FELIPE VI Y CARLOS III, DOS REYES COETÁNEOS CON DESAFÍOS COMUNES
A ambos les toca mantener la institución y ser testigos de un mundo en constante cambio
Han pasado 36 años desde que un jovencísimo Príncipe Felipe daba la bienvenida al Príncipe de Gales en el aeropuerto de Son San Juan, en Mallorca. Ese verano, el de 1986, fue el primero de los cuatro que Carlos III de Inglaterra pasó junto a Diana de Gales y sus dos hijos, Guillermo y Enrique, en el Palacio de Marivent.
Invitados por los Reyes Juan Carlos y Sofía, las estancias del entonces heredero al Trono británico junto a su familia en Mallorca dejaron fotografías que hoy continúan en los álbumes privados de ambas familias. Imágenes que atestiguan la amistad que siempre ha existido entre la Familia Real española y la británica y que trasciende a los lazos de sangre de la Reina Victoria de Inglaterra, su antepasada común.
Ese verano en Mallorca Felipe VI tenía 18 años y Carlos III de Inglaterra 37. Los herederos se encontraban entonces en momentos vitales muy diferentes. A principios de ese año, el Príncipe de Asturias juró la Constitución como heredero de la Corona y, un año antes, había comenzado sus estudios en la Academia General Militar de Zaragoza. El Príncipe de Gales, por su parte, ya estaba casado con Diana, era padre de dos hijos y tenía tablas suficientes para afrontar sus obligaciones institucionales.
Amistad y complicidad
Con el paso de los años las distancias entre Don Felipe y Carlos de Inglaterra se han acortado y ha asomado la buena relación que existe entre ellos. Una cercanía y cariño que vio en 2017, cuando Carlos y Camila invitaron a Don Felipe y Doña Letizia a tomar el té en Clarence House durante el viaje de Estado de los Reyes a Reino Unido; o en la estrecha complicidad mostrada por Carlos de Inglaterra y Doña Letizia durante un par de viajes en solitario de la Reina.
Hace ocho años, Don Felipe fue proclamado Rey de España tras la abdicación de Juan Carlos I; y ahora, Carlos de Inglaterra se ha convertido en Rey tras el fallecimiento de Isabel II. Felipe VI y Carlos III son Reyes coetáneos, que se enfrentan a retos similares. Tienen la responsabilidad de dar continuidad a dos reinados con legados históricos que ellos deben mantener y perpetuar.
Comparten una responsabilidad por la que se enfrentan a dificultades muchas veces comunes, como es el impulso separatista en una parte de los Estados que encabezan. Carlos III con el nuevo referéndum anunciado por la primera ministra de Escocia; mientras que Don Felipe ya tuvo que afrontar una primera intentona en 2017 por parte de los separatistas catalanes, que ya han anunciado que volverán a repetirla.
Las posiciones de Carlos III y Felipe VI son difíciles y desafiantes. Les toca reinar en un mundo que se encuentra en constante cambio y al que, en muchas ocasiones, asisten más como testigos que como dirigentes de facto, como le ocurrió a Isabel II tras la aprobación del Brexit en 2020.
Avatares que deberán afrontar con una complicación añadida: mantener las instituciones que representan pese al deterioro que han sufrido en los últimos años. El Rey Carlos –tras protagonizar escándalos que trajeron de cabeza a su madre– mantiene una relación cercana con Enrique y Meghan de Sussex, pero habrá que esperar para ver cómo afronta siendo Rey la relación con su hermano Andrés, a quien Isabel II obligó a apartarse de la vida pública tras las acusaciones de abusos sexuales. En este sentido, la Reina allanó el terreno a su hijo.
Don Felipe ha demostrado una gran madurez al tener que lidiar con los escándalos protagonizados por miembros de su familia, que le obligaron a tomar decisiones dolorosas por el bien de la Corona y su familia y que le llevaron a distanciarse de su padre y una de sus hermanas.
A diferencia de sus padres, Felipe VI y Carlos III crecieron sabiendo que reinarían. Asumen como un deber los retos que tienen por delante. Fueron preparados para afrontarlos.