Avión privado
La risa de Mbappé es la victoria de la Humanidad contra vuestro atraso
MBAPPÉ y su entrenador se pusieron a reír cuando un periodista les preguntó si no podían cubrir en AVE, en lugar de avión privado, los desplazamientos más cortos del equipo. «Rius quan veus que t’odien els pobres», Gabriel Ferrater lo escribe. Reír es lo mejor que uno puede hacer cuando le hacen una pregunta estúpida. Reír y dar paso a la siguiente. Me gustaría vivir en un mundo en que hubiera tantos aviones privados que de verdad supusieran un problema para el medio ambiente o para el ahorro energético. Pero hay los que hay y ni yo tengo uno. El ecologismo es la mezcla de fanatismo y totalitarismo que contienen todas las microimplosiones del marxismo que la inteligencia comunista puso en ondulación cuando cayó el Muro. Lo mismo sucede con el feminismo y el indigenismo.
La reciente rabia surgida contra los aviones privados es puro resentimiento social. Los argumentos son tan pobres como los que los usan. Yo también soy pobre pero me va mejor admirando a los ricos y queriendo parecerme a ellos que odiándolos. Mi abuela era más pobre que yo y durante la autarquía se fue a hacer las Américas. En Caracas tomó por maestro a un joyero judío y desde entonces vivió fascinada por los diamantes. No ganó el dinero que esperaba y aprendió un oficio al que luego no se dedicó. Pero regresó a Barcelona pletórica de gratitud y de lecciones interiorizadas.
No os ha salido bien, en todas las versiones que lo habéis intentado, tratar de prohibir los aviones privados. Siempre en la Historia, salvo en tristes paréntesis de privación, hemos consumido más, hemos pagado un precio más elevado y hemos ido más rápido. Siempre os hemos tenido enfrente y siempre os hemos ganado. La risa de Mbappé es la risa de la Humanidad proclamando su victoria contra vuestro atraso. Iremos en avión privado, nos ducharemos más rato, le echaremos más caviar a todo y trabajaremos más y tendremos más imaginación para poder pagarlo. Si hay un agujero en la capa de ozono –hace años que no nos dais esta lata– que lo tapen. Si Putin nos corta el gas, se lo compraremos a otro, y a vosotros también os compraremos y a un precio increíblemente más bajo que vuestras ínfulas de soldaditos bolivianos.
Antes de quejaros de la aviación privada os quejabais de los aviones en general y nuestra solución nunca fue dejar de volar sino meteros de a montón en estas aerolíneas de donde caben dos, caben veintiséis, y ahora estáis encantados de poder ir a Nueva York por 400 euros. Tenéis que admitirlo: nosotros somos unos genios y vosotros el mecano más simple de todos los tiempos. Si a veces se nos escapa la risa no es por ganas de ofender sino porque nunca nos acabamos de acostumbrar a vuestra insistencia en arruinaros la vida con planteamientos que siempre están equivocados y os llevan a un tan doloroso fracaso.
No hagáis el ridículo. Más bien tened esperanza. El día que hagáis un amigo con avión privado no os querréis bajar ni para ir del Ritz al Palace.