Abascal advierte a Feijóo de que no podrá gobernar con los votos de Vox y del PNV a la vez
▶ Dice que podrá hablar con el líder del PP «con tranquilidad» y subraya que se siente «alejado» de sus ideas
Santiago Abascal fue presentado ayer a los alumnos de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid, como una «alternativa» al Gobierno de Pedro Sánchez y no un mero «relevo». El Aula Magna de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales sirvió de escenario al presidente de Vox para marcar distancias con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a quien lanzó una advertencia clara: al PNV ni agua.
«Ahora algunos parece que quieren tener mucha interlocución con el PNV, pero con el PNV no se puede hacer un gobierno de España. Sobre todo con el PNV y con Vox. Entre otras cosas porque Vox tiene prohibido en sus estatutos pactar con partidos separatistas», dijo Abascal, en un claro aviso al líder de la oposición que fue recibido con entusiasmo por un joven auditorio que, en general, se mostró entregado.
No hubo ni asomo de boicot ni improperio alguno, en una imagen radicalmente distinta a la que se vio el jueves pasado en la Universidad de Granada, donde la exdiputada de Vox Macarena Olona tuvo que ser escoltada por la Policía Nacional para impedir un escrache contra ella.
Abascal llegó entre gran expectación, con los periodistas esperando para preguntarle, sobre todo, por el pulso de Olona y los alumnos agolpados en las escaleras de entrada y de subida al Aula Magna. El presidente de Vox ofreció una conferencia sobre liderazgo y compromiso político, moderada por la exdiputada autonómica vasca y antigua compañera suya en el PP vasco María San Gil.
Ambos comparten el triste cartel de víctima del terrorismo y la complicidad entre ellos se palpó desde el inicio de la charla. San Gil le instó a construir una «alternativa» real y no un simple «relevo» como, a juicio de los dos, ha sucedido en numerosas ocasiones entre el PSOE y el PP.
Sin encuentro a la vista
En ese contexto, y con una reunión pendiente entre Núñez Feijóo y el líder del PNV, Andoni Ortuzar, Abascal quiso remarcar que Vox no será partícipe de ningún gobierno que dependa de soberanistas. Con las encuestas en la mano, es una línea roja que el presidente del PP no puede ignorar. Aunque en el último barómetro de GAD3 para ABC la victoria de los populares parece garantizada, también es cierto que dependerían de los votos de Vox para alcanzar el Palacio de La Moncloa.
Por ahora, no hay encuentro previsto entre Núñez Feijóo y Abascal; una realidad a la que restan importancia en Vox, aunque no sin dejar de subrayar un acercamiento al PNV con el que no están nada de acuerdo. Ayer Abascal, recibido con gritos de «¡viva España!» y algún «¡Santi, presidente!», reconoció que aún no conoce «personalmente» a su homólogo en el PP. «Conozco sus ideas y me siento un poco alejado».
Con el respaldo de San Gil, quien dijo de Abascal que es «un líder a quien seguir» y que tenía la oportunidad de convencer «a muchos jóvenes», el líder de Vox criticó políticas pasadas de Mariano Rajoy, como su «permisividad» con los estatutos de autonomía, y las enlazó con esa «cordialidad lingüística» a la que se refirió Núñez Feijóo y que levanta sarpullidos a su derecha. «Algunos hablan de la cordialidad lingüística. El problema es que la falta de cordialidad siempre viene del mismo lado», apuntó, y añadió que el PP, más tras la manifestación del domingo en Barcelona, con su líder como gran ausente, está «incómodo» en ese debate.
Mejor que con Casado
Pero aun así, pese a esa distancia ideológica subyacente, Abascal aprovechó para trasladar su convicción en que tarde o temprano podrá hablar con el ahora líder de la oposición «con tranquilidad». Por lo pronto, admite el respeto que percibe de Núñez Feijóo, de momento en la distancia, y lo compara implícitamente con su antecesor, Pablo Casado. En clara alusión a él, con quien Abascal rompió relaciones tras la dura intervención del expresidente de los populares contra él en la moción de censura que encabezó Abascal contra Sánchez, subrayó que, «con otros líderes del PP», podía estar «más próximo» ideológicamente, pero el trato personal era «peor» y «con declaraciones más agresivas». Igual que empezó, terminó su visita: «¡Viva España!», «¡viva!».