EE.UU. veta la construcción de fábricas de «tecnología avanzada» en China
► El objetivo es rebajar su dependencia del gigante asiático en el sector de los chips
EE.UU. busca rebajar su dependencia de otros países en el sector de los semiconductores, los chips que son la base de la mayoría de los productos tecnológicos avanzados. Para ello, el Gobierno de Joe Biden ha abierto el grifo de los subsidios, pero exige que el maná público no acabe beneficiando a su gran rival global: China.
La secretaria de Comercio de EE.UU., Gina Raimondo, anunció ayer que las compañías estadounidenses que reciban fondos públicos para impulsar la industria de los chips no podrán hacer inversiones en «tecnología avanzada» en el gigante asiático.
«Vamos a implementar protecciones para asegurarnos de que aquellos que reciben fondos CHIPS no pongan en peligro la seguridad nacional», dijo Raimondo desde la Casa Blanca en la presentación oficial de la legislación y de su puesta en marcha. «No podrán desarrollar tecnología de última generación en China, no podrán enviar su última tecnología al extranjero», dijo.
Vetadas por diez años
Raimondo anunció que los detalles al respecto se desarrollarán de aquí al mes de febrero, cuando las compañías podrán empezar a solicitar subsidios y otras ventajas –como una rebaja fiscal del 25%– contenidas en la ley.
«Las compañías que reciban fondos CHIPS no podrán levantar factorías de tecnología avanzada en China por periodo de diez años», detalló por el momento. «Solo podrán expandir sus factorías ya existentes en China para servir al mercado chino».
La Administración Biden proveerá con 39.000 millones de dólares en subsidios a la industria de semiconductores para impulsar la fabricación de chips en su propio territorio. Este gasto se encuadra dentro de un plan más amplio firmado por Biden a principios del mes pasado, por el que aprobó el gasto de 280.000 millones de dólares en producción de tecnología avanzada e investigación científica, en un intento de no perder comba con la pujanza de China.
En la actualidad, la primera potencia mundial solo fabrica el 10% de los chips a nivel global, en una industria donde otros países, como Taiwán o Corea del Sur, son mucho más potentes.
La embajada china en EE.UU. ha criticado esta decisión estadounidense y la ha calificado de formar parte de una «mentalidad de Guerra Fría».