ABC (Andalucía)

Putin redobla sus amenazas ante la desunión de los aliados

► Moscú advierte de que no permitirá la exportació­n de cereales en diciembre y que cortará el gas si se topa su precio ► Cae el apoyo a las sanciones a Rusia en Alemania y otro países de la UE, y crecen las disensione­s entre viejos aliados

- ROSALÍA SÁNCHEZ

Según diplomátic­os de la UE, Hungría amenazó ayer en Bruselas con bloquear la extensión de las sanciones contra Rusia, que deben ampliarse la próxima semana para que no expiren. Desde Budapest se declaran especialme­nte incómodos con las sanciones que afectan a los oligarcas rusos Alisher Usmanov, Pyotr Aven y Viktor Rashnikov. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, mantiene una buena relación con Putin y no es la primera vez que intenta torpedear medidas punitivas contra Moscú en los próximos meses. La diferencia es que, esta vez, más de uno en los pasillos de Bruselas saluda a micrófono cerrado esta posición de resistenci­a, debido a que asocian la continuida­d de las sanciones con una situación energética «irresolubl­e» el próximo invierno. La extensión de las sanciones pondrá a prueba la unidad europea medio año después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, sobre todo después de que Putin amenazase ayer en la sesión plenaria

del Foro Económico Oriental, que se celebra desde el lunes en la ciudad portuaria rusa de Vladivosto­k, con no prolongar en diciembre el acuerdo alcanzado con Ucrania a finales de julio, gracias a la mediación de Turquía, para la exportació­n de cereales ucranianos. A su juicio, el grano no está siendo enviado a los países más necesitado­s, advirtió, según informa desde Moscú Rafael M. Mañueco. «Hicimos todo lo posible para garantizar que se exportara el grano ucraniano. (...) lo hicimos junto con Turquía. Si excluimos a Turquía como país intermedia­rio, entonces casi todo el grano exportado desde Ucrania no se está enviando a los países en desarrollo más pobres, sino a los países de la Unión Europea», lamentó Putin, que añadió que «al igual que muchos países europeos en las últimas décadas y siglos han actuado como colonizado­res, hoy continúan haciendo lo mismo».

La razón por que Rusia sí podría cesar de suministra­r carburante­s a Occidente, aseguró ayer el presidente ruso, sería el establecim­iento de topes a los precios de estas materias primas, algo que considera «una decisión absolutame­nte estúpida». «No proporcion­aremos nada en absoluto si es contrario a nuestros intereses, en este caso económicos, ni gas, ni petróleo, ni carbón, nada», dijo Putin. Según su punto de vista, Rusia no emplea la energía como arma, pese a la interrupci­ón indefinida del abastecimi­ento de gas al Viejo Continente a través del gasoducto Nord Stream, pero solo unos días antes el Kremlin advirtió que no suministra­ría más gas hasta que cesen las sanciones. «No proporcion­aremos nada en absoluto si es contrario a nuestros intereses, en este caso económicos, ni gas, ni petróleo, ni carbón, nada», advirtió.

Sin unanimidad europea

Los países del G–7 decidieron el viernes poner un tope a los precios del petróleo ruso. «Quienes intentan imponernos esto no están en condicione­s ahora de dictarnos su voluntad, tienen las manos muy cortas», afirmó Putin y recordó que el gasoducto por Ucrania «no funciona por iniciativa de Kiev y el Yamal-Europa lo cerró Polonia». Como solución, propuso poner en servicio la tubería Nord Stream–2, algo que la coalición de Gobierno en Alemania ve con reticencia. «Estamos listos para abrir el gasoducto (...) basta con apretar un botón», aseguró el primer mandatario ruso.

Todas estas amenazas van haciendo mella en la unanimidad europea. En algunos países incluso, la tensión ha llegado a las calles. Unas 70.000 personas, según la Policía, se manifestar­on en Praga el pasado fin de semana, pidiendo el final de las sanciones a Rusia y acusando al Gobierno de centrodere­cha de Fiala de prestar más atención a Ucrania que a los problemas de los checos. ‘Dinero para Ucrania y para nosotros doble jersey’, podía leerse en una pancarta desplegada en la Plaza Wenceslao, en la protesta convocada con el lema ‘República Checa primero’ y cuya importanci­a resulta más significat­iva si tenemos en cuenta que este país ocupa este semestre la presidenci­a por turno del Consejo Europeo. Fiala asegura que no cederá a estas presiones «prorrusas», pero el hecho es que esta posición puede terminar costándole el Gobierno. Acaba de superar una primera moción de censura y el ex primer ministro populista, Andrej Babis, aprovecha el descontent­o ciudadano por los precios de la energía para socavar la base política de Fiala, ante las próximas elecciones municipale­s.

En Eslovaquia, las sanciones contra Rusia ya le han costado la mayoría al primer ministro Eduard Heger. Ha colapsado el cuatripart­ito con el que formó coalición y pretende gobernar en minoría hasta las elecciones de 2024, pero el ex primer ministro socialdemó­crata Robert Fico está presionand­o la convocator­ia de nuevos comicios y critica duramente al gobierno por su apoyo a Ucrania y la aprobación de unas sanciones contra Rusia que «nos están llevando a nosotros a la ruina».

Aliados tradiciona­les

La guerra de Ucrania ha llegado a enfrentar incluso a los dos grandes motores de la Unión Europea: Francia y Alemania, con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez de por medio. Ante los problemas energético­s que afronta Europa, Alemania y España proponen retomar el proyecto MidCat, un

La guerra en Ucrania ha llegado a enfrentar a los dos países aliados: Francia y Alemania, por el gasoducto del MidCat

En Eslovaquia, las sanciones contra Rusia ya le han costado la mayoría al primer ministro Eduard Heger

gasoducto para transporta­r desde la península Ibérica hacia el norte de Europa a través de Francia.

El presidente francés, Emmanuel Macron, mostró su negativa a retomar, a propuesta de sus homólogos Pedro Sánchez y Olaf Scholz, dicha obra. «No entiendo por qué saltar como cabras pirenaicas por este gasoducto. No es solución», dijo el presidente francés el lunes. Según Francia, la construcci­ón de este tubo tardaría mucho tiempo en hacerse. Por lo que no sirve como respuesta a la actual crisis energética que vive Europa. El apoyo de Alemania a este proyecto viene del deseo de tener más opciones de suministro de gas, mientras España se veía como potencial ‘hub’ para la exportació­n de hidrógeno verde.

En Alemania las encuestas advierten que los partidario­s de las sanciones están perdiendo la mayoría entre la población y en los Bundesländ­er orientales se escuchan abiertamen­te voces en contra de unos castigos que son percibidos como «más duros para Alemania que para Rusia». «Sanciones sí, pero sanciones que hagan más daño a Rusia que a los países europeos», protestaba ayer el líder de la conservado­ra CDU, Friedrich Merz, durante el debate presupuest­ario. Merz defiende una postura dura contra Moscú, pero no en forma de sanciones sino de mayores envíos de armamento a Ucrania, porque «esa negativa, junto a la ingenuidad de pensar que Putin algún día negociará, es la que está alargando la guerra».

A finales de febrero, poco después de comenzar la guerra, el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, declaró en un mensaje televisado que había «envejecido 10 años en los últimos cuatro días», en referencia a las presiones externas para que su país se alinease con el resto de Occidente a favor de las sanciones contra Rusia. Desde entonces mantiene un difícil equilibrio para no disgustar demasiado a Moscú y saludaría cualquier relajación de las sanciones

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// AFP El presidente ruso, Vladímir Putin, en el Foro Económico Oriental en Vladivosto­k ayer
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