Gerhart Baum, el negociador que ha cerrado la herida de Múnich 72
► Este político nonagenario ha logrado que, cincuenta años después de la masacre, las familias de las víctimas y las autoridades alemanas hayan llegado a un acuerdo sobre las indemnizaciones y la investigación del suceso
El 5 de septiembre de 1972, un comando terrorista palestino de la organización Septiembre Negro atacó la Villa Olímpica de Múnich e inició una toma de rehenes que se saldó con once deportistas israelíes muertos. Medio siglo después, el Gobierno alemán y las familias de las víctimas han llegado por fin a un acuerdo sobre las indemnizaciones, que ascenderán a 28 millones de euros, a pagar por el Gobierno federal, el Gobierno de Baviera y el Ayuntamiento de Múnich. El acuerdo, que ha supuesto una piedra en el zapato de las relaciones bilaterales entre Alemania e Israel durante cinco décadas, también prevé la puesta en marcha de una comisión de historiadores de ambos países que tendrá acceso a documentos clasificados hasta ahora, con la esperanza de que arrojen luz sobre el ataque y sobre la operación policial.
Y si las posiciones irreconciliables por ambas partes han podido finalmente ser superadas ha sido gracias a Gerhart Rudolf Baum, que a dos meses de cumplir 90 años se ha servido de su larga experiencia en mediación y manejo de crisis, conflictos y catástrofes para lograr poner fin a una pugna que tendía a la eternidad. «En cuanto hablé en serio con las víctimas me di cuenta de que no era cuestión de dinero», señaló sobre la clave del éxito.
Gerhart Rudolf Baum, miembro del Partido Liberal (FDP) y reconocido abogado, fue ministro de Interior alemán entre 1978 a 1982, años marcados por la lucha contra el terrorismo de la RAF.
Tras 22 años como diputado del
Bundestag, se retiró en 1992. Desde entonces, ha representado a los trabajadores forzosos rusos que negociaron una compensación alemana por la injusticia sufrida a manos del Estado nazi; a las víctimas del accidente de la exhibición aérea en Ramstein en 1988; a las del accidente del avión supersónico Concorde en 2000; y a los afectados por la catástrofe de la Love Parade en 2010.
Ahora ha jugado un último papel decisivo en la negociación en la que entró con solo tres semanas de antelación. «El resultado es un acuerdo muy complejo, y reducirlo a una compensación financiera está muy por debajo de la verdad», explica Baum. «Se ha acordado mucho más. Por primera vez Alemania ha reconocido parte de la responsabilidad, por las omisiones y percances de las fuerzas de seguridad, que se traduce por ejemplo en cómo se denomina oficialmente a las víctimas, los otrora ‘dolientes familiares’», dice, «porque a menudo la clave está en los detalles».
Anteriormente fue un bufete de abogados de Ámsterdam, especializado en derecho internacional, el que había dejado las conversaciones estancadas. A pesar de que el Gobierno alemán ofrecía una cantidad superior a la finalmente pagada, el tono de los israelíes se había vuelto implacable y su confianza en Berlín estaba rota. Hasta que se propuso en nombre del respetado Gerhart Baum. Su primera tarea fue agrupar las ideas, muy diferentes, de los cuatro departamentos oficiales involucrados. «Al final, ya no se trataba de cuestiones legales, sino que había que tomar una decisión política, restablecer la confianza», resolvió el negociador. Su secreto, desvela, es involucrarse de forma personal. En sus propias palabras, Baum quedó «impresionado por el dolor que aún sienten muchos familiares después de 50 años». «El político que hay en mí también estaba preocupado por las relaciones especiales germano-israelíes», reconoce. Desde su experiencia aconseja a cualquier negociador «hacer el esfuerzo de ponerse en la piel del otro».
No solo dinero
«Se ha acordado mucho más, Alemania ha reconocido cierta responsabilidad»