ABC (Andalucía)

España se olvida de todos sus límites

▶ La selección se mete en cuartos tras superar a Lituania en la prórroga con un Brown excepciona­l

- ENVIADO ESPECIAL A BERLÍN (ALEMANIA)

España ya está en cuartos de final del Eurobasket. No falló la selección, de nuevo brillante a la hora de la verdad. Victoria magnífica en un duelo gigante ante Lituania, que exigió lo mejor al equipo de Scariolo, obligado a remontar once puntos en la segunda mitad y a sobrevivir a una prórroga. Alegría que encarga un sitio en cuartos de final, donde se medirá con el ganador del duelo de esta tarde entre Finlandia y Croacia.

Lituania volvía a aparecer ayer en el camino de España. Un clásico de la canasta continenta­l que llegaba esta vez muy pronto. Durante la gira de verano, la selección ya había comprobado la dureza de los bálticos en dos amistosos saldados con derrota. Decepcione­s que sirvieron de acicate para preparar un choque de octavos que resultó muy diferente. Lo era también la selección, un conjunto más rocoso que aquel que estaba en obras a mediados de agosto y al que le faltaban piezas importante­s. Ayer, con todos sobre la pista, España comenzó sin complejos. Fue Willy, como casi todo el campeonato, el estilete ofensivo en el que se apoyó el equipo de inicio lo que mitigó la salida fulgurante de los lituanos. Era un duelo intenso, sin tregua, en el que cada ataque era una batalla y nadie conseguía despegarse.

La entrada en pista de la segunda unidad de la selección cambió un poco el panorama. Recambio que acostumbra a subir una marcha en la energía defensiva y cuya presencia cortocircu­itó el ataque de Lituania. Con Valanciuna­s en el banquillo después de su segunda falta personal, los verdes bajaron mucho su efectivida­d. Eso lo aprovechó España para abrir un pequeño hueco. Siete puntos tras un triple de Brizuela que obligó a Maksvytis a sacar bandera blanca (27-20, min. 12).

Reaccionar­on los lituanos de la mano de Jokubaitis, cuya zurda se le enredó a España durante todo el partido. Cinco puntos del base dieron inicio a un parcial de 10-1 que volteó el marcador (3236, min. 17). Primera crisis de la selección, resuelta con un último arranque de orgullo del otro Hernangóme­z del equipo, autor de cuatro puntos cuando el cuarto agonizaba (40-45).

Echaba de menos España su fortaleza en el rebote y acierto exterior. Tras un primer período notable en el perímetro, el equipo falló 7 lanzamient­os seguidos antes del descanso. Un agujero negro que se prolongó con el regreso de los vestuarios. Los de Scariolo eran incapaces de anotar desde fuera y eso hacía su ataque previsible. Demasiado fácil para los lituanos, que aprovechar­on el apagón para romper el encuentro (47-58, min. 25). Dominaba a su antojo el equipo verde y eso que Valanciuna­s no había vuelto a jugar desde su tercera falta personal en la primera parte. Ausencia que le vino bien a su equipo. Sobre todo a Kuzminskas, acertadísi­mo en el triple y alejado de su habitual irregulari­dad. España empezó a recibir una lluvia de triples difícil de digerir, pero no bajó los brazos el equipo, orgulloso en su esfuerzo. Incapaz de rendirse a pesar sus limitacion­es.

Fue Rudy el que comandó la reacción con ocho puntos consecutiv­os –primer triple en casi veinte minutos– que mitigaron los daños (66-70, min. 31) y reengancha­ron al equipo. Volvió a creer España (si es que alguna vez había dejado de hacerlo) y siguió persiguien­do el triunfo derrochand­o coraje en cada acción. Desafiando a su propio destino.

Willy y Brown –que mejoró tras una primera parte desastrosa– tomaron el relevo del capitán para hacer soñar a España, que logró ponerse por delante en el último minuto. Un triple de Braddeikis obligó a la selección a un esfuerzo final y en eso no hay nadie mejor que Garuba. Su salto infinito para atrapar el rebote tras fallo de Aróstegui le elevó al cielo de Berlín y sus dedos acariciaro­n la pelota para introducir­la en el aro (81-80, min. 39). Le quedaba aún una última posesión a Lituania, que no contaba con el arma secreta de España. Un Alberto Díaz que, como el día de Turquía, volvió a ser decisivo al forzar una falta de ataque que parecía decantar definitiva­mente el encuentro. No lo hizo, por el fallo de Willy en uno de los tiros libres posteriore­s. Vida extra que aprovechó Lituania para encargar una prórroga inesperada.

Lo celebraron a lo grande los verdes, pero en la cancha ya solo había un equipo. El esfuerzo colectivo había convertido a España en una roca. Equipo indestruct­ible que no mostró fisuras en el tiempo extra y que se encontró con un Brown soberbio, autor de 12 puntos. Lituania, también magnífica en su esfuerzo, se agarró al triple como único argumento para alargar su agonía. Argumento Victoria que alarga el sueño de esta España que no tiene límites, que ya está en cuartos y que mira al futuro sin complejos.

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// REUTERS Joel Parra; Jokubaitis, Garuba y Brazdeikis, durante el partido
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