El lío que viene
¿Quién recuerda tanta división en la izquierda como en la derecha, dentro de los partidos como entre ellos, en los bloques y fuera de ellos?
DESPUÉS de un verano infernal, comienza un otoño tempestuoso, para dar paso a un invierno infame. Infame, sí, porque tendremos dentro muy poco elecciones que serán auténticas batallas campales, tanto dentro de los partidos como entre países y bloques. Guerras en las que no se harán prisioneros y donde sólo habrá vencedores y muertos, como ya empezamos a ver en el frente de Ucrania. Me dirán que exagero, que hay problemas, pero que siempre los ha habido y que no es para tanto. Y les contestaré que la campaña para esas elecciones ya ha empezado, con una virulencia, acritud y malignidad que no se habían dado desde las dos grandes guerras del último siglo y su tormentoso periodo intermedio.
¿Quién recuerda tanta división en la izquierda como en la derecha, dentro de los partidos como entre ellos, en los bloques y fuera de ellos? Las autoridades comunitarias de Bruselas amenazan al Gobierno de Hungría que dirige Viktor Orbán con no facilitarle los fondos que le corresponden, que significan alrededor de 2.750 euros por habitante, si continúa la corrupción al repartirlos (como los ERE fraudulentos de la Junta de Andalucía, vamos). Patxi López, el mismo que preguntó a Pedro Sánchez en un debate correspondiente a las primarias del Partido Socialista si sabía qué era una nación, dice ahora que su Gobierno está liderando Europa en las crisis del Covid, de Ucrania y de la energía. Mientras, los telediarios presentan a Sánchez en Nueva York dispuesto a encontrar una salida a la hambruna africana y conflictos europeos. Nunca he visto a Televisión Española más a favor de un candidato. Que La Moncloa haya pedido algunos capítulos de la serie sobre el presidente del Gobierno, a emitir el próximo otoño, cuando se presume que serán las próximas elecciones, resulta más que significativo. Lo fue también lo que podría ser el disparo de salida de las elecciones programadas para los próximos meses: la aparición de destacadas ministras en la rueda de prensa que los martes sigue a la reunión del Consejo celebrado ayer en la sede del Ejecutivo. Llevó la voz cantante, como siempre, Isabel Rodríguez, una joven y jovial portavoz del Gobierno convencida de que se pueden lanzar las peores acusaciones y tergiversar más las cosas si a continuación se le añade una sonrisa encantadora. La suya lo es. Debe de ser de esas que creen que una mentira repetida un millón de veces se convierte en verdad. Sus compañeras de gabinete se limitaron a repetir lo que ella había dicho: que el Gobierno de Pedro Sánchez tiene previstas todas las soluciones para los problemas que puedan presentarse, mientras que el Partido Popular intenta por todos los medios boicotearlas. Los españoles podemos dormir tranquilos, aunque Unidas Podemos esté en el Gobierno. (Esto es mío).