ABC (Andalucía)

La batalla por el número 1

▶ El español mide hoy contra Ruud su grandeza ante un doblete histórico, su primer Grand Slam y el trono de la ATP

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Carlos Alcaraz ha convertido la épica en rutina. En esta última semana del US Open, ha encadenado tres batallas interminab­les de cinco sets, alargadas hasta la madrugada. Cada una de ellas, en especial el partido de cuartos de final con el italiano Jannik Sinner, pero también el de semifinal con el estadounid­ense Frances Tiafoe, daría para una película. Hombre lobo en Nueva York.

Hoy será la cita definitiva (22.00 horas, Eurosport y ABC.es), la final, y tendrá delante a un tenista con piel de cordero. Casper Ruud ha sido el ‘tapado’ de este torneo. Nadie contaba con él, a pesar de que está siendo su mejor año con diferencia. Sin hacer ruido, se ha plantado en la final y, como Alcaraz, opta a todo.

Porque el español y el noruego van a por un doblete histórico: conseguir su primer título de Grand Slam y, a la vez, convertirs­e en número uno del mundo. En el caso del español, se convertirí­a en el más joven en conseguirl­o de la historia con 19 años, cuatro meses y 7 días.

Una temporada especial, con los últimos ramalazos de la pandemia y con lesiones en algunos del ‘top diez’ del ranking, les ha dado la oportunida­d. Novak Djokovic, uno de los dominadore­s del tenis de las dos últimas décadas junto a Rafael Nadal y Roger Federer, se ha perdido este año el Abierto de Australia y el de Nueva York por no estar vacunado. Además, los puntos que consiguió por ganar en Wimbledon no cuentan por la decisión del torneo de vetar a los tenistas rusos por la invasión a Ucrania. En el caso de Nadal, que se hubiera puesto número uno si Alcaraz o Ruud no hubieran llegado a la final, se tuvo que despedir antes de tiempo en Wimbledon por lesión, apenas ha jugado este verano y en Nueva York compareció falto de rodaje (su verdugo fue Tiafoe, en octavos). Otro de los grandes jugadores, Alexander Zverev, se quedó sin temporada desde Roland Garros, tras una lesión grave de tobillo.

Pero también es cierto que los aspirantes se han ganado su oportunida­d por méritos propios: Ruud consiguió llegar a la final de Roland Garros (Nadal le vapuleó) y ha obtenido otros buenos resultados: finalista en Miami (donde ganó Alcaraz), semifinali­sta en Roma y, ahora en Nueva York, sólido a la hora de navegar un cuadro abierto tras las derrotas de Daniil Medvedev –hasta ahora número uno del mundo– o Nick Kyrgios.

Alcaraz y Ruud se han encontrado dos veces en el circuito. En esa final de Miami y en la tierra batida de Marbella el año pasado. El murciano no perdió ningún set en ninguna de esas ocasiones.

Ruud, a sus 23 años, opta a convertirs­e en el primer número uno del mundo de Noruega. Aunque se le apuntaba como jugador de tierra batida, ha mostrado su versión más firme en rápida en este torneo. Tiene un gran juego de fondo, que ha mejorado su saque este año y es un tenista frío, que no se destempla.

Alcaraz, al contrario, parece encontrar la inspiració­n cuando las cosas se agitan. Frente al menor desgaste de Ruud, el español llega con trece horas y media de tenis de alto voltaje en las piernas solo en sus tres partidos de este semana.

Contra Sinner, estaba noqueado, con punto de partido en contra y sin encontrar la magia, acosado por un tenista implacable, que apunta a rivalizar con él por lo más alto en la próxima década. Sobrevivió en el segundo partido más largo de la historia del US Open, y el que acabó más tarde, casi a las tres de la mañana. En la semifinal con Tiafoe, la primera en la que comparecía­n ambos, tuvo que superar la situación contraria: tener todo a favor y estar a punto de tirarlo. Dominaba

Ruud, finalista en Roland Garros, no se destempla mientras Alcaraz parece encontrar la inspiració­n en las cosas que se agitan

el partido, después de haber perdido el primer set sin haber jugado peor y en la cuarta manga se enredó en roturas de saque y, en especial, en un punto de partido que desperdici­ó.

«Fue un momento duro para mí perder esa bola», reconoció después Alcaraz. «Pero sabía que necesitaba estar en el partido, mantener la calma, jugar bien y comenzar de nuevo». Si algo se le puede poner en falta a un chaval de 19 años que se ha encaramado a lo alto del tenis mundial y que ha encandilad­o a medio mundo es que le cuesta cerrar los partidos.

Contra Tiafoe, en el primer set, perdió los dos puntos de ‘break’ que tuvo (y cayó en el ’tie break’). En el cuarto, que acabó de la misma manera, solo aprovechó dos de cinco. En total, tuvo un 45% de aciertos en este capítulo. Con Sinner, un 44%.

En el partido con Tiafoe, fue un peaje duro en especial, porque su tenis do

Se han enfrentado en dos ocasiones: en Marbella 2021 y en la final de Miami 2022; ambas cayeron del lado del español en dos sets

minó. Pero Alcaraz no reaccionó metiendo en cintura su agresivida­d y su valentía –el segundo ‘tie break’, por ejemplo, se le fue en parte por dos derechazos violentos que se escaparon más allá de la línea–, sino doblando su apuesta por este tipo de juego. Deleitó al público con otro partido eterno, puntos imposibles y despliegue físico. «A veces tienes que sacar un poco de magia», dijo después. Y concentrac­ión, fortaleza mental y confianza, de las que parece que anda sobrado.

En el caso de Alcaraz, se encuentra a sí mismo en esa situación, en el alambre. Quizá por ello, no le asusta asomarse al precipicio de jugarse el doblete a una carta contra Ruud. «No le tengo miedo a este momento», dijo tras la batalla contra Tiafoe. «Me he preparado mental y físicament­e, para poder vivir este momento, para pelear por grandes cosas». Un partido, doble premio para la historia.

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