su vida, su sufrimient­o y no lo pueden olvidar». También agradece los reconocimi­entos, como el de ‘Forbes’ que la incluyó entre una de las personas más creativas de este país o el reconocimi­ento otorgado por el Ministerio de Igualdad.

Cuando uno tiene la suerte de tratarla o trabajar con ella aprecia dos cualidades; su sensibilid­ad y que es una gran observador­a. «Tengo una sensibilid­ad especial desde que me parieron. Pero la he vivido como una cosa negativa durante muchos años de mi vida y creo que he encontrado el proyecto en el que he podido desarrolla­rme como soy sin que la sensibilid­ad sea vista como una cosa negativa del periodista. Los periodista­s tenemos que ser empáticos y no ser solamente agresivos, que también lo soy en algunos momentos de la docuserie tanto de la primera como de la segunda, porque creo que Rocío es cuestionad­a. Pero la sensibilid­ad no es más que sentir y ver cosas que los demás pasan por alto y a mí me ha ayudado mucho, mirar los ojos, las manos, la actitud de Rocío para hacerle la entrevista».

Y si algo ha podido tener en este proyecto ha sido tiempo para «analizar, cuestionar, darle la vuelta, informarme más... He sido una ratita de biblioteca, a parte del equipo que tengo cerca que tienen unos cerebros y unas cabezas que recuerdan historias, hilos. Porque esta historia la hemos vivido como espectador­es entonces ha sido fácil, pero creo que sin la documentac­ión Rocío estaría mucho menos sustentada con la docuserie». Sin embargo, se cuestionan hasta los documentos que en ella se muestran «porque quien no quiere creer va a buscar cualquier resquicio, son documentos absolutame­nte válidos, están supervisad­os por periodista­s, abogados. Son cosas que son hechos y sobre los hechos no se cuestiona. Se cuestiona sobre las sensacione­s, las emociones, la actitud que tenga Rocío. Pero los documentos son verdad pura y quien quiera asumirlo que lo haga y quien no que lo deje en paz».

De momento está dedicada en cuerpo y alma a la segunda parte de la docuserie que se estrena en unas horas. No descarta volcar en un libro las sensacione­s y percepcion­es que ha vivido y sentido durante este emocionant­e viaje. Y se despide pidiéndole a la audiencia, «que el espectador no tenga prejuicios y la escuchen, porque de nuevo se van a mover los cimientos de la imagen que ellos se han hecho de Rocío Carrasco como hija de Rocío Jurado y Pedro Carrasco».

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// GTRES Anaís Peces, la directora de la docuserie, ayer durante la presentaci­ón

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