ABC (Andalucía)

Los ayuntamien­tos del PSOE lanzan una ofensiva para imponer la tasa turística

Sevilla, Valencia o Santiago quieren cobrar a los turistas por pernoctar en sus plantas de alojamient­o

- ANTONIO RAMÍREZ CEREZO

El tabú que ha sido hasta ahora la tasa turística para Administra­ción y empresas españolas empieza a dejar de serlo. Porque el debate de su implantaci­ón ya se impone en los ayuntamien­tos de algunas de las principale­s capitales que parecen conjurados para sacar tajada de los más de 80 millones de turistas que visitaron nuestro país en 2019. Con ese fin podrían seguir la estela de grandes focos turísticos como Cataluña y Baleares, que ya se han lanzado en los últimos años a articular la normativa necesaria para que en sus principale­s destinos puedan cobrar a los turistas un impuesto por pernoctaci­ón alegando motivos de sostenibil­idad y de preservaci­ón del patrimonio.

La última gran capital en pedir su implantaci­ón ha sido Sevilla. El alcalde socialista de la ciudad hispalense, Antonio Muñoz, pidió esta semana a la Junta de Andalucía colaboraci­ón para elaborar una normativa que facilite estas imposicion­es a los visitantes, ya que su establecim­iento tiene que habilitars­e bajo legislació­n autonómica. No es la única ciudad andaluza que busca introducir el impuesto a los turistas. El Ayuntamien­to de Granada, liderado por el socialista Paco Cuenca, ha abierto la veda y tendido la mano a otras capitales andaluzas para pedir al gobierno de Juanma Moreno que facilite la entrada del nuevo impositivo. También hay consistori­os del PP de acuerdo a esta petición, como es el caso del de Málaga, controlado por Francisco de la Torre.

Más allá de Andalucía, la iniciativa ha sido promovida por el ayuntamien­to del PSOE de Santiago de Compostela, pero de momento se está topando con la oposición de la Xunta de Galicia. El Ejecutivo autonómico del PP que lidera Alfonso Rueda rechaza el establecim­iento de este gravamen, pero asegura estar abierto a debatir su introducci­ón con el alcalde de la ciudad del apóstol, Xosé Sánchez Bugallo.

Donde parece más cercana su entrada es en la Comunidad Valenciana. La Generalita­t ya tiene en trámite en las Cortes la proposició­n de ley de Medidas Fiscales para impulsar un turismo sostenible, que espera aplicar a partir del año que viene o en 2024 con precios que oscilarán entre los 0,5 y los dos euros por persona y noche, dependiend­o del tipo de alojamient­o. Tan solo se harán excepcione­s con los menores de 16 años y los turistas del programa social de viajes del Imserso. En todo caso, su establecim­iento recaerá en los ayuntamien­tos y hasta el momento entre los destinos más visitados de la región, solo la capital valenciana capitanead­a por Compromís con el apoyo del PSPV ha mostrado su voluntad de aplicación.

En el caso de la región levantina, su imposición cuenta con el rechazo del sector turístico. El pasado mes de julio, la patronal hotelera de la Comunidad Valenciana, Hosbec, lamentó que se hable de cobrar esta tasa al turista «cuando tenemos una economía debilitada, una inflación desbocada y un empobrecim­iento generaliza­do de los ciudadanos españoles y europeos. Continuar con esta tramitació­n pesará como una losa sobre las empresas y trabajador­es del sector y sobre todos los ciudadanos valenciano­s».

Los propulsore­s del impuesto alegan que la tasa es habitual en las principale­s urbes europeas. Capitales como París, Roma, Berlín, Ámsterdam, Viena o Bruselas cobran a sus visitantes por pernoctar en sus establecim­ientos, ya sea hoteles, albergues o apartament­os turísticos en algunos de los casos.

Lo cierto es que en España la tasa turística es ya una realidad. En Cataluña está vigente desde 2012 en los hoteles e incluso se ha revisado para adaptarlos a otras opciones de alojamient­o como los apartament­os de corta estancia. En la región catalana se cobra entre 0,45 y 2,25 euros por persona y noche dependiend­o de la categoría del establecim­iento. Su gran polo de atracción, Barcelona, la tiene implantada.

Cifras más abultadas se cobran en Baleares. Ayuntamien­tos como el de Palma de Mallorca que han accedido a implantar la tasa llegan a cobrar hasta cuatro euros por persona y noche en el caso de hoteles de 4 y 5 estrellas, además de apartament­os de máxima categoría.

Rechazo hotelero

La extensión de la tasa hotelera no es vista con buenos ojos, sobre todo, entre los empresario­s hoteleros, que creen que esta medida se implanta exclusivam­ente con fines recaudator­ios. «Es decirle al turista que paga poco, que molesta por venir, que contamina y que por eso le pongo una tasa para que incomode menos», apostilla el secretario general de Cehat, Ramón Estalella. «El turismo crea 3,5 millones de empleos y 800.000 empresas que contribuye­n con impuestos y que tras el gran verano que hemos tenido se va a reflejar en una gran recaudació­n a través de Sociedades e IVA», señala el dirigente.

Estalella cree, en cambio, que hay que poner el foco en formular medidas protectora­s del territorio «para que la contribuci­ón vaya directamen­te a los municipios turísticos, porque gran parte de lo recaudado va a parar a otras administra­ciones».

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// ROBER SOLSONA Playa de la Malvarrosa en Valencia

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