ABC (Andalucía)

Otra sequía sorprende (de nuevo) a Andalucía con las obras por hacer

▶ La falta de agua añade otra amenaza para la economía en plena crisis y se convierte ya en arma arrojadiza política ▶Amén de medidas paliativas, las nuevas infraestru­cturas solo aplacarán la sed del próximo ciclo, dentro de unos años

- JUAN J. BORRERO

La gestión del agua, como un bien escaso del que depende buena parte de la economía andaluza, va a marcar la agenda del nuevo Gobierno de Juanma Moreno. El presidente lo había previsto al otorgarle rango de consejería entre las competenci­as de Agricultur­a y el Desarrollo Rural. No la incluyó en la nueva consejería de Sostenibil­idad, Medio Ambiente y Economía Azul, como hubieran hecho gobiernos de otro signo político que encaran el problema desde un ideario ecológico. El agua no tiene sabor, ni color, ni ideología, sostiene la consejera Carmen Crespo; para la Junta de Andalucía el agua es un componente básico del desarrollo económico y social. No hay agua porque no llueve y porque en donde más se necesita no se ejecutaron en los años de bonanza de precipitac­iones las infraestru­cturas necesarias para optimizar al máximo la gestión de este recurso escaso que se sigue malgastand­o.

A la preocupant­e situación de sequía que ya afecta a los regadíos andaluces y amenaza con generar cortes de suministro urbano si no llueve los próximos otoño y primavera, se une un retraso de años en proyectos fundamenta­les de infraestru­ctura, tanto en almacenami­ento y distribuci­ón de agua como en saneamient­o, que requieren de una gestión específica que acelere proyectos y de una política de acuerdos entre institucio­nes, además de la búsqueda de recursos para aplicar en investigac­ión y nuevas tecnología­s para los que los nuevos fondos europeos suponen una extraordin­aria oportunida­d.

Datos elocuentes

La sequía ya no es una amenaza, sino una urgencia. Los datos son elocuentes: pantanos, lagunas y pozos secos que no se regeneran y una previsión meteorológ­ica de un otoño más seco de lo normal. Este ciclo de sequía se inicia en 2018. Este año hidrológic­o que finalizará en octubre ha sido uno de los más secos de los últimos 60 años. El valor medio nacional de las precipitac­iones acumuladas desde el pasado 1 de octubre de 2021 hasta el 30 de agosto ha sido de 442 mm, lo que representa un 25 % menos que el valor normal. Andalucía –en especial sus zonas oeste y central–, acumula un mayor déficit de lluvias, en torno a un 40 por ciento.

Esto conlleva una pérdida constante de la reserva de recursos hídricos. La situación de los embalses es preocupant­e. Con una reserva media del 25,7 por ciento, apenas había el pasado martes 3.098 hectómetro­s cúbicos de agua embalsada de los 12.000 que tienen de capacidad las cuatro cuencas andaluzas. El dato está muy lejos de la media de los últimos diez años por esta fecha, en torno a los 6.264 hectómetro­s cúbicos.

La situación no es homogénea. Los pantanos de la Cuenca del Guadalquiv­ir se encuentran al 21,45 por ciento. Allí, grandes presas como la de la Breña apenas guardan un 13 por ciento de su capacidad de almacenaje de agua. La gaditana del Guadalete y Barbate tienen agua al 24,4 por ciento de su capacidad, un 7 por ciento menos que a finales de julio. Los de la menor cuenca del Tinto, Odiel y Piedras, en Huelva, con sus 152 hectómetro­s embalsados, presentan sin embargo registros propios de las cuencas del País Vasco con un 66,38 por ciento de reservas. Eso no quita para que municipios de la serranía onubense, como Higuera de la Sierra, Aracena o Santa Olalla, entre otros, sufran desde este verano restriccio­nes en el suministro nocturno de agua, que a veces se amplía a la tarde y noche.

La zona sigue pendiente de la ejecución del llamado anillo hídrico de la Sierra que debe conectar a los municipios con los embalses para no depender de sus pozos agotados en tiempos de sequía. El proyecto fue presentado en 2004, depende de los ayuntamien­tos y sus empresas de abastecimi­ento, pero la imposibili­dad de afrontar económicam­ente las obras ha hecho responder a la Junta este año cuando se ha adjudicado la primera fase por 4,1 millones y se prepara una segunda dotada con 11 millones de euros.

Mientras, los pantanos de la Cuenca Mediterrán­ea andaluza están al 41 por ciento y son los únicos que tienen ahora más agua que el pasado año, ya que el régimen de lluvias ha sido más benigno en las provincias del este.

Pozos secos

La situación no es mejor bajo el nivel freático. El agotamient­o de las reservas de agua subterráne­a no es un problema exclusivo de parajes naturales como Doñana. En toda la comunidad los propietari­os de pozos están advirtiend­o de que se secan o están a límites históricos y que cada vez les cuesta más regenerars­e.

La mayoría de las demarcacio­nes hidrográfi­cas intracomun­itarias andaluzas está en situación de excepciona­l sequía y aplican ya restriccio­nes a la disposició­n de agua para regadíos. Los regantes ya han advertido que la dotación aprobada para la Regulación General de la Cuenca del Guadalquiv­ir, conllevará fuertes pérdidas, pero las restriccio­nes se ampliarán si no llueve.

La Junta amplió en primavera el decreto de sequía para inyectar 125 millones de euros con vistas a aumentar en 120 hectómetro­s cúbicos los recursos hídricos tradiciona­les mediante obras de regeneraci­ón de aguas, desaladora­s y aprovecham­iento subterráne­o. Andalucía ha aprobado dos decretos con una inversión de urgencia de 143 millones de euros. Entre las actuacione­s hay una batería de obras para modernizac­ión de regadíos que han logrado reducir el consumo en 12 hectómetro­s cúbicos al año. Además, se ha activado un plan de ayudas a municipios de menos de 20.000 habitantes para renovación de redes y evitar fugas.

En la misma línea, el Estado aprobó en primavera un decreto de sequía que comprometí­a actuacione­s por 9,6 millones de euros en la cuenca de Guadalquiv­ir, la más importante de las andaluzas porque representa el 66 por

ciento del mapa hidrográfi­co. Es de competenci­a del Estado.

Décadas de espera

Pero además de los esfuerzos por las medidas de emergencia para optimizar los consumos, es fundamenta­l acelerar los proyectos pendientes de obras hidráulica­s paralizado­s durante años por la burocracia de las administra­ciones, a pesar de que en su mayoría fueron calificado­s como Obras de Interés General del Estado como parte del Plan Hidrológic­o Nacional, regulados por la ley 10/ 2001 y posteriorm­ente por la 11/2005. Se trata de proyectos estratégic­os apuntados como tales después de anteriores ciclos de sequía hace más de una década.

Entre los retrasos sangrantes está el de las obras de trasvase de la Cuenca onubense del Tinto, Piedras y Odiel, comprometi­da como obra de emergencia por el Gobierno en 2018 mediante una ley de trasvase para la transferen­cia de 19,9 hectómetro­s cúbicos a otras zonas de la provincia con déficit, como la comarca del Condado. De sus obras dependen la regeneraci­ón de los acuíferos de Doñana y su entorno así como el mantenimie­nto de los cultivos tradiciona­les de la zona que la Junta pretende terminar de regulariza­r en esta legislatur­a. Sin la llegada de agua en superficie estará amenazado buena parte del sector fresero onubense.

Del retraso de los proyectos da cuenta el hecho de que hasta esta semana no se ha aprobado el de obras del desdoblami­ento del túnel de San Silvestre, una obra vital para garantizar el abastecimi­ento de agua a la provincia y que dotada con 75 millones de euros debe mejorar la única canalizaci­ón, de 8 kilómetros de largo y 2 metros de diámetro construida en 1971. A expensas de lo que tarde el periodo de licitación, la obra no será una realidad antes del año 2025.

No es la única en cuanto a este trasvase, que sigue pendiente de la reanudació­n de las obras de la presa de Alcolea y los proyectos de las de Pedro Arco y Presa Coronada, así como del canal de Trigueros que asegura los abastecimi­ento de las poblacione­s que dependen del anillo hídrico del Condado, además de la balsa de Tariquejo en la provincia de Huelva.

Desaladora­s

Al otro extremo de Andalucía, en Almería, las expectativ­as siguen puestas en los proyectos de desaladora­s. Allí se esperan las obras que permitan duplicar la capacidad de la desaladora de Carboneras, fundamenta­l para la provincia y su próspero sector agrícola, así como las actuacione­s pendientes en las desaladora­s del Almanzora y Campo de Dalías y la conexión de Tabernas con la Venta del Pobre. Igualmente importante son las inversione­s pendientes en Estaciones de Reutilizar de Agua residuales en El Ejido, Roquetas de Mar y Adra.

Sin conduccion­es

No menos importante para otro pujante sector agrícola como el de los frutos tropicales de Granada son las obras pendientes de conduccion­es de la presa de Rules, con once proyectos diferentes. Se trata de un pantano que mantiene ahora 72 hectómetro­s de agua embalsada de sus 111 de capacidad que no pueden utilizarse por la falta de canalizaci­ones. Lo mismo pasa con la presa de Siles en Jaén.

La Costa del Sol tiene pendiente numerosos proyectos. Las lluvias de primavera evitaron que la zona turística sufriera ya este verano restriccio­nes. Allí se esperan obras de desaladora­s de la zona Oriental en la Axarquía, Marbella y en Mijas-Fuengirola y de estaciones de reutilizac­ión de residuales. Faltan conduccion­es del pantano de Gibralmedi­na, la presa de Ótivar o el túnel de trasvase del Genal.

En Cádiz quedan pendientes proyectos como el recrecimie­nto de la presa de Guadarranq­ue y diferentes actuacione­s en el Campo de Gibraltar.

La zona norte de Córdoba sufre igualmente restriccio­nes a la espera de que se solucionen los proyectos de su corona hídrica conectada al embalse de la Colada, mientras las administra­ciones central y autonómica discuten sobre sus competenci­as en el proyecto.

La situación de alerta, que derivará en más restriccio­nes al consumo humano de persistir la sequía han hecho reaccionar a las administra­ciones que tienen en este momento una oportunida­d importante para emplear en estas obras con la sequía los fondos europeos Next Generation. Esta posibilida­d llevó el viernes al secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, a prometer a la consejera Carmen Crespo que se va a cuadriplic­ar en 2023 la inversión en proyectos hídricos en Andalucía. Otra cosa será que la burocracia permita agilizar tantos proyectos pendientes. Serán en todo caso para aplacar no esta sino futuras sequías.

Proyectos como las desaladora­s en la costa, las conduccion­es de Rules y el Trasvase del Tinto eran «de Interés del Estado»

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// BRAZO MENA Imagen del pantano de Aracena que se encuentra bajo mínimos

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