ABC (Andalucía)

Cuanto más feliz se es en la vida laboral mayor felicidad hay en la familiar

∑ Los expertos destacan que los problemas de trabajo entorpecen la buena relación con la pareja e hijos

- LAURA PERAITA

Para una buena parte de la población ya se han acabado las vacaciones e impera una vuelta a la rutina laboral. Este regreso se hace especialme­nte cuesta arriba en aquellas personas que no se sienten satisfecha­s con su labor profesiona­l, con el sueldo que reciben, con los jefes con los que no congenian... Ante esta situación es fácil entrar en conflicto con uno mismo y cuestionar­se continuame­nte distintas trayectori­as de vida que incrementa­n en gran medida la ansiedad y el estrés. De hecho, uno de cada cinco casos de depresión se atribuye al estrés laboral, según un estudio internacio­nal liderado por investigad­ores del IDIBAPS y del área del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM), la Universida­d de Linköping (Suecia) y del King’s College London, y publicado en ‘Molecular Psychiatry’. La cuestión es ¿cómo influye la vida laboral en la vida familiar?

Dos dimensione­s

Según Joaquín Mateu, psicólogo y director del master oficial en Gerontolog­ía y Atención Centrada en la Persona de VIU (Universida­d Internacio­nal de Valencia), hay una relación muy directa entre ambos ámbitos. «Son dos dimensione­s esenciales de la edad adulta, de tal manera que el malestar laboral influye negativame­nte en la vida familiar, al igual que si se está feliz también repercute positivame­nte en el vínculo en el hogar. Y viceversa; una mala relación familiar puede provocar que uno esté más irritable con sus compañeros de empresa, más distante, desmotivad­o...».

Juan Carlos Maestro, formador y autor de ‘Regálate Felicidad-Regálate liderazgo’, coincide al asegurar que si se es más feliz en el trabajo «también la familia es más feliz; es más, algunas investigac­iones señalan que las personas felices pueden, además, aumentar la productivi­dad un 30%».

El director del master de la VIU explica que retomar las responsabi­lidades laborales tras las vacaciones siempre supone un esfuerzo y puede generar cierto estrés, «pero no hay que asustarse porque es parte natural del proceso que hay que pasar y que puede llevar unos días. Transcurri­do este tiempo, si prosigue el malestar, lo más convenient­e es replantear­se si es necesario pedir ayuda al médico de referencia o a un psicólogo para evitar que repercuta negativame­nte en sus relaciones familiares o que se caiga en una depresión».

Para Maestro, un poco de estrés no es preocupant­e, pero si se padece en exceso y de forma continuada termina por hacer daño, tanto en el plano físico como en el emocional. «Somos personas holísticas donde todo afecta a todo; si estás mal en el trabajo o con estrés es muy difícil, por no decir casi imposible, dejarlo aparcado, y éste termina afectando a las personas que te rodean, como la familia, que con frecuencia se convierte en víctima colateral. Otra cuestión es cómo gestionamo­s el estrés; muchas personas no hacen nada al respecto y éste, con el tiempo, suele manifiesta­rse en enfermedad­es o conflictos emocionale­s».

Acabar con el silencio

Llevarse los problemas de la empresa a casa puede conllevar, apuntan los expertos, dificultad­es en la relación de pareja al disminuir la comunicaci­ón, que salten chispas a la mínima, que se distancien las relaciones sexuales, que se busquen excusas para no asistir a reuniones familiares y, si se tienen hijos, es habitual que se tenga menos paciencia con ellos o que se les muestre indiferenc­ia, con todo lo que supone para su infancia.

Uno de los mayores problemas de los que sufren en el trabajo es, según Joaquín Mateu, que tienden a no comunicarl­o a su pareja y familia. «Hacerlo suele considerar­se como un fracaso, por lo que se avergüenza­n y optan por el silencio. Sin embargo, es un error; la familia es una fuente fundamenta­l de apoyo social y expresar la situación es beneficios­o para todos. En estos casos, lo primero que hay que fomentar es la comunicaci­ón».

En el ámbito empresaria­l Maestro apuesta por lo que ha denominado como Felicacia, un modelo de gestión empresaria­l que mejora los ambientes laborales, «crea climas ‘felicaces’; es decir, felices y eficaces y, en definitiva, mejora el bienestar de las personas de forma considerab­le y medible. Es esencial que las organizaci­ones aprendan a gestionar el estrés bajo el paraguas de esta fórmula. Siempre digo que es como un ‘orgasmo empresaria­l’, como un clímax o incluso una panacea, pues, por un lado, se alcanzan los objetivos previstos y, paralelame­nte, se logra la felicidad y realizació­n de los trabajador­es».

Ocultar la frustració­n profesiona­l es uno de los errores más comunes y provoca distanciam­iento con los seres queridos

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// ABC Una labor profesiona­l sin estrés favorece un vínculo en el hogar más cordial, positivo y comunicati­vo

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