Continuidad y cambio, al mismo tiempo
La capacidad de adaptación de la Monarquía británica no termina con el reinado de Isabel II
La última palabra sobre la Corona británica no la tiene Netflix. En estos días de luto e incertidumbre se ha puesto de moda un clásico estudio sobre la tradición política de Inglaterra publicado hace más de un siglo y medio. Contra todo pronóstico en un mundo más pendiente de lo banal que de lo dignificado, ‘The English Constitution’ –publicado en 1867 por el eminente intelectual Walter Bagehot– se ha convertido en la referencia obligada para demostrar que la capacidad de adaptación de los Windsor no termina con la llegada de Carlos III.
El libro de Bagehot fue estudiado de niña por la futura Isabel II durante las clases especiales que recibió en el medieval colegio de Eton por un tutor tan acostumbrado a enseñar exclusivamente a alumnos varones que se dirigía a la joven Princesa como ‘caballeros’. Según Bagehot, el erudito que llegó a dirigir ‘The Economist’, la Monarquía «actúa como un disfraz» que permite a una nación «cambiar sin que la gente lo sepa».
Es evidente que la estela de Isabel II no es fácil de seguir. Y con su inclinación a enredar y opinar, las dudas sobre la capacidad de Carlos III para estar a la altura de su madre están más que justificadas. Sin embargo, una Monarquía constitucional se alimenta tanto de la continuidad como del cambio. Una contradicción necesaria para el artificio de que una sola familia, por encima de la política, puede convertirse en símbolo de toda una nación y sus valores
Desde la Restauración en el siglo XVII, es costumbre que la efigie en las monedas de cada monarca británico mire hacia el lado opuesto al predecesor, quizá para simbolizar que cada uno lo hará a su manera. Jorge VI miraba a la izquierda; Isabel II, a la derecha; y ahora Carlos, de nuevo a la izquierda. Gracias a su longevidad superlativa, Isabel II ha transformado su propia coyuntura en ortodoxia. Pero eso no significa que a partir de ahora el cambio no sea solamente posible sino incluso necesario.