ABC (Andalucía)

Contra el chat

Un buen maestro prepara, sin premeditac­ión, el futuro, y de esto pudiéramos dar fe todos

- ÁNGEL ANTONIO HERRERA

EL curso escolar inaugura el chat de padres, que es un prodigio del demonio. El chat de padres consta de toda la prosa concernien­te al alumnado de hijos, entre la acampada de ocurrencia­s y la reclamació­n de una merienda. Hablan ahora mucho los padres, que suelen ser madres, de este ingenio comunal, el chat, y hay de todo, al respecto, aunque no se cita al profesor, salvo para crujirle. Escribo profesor, pero prefiero el término maestro, que abarca más, y lleva el puro oficio de la enseñanza al afán de las instruccio­nes para la vida, con lo que un maestro es un dios, siempre que salga un maestro en condicione­s, obviamente. No diré que un maestro es un padre, pero igual sí. Yo debo las vocaciones mayores de mi vida a la influencia de algunos maestros, que incendiaro­n en mí el gusto por la curiosidad, o la belleza, o la palabra, y con eso me las fui apañando, hasta hoy. No se ciñeron a impartir una asignatura sino que desde ahí se asomaron a los dones diversos de su alumnado, y propagaron la maravilla del estímulo según el caso. Un buen maestro prepara, sin premeditac­ión, el futuro, y de esto pudiéramos dar fe todos, porque el maestro está ahí, en las auroras de la relevancia, como un pariente sobrevenid­o, pero infinito. Hay poca gente que no recuerde, con emocionada gratitud, a quien le ilustró desde el aula, para el susto del vivir. Cada día quedan menos maestros, como quedan cada día menos pastores, o menos libreros. Casi estamos ante un oficio en extinción. Por eso me cabrea, incluso, el auge del chat de padres, donde se agita el párrafo de peluquería, y poco más. Un niño es, así, todos los niños, y un padre todos los padres. Que suelen ser madres. Ahí, a veces, se arranca alguien a enjuiciar, porque sí, a un profesor, y cunde la ira alegre, como la sangría en verbena. Nos gusta la bronca. Sobre todo, ante un profesor. O un maestro, ojalá. Pero en él está la salud de la educación de un crío. De modo que un respeto. Es un padre sin chat, esa cháchara que no debiera pasar de whassap de escuela para objetos perdidos. Y quizá, ni eso.

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