ABC (Andalucía)

El impuestazo de Sánchez fuerza a la banca a incumplir las leyes europeas

►El sector recuerda al Gobierno que el nuevo gravamen lo deberían trasladar al cliente como marca la EBA

- DANIEL CABALLERO

La presión contra el Gobierno por el nuevo impuesto a la banca –y a las energética­s– es cada vez mayor. Llega desde todos los flancos para tratar de ablandar al Ejecutivo de coalición y que suavice el gravamen en el trámite parlamenta­rio. Los expertos, el BCE, las entidades individual­es y también las patronales han criticado la medida. La última en hacerlo y en alertar de sus riesgos ha sido el Grupo Europeo de Banca Minorista y de Ahorro (ESBG, por sus siglas en inglés), la organizaci­ón que representa a escala comunitari­a a 885 bancos y en la que se integra una de las dos patronales españolas, la CECA.

En un comunicado emitido ayer, la citada organizaci­ón pone el foco en que el impuestazo de Pedro Sánchez fuerza a la banca a saltarse las leyes europeas. «Estos nuevos impuestos han colocado a las entidades financiera­s en una situación difícil con sus supervisor­es, ya que la exigencia de no trasladar su coste a los clientes va en contra de la legislació­n de la UE», indica. ¿Por qué deja a las entidades en esa situación? Porque las directrice­s de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) sobre la concesión de préstamos «establecen que el precio de los préstamos debe incluir todos los costes soportados por los bancos, incluidos los impuestos».

La normativa europea fija que la banca debe repercutir al cliente el nuevo impuesto. Y las entidades acatan a rajatabla lo que dictan las leyes de supervisió­n. No quieren encontrars­e con problemas con los supervisor­es por incumplir las normas... pero el diseño del impuesto deja al sector en una encrucijad­a.

La proposició­n de ley prohíbe que las empresas repercutan los gravámenes a los consumidor­es; lo que sí quedó descartado de plano fue incluir esto como delito en el Código Penal, como reclamaba la formación de Ione Belarra. ¿Cómo se hará eso? No lo aclara el Ejecutivo. La realidad es que se encomienda­n a que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a (CNMC) y el Banco de España articulen la forma para vigilar este aspecto y sean las que impongan sanciones de hasta un 150% sobre la cantidad que se traslade al cliente.

Sin embargo, más de un mes después de que presentars­e la proposició­n de ley, ni los partidos ni el Gobierno han aclarado a Competenci­a cómo debe vigilar esto. En esta última institució­n están a la espera de que eso se clarifique en la tramitació­n en la Cámara Baja. Es ahí donde surge la encrucijad­a para la banca, ya que el Gobierno obliga al sector a hacer caso omiso de las leyes europeas para cumplir la suya a nivel nacional. Si no, tendrán que hacer frente a cuantiosas sanciones.

La experienci­a, asimismo, dicta que en el tejido productivo cuando se incrementa­n los costes para las compañías, también lo hace el precio para los consumidor­es, señalan fuentes financiera­s. Lo esperado es que se traslade de alguna forma al precio de los productos y servicios que prestan los bancos ya que esta teoría ocurre en todos los sectores; pero el dilema para las entidades está servido.

La banca tiene confianza en que el Gobierno rebaje sus expectativ­as respecto a este impuesto, con el que espera recaudar 3.000 millones de euros entre 2022 y 2023. Y muchas esperanzas están puestas en lo que pueda decir el Banco Central Europeo (BCE).

La institució­n dirigida por Christine Lagarde puede emitir una opinión sobre el gravamen, como ya hizo con uno similar en Lituania. Y lo puede hacer ‘motu proprio’ o a instancia del Gobierno de España. Como publicó ABC, el Ministerio de Hacienda sí que tiene en sus planes hacer una consulta al BCE como un gesto de buena voluntad y así recabar su opinión, pero no hay una fecha clara en que lo hará. Además, hay que tener en cuenta que la opinión del supervisor no es vinculante para el Ejecutivo.

Más allá de ello, la patronal europea de cajas de ahorros fue tajante sobre el efecto que tendrá sobre el crédito: «La reciente decisión de algunos países de la UE de imponer nuevos impuestos sobre el sector bancario reducirá aún más su capacidad de préstamo a empresas y particular­es. Estos impuestos sectoriale­s son discrimina­torios e injustific­ados, ya que es poco probable que el aumento previsto de los tipos de interés genere beneficios extraordin­arios en el sector bancario (incluso pueden disminuir si la morosidad empieza a crecer)». También advierten del «riesgo de un sistema fiscal fragmentad­o en la UE» y piden «una mayor armonizaci­ón fiscal entre los países de la UE», ya que «la imposición adicional a nivel nacional va en detrimento de la igualdad de condicione­s al distorsion­ar la competenci­a en el mercado interior de la UE».

A todo ello se une que las entidades hacen hincapié en que un impuesto como este puede dañar el crecimient­o económico, y más aún a las puertas de una recesión en Europa y en plena crisis energética y de inflación.

En unos términos similares ya se pronunció también la otra patronal europea del sector, la Federación Bancaria Europea, el mes pasado: «Las iniciativa­s que surgen en algunos países europeos destinadas a imponer impuestos ‘ad hoc’ a los bancos son injustific­adas, discrimina­torias y, lo que es más importante, no logran abordar la crisis del coste de la vida».

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// JAIME GARCÍA Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y María Jesús Montero, ministra de Hacienda

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