Truss sigue la línea dura sobre el Protocolo de Irlanda del Norte
► Biden habló con la primera ministra y le advirtió de que no rompa el acuerdo unilateralmente
Con solo unas horas en el poder, la primera ministra británica ya tiene varios frentes abiertos en los que trabajar de forma inmediata, y uno de ellos ha llegado en forma de aviso desde el otro lado del Atlántico: Joe Biden le advirtió que no rompa unilateralmente el Protocolo de Irlanda del Norte, que forma parte del acuerdo del Brexit entre el Reino Unido y la Unión Europea.
La advertencia del presidente estadounidense no es casual: fue precisamente Liz Truss, en su papel como ministra de Exteriores, la figura detrás de la intención del gobierno de Boris Johnson de romper el acuerdo, una propuesta que se encuentra en trámite parlamentario, que tiene el potencial de provocar una guerra comercial entre Londres y Bruselas y que incluso podría tener consecuencias en las relaciones con EE.UU. Así, poco después de que el presidente Biden se convirtiera en uno de los primeros en felicitar a la nueva premier, con un mensaje en su cuenta de Twitter en el que escribió que espera «profundizar en la relación especial entre nuestros países y trabajar en estrecha cooperación en los desafíos globales», la Casa Blanca aseguró en un comunicado que en una conversación el martes por la noche Truss y Biden discutieron sobre «la importancia de llegar a un acuerdo negociado con la UE sobre el protocolo de Irlanda del Norte» y que ambos líderes «estuvieron de acuerdo en la importancia de proteger» el acuerdo del Viernes Santo, que puso fin a tres décadas de violencia en la región.
Estatus especial
Irlanda del Norte recibió un estatus especial como resultado del acuerdo de divorcio, haciendo que cumpla las reglas comerciales de la UE por compartir una frontera terrestre con la República de Irlanda, que es uno de sus miembros, mientras que Inglaterra, Escocia y Gales ya no siguen las reglas comunitarias. Para evitar una frontera física entre ambos y, por lo tanto, proteger el acuerdo de paz, se acordó que se realizarían controles aduaneros en las mercancías que ingresen a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña, lo cual ha provocado problemas con la cadena de suministro y acusaciones de los unionistas del DUP de que la paz peligra.
Pese a la advertencia de Biden, y a que Londres quiere mantener una buena relación con Washington, con quien aspira a conseguir un acuerdo comercial que los norteamericanos no tienen entre sus prioridades, Truss es una ‘brexiter’ de línea dura que está a favor de que Reino Unido tome medidas unilaterales y, solo parece estar dispuesta a pedir más tiempo para que continúen las negociaciones con la UE, que sin embargo quiere que la legislación se retire mientras se negocia. Fuentes cercanas a la ‘premier’ aseguraron a la prensa que por el momento no piensa activar la salvaguarda del artículo 16 del Protocolo, e incluso Micheál Martin, primer ministro de Irlanda, afirmó en un comunicado que con la elección de Truss, espera «que podamos usar el período que se avecina para priorizar el compromiso UE-Reino Unido» y lo «acordado sobre los temas relacionados con la implementación del protocolo de Irlanda del Norte».
Primer cara a cara
Truss, que ayer tuvo su primer cara a cara en el parlamento con el líder laborista, Keir Starmer, con quien mantuvo un feroz enfrentamiento por la crisis de los precios de la energía, empezó su mandato haciendo borrón y cuenta nueva en el gabinete, que ahora está compuesto por sus personas de confianza y en el que no hay un atisbo de los llamamientos a construir un ejecutivo de unidad al haber eliminado de los grandes ministerios a los aliados de Rishi Sunak, su rival en el partido,
Precisamente, la prensa local y los analistas políticos se preguntaban si la nueva ‘premier’ apostaría por un grupo de consenso o si optaría por rodearse de sus partidarios. Al final ha sido lo segundo, y además con una peculiaridad: es un gabinete multicultural y con muchas mujeres que rompe con la tradición de poner a hombres blancos en la mayoría de las carteras, sobre todo en las más fuertes. Y aunque así evita cualquier acusación de racismo o xenofobia, se le acusa de clasismo, ya que designó a un importante número de ministros que estudiaron en colegios privados.