ABC (Andalucía)

Alarma ante el incremento de los delitos sexuales que cometen adolescent­es

El año pasado se abrieron 2.625 procedimie­ntos, casi mil más que el anterior; es la cifra más alta de agresiones y abusos desde 2016

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Tenía 15 años cuando el pasado 8 de febrero cogió la escopeta de caza de su abuelo, y sin decir nada disparó a su madre tres tiros, luego repitió con su hermano de diez años y esperó sentado a que llegara su padre, a quien también asesinó. Ocurrió en Elche (Alicante). El triple homicida contó a los forenses que su madre lo castigó sin televisión ni ordenador porque había vuelto a suspender. Hasta que la conexión a internet entró en su habitación por la pandemia sacaba notables.

El caso ejemplific­a dos aspectos que denuncian los fiscales especializ­ados en menores, avalados por los datos. La violencia filioparen­tal volvió a crecer el año pasado hasta las 4.740 causas. «Como nuevo factor desencaden­ante de esta violencia contra los progenitor­es –y hermanos– se pone el acento también en el uso abusivo de las tecnología­s de la informació­n por parte de algunos adolescent­es y las reacciones agresivas cuando se trata de poner límites paternales a tal uso», recoge la Memoria de la Fiscalía 2021.

Y otro dato: el fuerte incremento de los delitos contra la vida provocados por menores, un total de 88 homicidios/asesinatos, la cifra más alta de toda la década, por encima de los 83 que se produjeron en 2019 antes de la pandemia, cuando ya se alertó de ese crecimient­o. El matiz es que la mayoría son intentados, y algunos se calificaro­n como lesiones graves.

La radiografí­a indica que las cifras más altas se dan en las grandes capitales, sobre todo Madrid, con 23 causas por delitos contra la vida. Detrás hay adolescent­es relacionad­os con bandas latinas, cuya rivalidad siembra cadáveres. En otros casos son jóvenes ajenos a las pandillas, involucrad­os en crímenes después de robos violentos, discusione­s banales, disputas familiares o ataques a agentes de la autoridad.

Aprendizaj­e sexual «desviado», despreocup­ación y banalidad en el sexo por parte de adolescent­es son términos que aparecen en este diagnóstic­o. Porque los delitos sexuales que protagoniz­aron también se disparan y alarman. En 2021 se incoaron 2.625 procedimie­ntos por estos delitos, casi mil más que el año anterior. Es el mayor número desde 2016: 1.934 registrado­s en 2019; 1.833 en 2018; 1.386 de 2017 y 1.271 en 2016.

«Sin incurrir en moralismo alguno, se alerta contra la despreocup­ación y banalidad con que se afrontan las relaciones sexuales entre adolescent­es. Como consecuenc­ia de esas actitudes en Madrid se detecta un incremento de enfermedad­es de transmisió­n sexual e incluso de embarazos no deseados», se explica. Hubo 668 agresiones sexuales el año pasado cometidas por quienes no habían alcanzado la mayoría de edad, también la cifra más alta de los últimos cinco años, y otros 1.957 abusos sexuales. «Ese aprendizaj­e desviado puede estar contribuye­ndo al aumento de los casos de delitos sexuales incestuoso­s (sólo en Toledo siete casos de abusos entre hermanos; en Madrid se ha condenado por una violación de hermano a hermana, y en Las Palmas de hijo a madre)». Y otro dato inquietant­e: comportami­entos «altamente sexualizad­os a edades muy tempranas: en los 216 casos de abusos sexuales en Madrid, 38 afectaban a menores de edad inferior a catorce años.

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// EFE Furgón con los miembros de la ‘manada’ en un traslado en Sevilla

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