La educación vial debuta este curso como materia obligatoria en todos los ciclos
► Los temas se incluyen entre los contenidos de Educación en Valores, Conocimiento del Medio y Educación Física
«Llevábamos 30 años intentando introducir la seguridad vial en el currículo escolar y, por fin, se ha conseguido con el real decreto», afirmó el director general de Tráfico, Pere Navarro, en el seno del III Foro Compromiso por la Educación Vial. «Esta nueva norma permitirá desarrollar hábitos de movilidad activa y actitudes que incidan en la prevención de accidentes. Todos los niños van a salir del colegio con conocimientos en desplazamientos a pie, en patinete y en bicicleta».
Hasta ahora, la educación vial en España había sido una materia transversal en los colegios y su conocimiento había quedado relegado a ser tratado de forma tangencial en otras asignaturas o a expandirse a través de talleres y charlas impartidos por Policía Local o asociaciones de víctimas de accidentes. Jornadas que, si bien valiosas, estaban lejos de llegar a la eficacia deseada por Tráfico para prevenir accidentes.
Como consecuencia de la Ley Orgánica de Mejora de la Ley de Educación (Lomloe), a partir del curso 2022-2023 que arranca esta semana, los alumnos de primaria, secundaria y bachillerato se encontrarán con currículos específicos de seguridad vial adaptados a su edad y a su interacción con el entorno. El objetivo, en palabras de la subdirectora de Formación y Educación Vial de la DGT, María José Aparicio, es el de «implantar el principio de la convivencia, dado que el conductor del coche ya no es el amo y hay distintos usuarios de las carreteras».
Aún está lejos de convertirse en una asignatura independiente, como sí ocurre en otros países europeos como Alemania, Dinamarca o Suecia, pero «es un paso adelante muy importante, pues ahora serán obligatorios sus contenidos», afirma Aparicio.
Avance progresivo
La articulación final de los contenidos ha recaído en cada comunidad autónoma, en la que los coordinadores de Educación Vial de cada Jefatura Provincial de Tráfico han jugado un papel fundamental.
Sin embargo, en los reales decretos 157, 217 y 243 de 2022 establecen, respectivamente, los contenidos a tratarse en primaria, secundaria y bachillerato. Así, en el primer ciclo se introducirán la asignatura Educación en Valores, que aborda las materias en base a la movilidad segura, especialmente el llegar al centro de estudios andando de forma autónoma. En esta etapa, además, se estudiará la ciudad en Conocimiento del Medio, siendo el primer contacto con las señales de tráfico.
Lo más novedoso es la inclusión de competencias específicas de educación vial en Educación Física. En el primer ciclo de primaria, que dura de los seis a los ocho años, se centrará en el niño como peatón, mientras que a partir de los ocho, se comenzará a tratar la circulación en bicicleta.
Además de su uso seguro y normativa, los alumnos aprenderán a realizar labores básicas de mantenimiento. «Muchas veces al niño le regalan una bici, pero no sabe por dónde debe ir o si tiene que llevar casco, por ejemplo», declara Aparicio. Estas competencias se expandirán en secundaria, en donde se llevarán a cabo simulaciones de accidentes para que quede claro el procedimiento PAS (proteger, avisar y socorrer).
En bachillerato prima más la capacidad crítica de cada alumno –las guías docentes ya toman como factores de riesgo la conducción de motos bajo los efectos de drogas o alcohol– y se busca que ellos sepan identificar momentos peligrosos y sortearlos, incluso a pesar de la presión social.
En esta etapa formativa, además, se llevará a cabo un ‘escape room’ en el que los alumnos tendrán que asistir, en menos de una hora, a una falsa víctima resolviendo problemas tras dividirse en cuatro equipos: sanitarios, bomberos, Policía y Guardia Civil.
En primaria se empleará la bicicleta dentro de Educación Física, fomentando su manejo y su mantenimiento
Profundización
La DGT no quiere darse por satisfecha con esta victoria. «Dentro de poco pediremos más», afirma Aparicio, que ya está en contacto con universidades para expandir el currículo docente. Su organismo está luchando por reducir el número de víctimas mortales, ya sea a través de la educación o de la redacción de normas, como la nueva Ley de Tráfico y Seguridad Vial, aprobada el pasado marzo.
En ella, el foco se puso en la sanción más agresiva de las
distracciones al volante –usar el móvil ahora conlleva la pérdida de seis puntos, el doble–, pero también en una mayor protección a los colectivos más vulnerables, como los ciclistas.
El 2021 se saldó con 1.004 víctimas mortales, lo que supone una reducción del 9% en comparación con 2019, el último año con un número normal de desplazamientos. Ahora, con la nueva regulación y un número de trayectos superior al de 2019, se pone en entredicho su eficacia –especialmente la de medidas polémicas como prohibir superar la velocidad de la vía para adelantar–, dado que en julio y agosto, los fallecidos en carretera se incrementaron en un 4,7%, hasta los 225.
El número de accidentes mortales con respecto a 2019 también creció, en un 7%, hasta los 211. La salida de la vía fue el siniestro más habitual, con un 40% de las muertes (91), seguido por la colisión frontal, con un 23% (52). Las carreteras convencionales siguen siendo las más peligrosas, con tres de cada cuatro siniestros.