PAUL, DE VACACIONES EN BENIDORM Y CON BANDERA A MEDIA ASTA A PESAR DE NO SER MONÁRQUICO
«Ella forma parte de mi vida», confiesa este turista inglés que seguirá el funeral en televisión
La imagen luminosa de la Reina Isabel II en la Tecnohito de Benidorm con las condolencias del Ayuntamiento resumen cómo ha sentido la colonia británica el fallecimiento de su monarca en su destino turístico preferido del mundo: con luto y tristeza al pasar por el lado y detener la mirada unos segundos, pero sin alterar sus vacaciones.
«No soy monárquico, pero tengo 71 años y ella siempre ha estado ahí y forma parte de mi vida», se confiesa Paul Lancaster, procedente de Stoke on Trent, uno de los turistas que más ha exteriorizado su pena, visible de lejos por su peculiar sombrero de ‘cowboy’ con una bandera británica a media asta clavada encima. Además de esta forma de duelo ambulante, ha colocado otra bandera en el balcón de su apartamento a gran altura en uno de los rascacielos de este enclave emblemático de la Costa Blanca para la colonia inglesa.
Y aunque la noticia le ha cogido en sus vacaciones, seguirá la actualidad pendiente de la despedida. «Voy a ver el funeral en uno de los bares, aquí en Benidorm», comenta, con voz entrecortada por la emoción.
«Apagón» del ocio
«Se ha notado el apagón, la gente está triste, no tiene ganas de celebraciones, se han quedado pegados a la tele, siguiendo la información desde los hoteles», relata Carlos Serrano Cashman, nacido en España de madre británica y padre español, al frente de una empresa de actividades náuticas en la Playa de Levante, muy pendiente de los últimos acontecimientos.
«Han perdido a una madre», comenta su hermana Marisol, a quien las impresiones de los clientes estos días le dan la idea de que esperaban más muestras de duelo en este municipio alicantino que visitan con tanta asiduidad. «Estuvimos en la zona inglesa y nos llamó la atención que en los ‘shows’ que se montan, los espectáculos, no han hecho ninguna mención», además de añadir que los comentarios recurrentes son de que deseaban que la sucesión en el trono fuera para el nieto, el Príncipe Guillermo, en lugar de para el hijo, Carlos, por aquello de que la edad les aseguraría una longevidad mayor del nuevo monarca.
Otros como Dave Smith, inglés de Nuneaton, se lo toma con menos pasión y aunque regresa al Reino Unido este mismo fin de semana, no tiene pensado seguir las exequias en su país, aunque declara sus «respetos» para la figura de la jefa del Estado y las muestras de reconocimiento en su memoria en todas partes del mundo.
La presencia de la Reina Isabel se ve estos días en Benidorm sobre todo en pantallas gigantes de televisión de los numerosos bares dirigidos a este público tan asiduo, y también hay algunos detalles como las banderas española, británica y europea a media asta en el Hotel Sol Pelícanos, por ejemplo. «No es igual que cuando muere un familiar o allegado», opinan en una tienda de artículos de playa con clientela frecuente oriunda del archipiélago.
Ciertamente, en la conocida como zona inglesa de Benidorm no se apreciaban signos de la luctuosa pérdida y los grupos de jóvenes uniformados con la misma camiseta para celebrar despedidas de soltero o soltera seguían a lo suyo, con pintas en la mano, ajenos a las retransmisiones y abundante información difundida por los canales de su país.
En el ámbito institucional, el Ayuntamiento de Benidorm habilitó un lugar de «homenaje y recuerdo a la fallecida Reina Isabel II» mientras dure el luto oficial, con una corona de laurel con el nombre de la ciudad, Benidorm, y una flor blanca, en recuerdo de la soberana, como «símbolo de respeto».
El alcalde, Toni Pérez, transmitió sus condolencias a la colonia británica a través de las redes sociales, al embajador Elliot y al Consulado en Alicante. En estos momentos, se encuentran alojados en los hoteles de la ciudad unos 13.000 turistas británicos y hay empadronados otros 4.081 sobre una población global de 70.000 habitantes. Desde hace años, este mercado emisor representa la mayor cuota de turistas para el destino.