Berlusconi justifica la guerra de Putin en víspera de las elecciones
Ante el escándalo, el político aclaró que «la agresión a Ucrania es injustificable»
Una declaración de Silvio Berlusconi (86 años) justificando la guerra de Putin abrió un frente político y una enorme polémica en el último día de campaña electoral. El líder de Forza Italia, amigo del presidente ruso durante más de dos décadas, dio esta versión de la invasión de Ucrania en un espacio de entrevistas electorales de la RAI a los líderes políticos: «Putin cayó en una situación difícil y dramática, quería un Gobierno con buena gente en Kiev. Digo que cayó porque una misión de las dos repúblicas prorrusas de Donbass fue a Moscú diciendo que Zelenski había aumentado los ataques contra ellos y se habían producido 16.000 muertos. Pidieron ser ayudados por Putin y éste fue empujado por la población rusa, su partido y sus ministros a inventarse esta operación especial», concluyó Berlusconi. Implícitamente, el ex primer ministro consideró que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, no es una buena persona.
Ante el escándalo que suscitaron sus palabras, el presidente de Forza
Italia intentó justificarse diciendo que refirió «palabras de otros», y en un tuit aclaró: «La agresión contra Ucrania es injustificable e inaceptable, la posición de FI es clara: siempre estaremos con la UE y con la OTAN». Las reacciones de los líderes del centro izquierda fueron muy duras. El secretario del Partido Democrático, Enrico Letta, destacó que la declaración de Berlusconi es «escandalosa, porque ha dicho una cosa en la que cree y legitima a Putin».
Meloni, a la cabeza
Silvio Berlusconi se ha presentado siempre a sí mismo como un moderado, garante de la línea atlantista y europeísta de la coalición de centro derecha. De ahí que este patinazo sobre la guerra de Putin haya creado cierto embarazo entre sus socios políticos. De confirmarse los pronósticos para las elecciones del domingo, Giorgia Meloni, presidenta de Hermanos de Italia, podría encabezar un Gobierno que constituiría el primer experimento de Italia con un Ejecutivo postfascista en su componente principal, aparte de Liga y Forza Italia, después de un total de 69 gobiernos ideológicamente diversos desde la Segunda Guerra Mundial. Giorgia Meloni promete cambiar Italia, incluyendo la reforma de la Constitución, y destaca en sus mítines que está a punto de acabarse «la hegemonía de poder de la izquierda». Está por ver si la probable victoria elimina o acentúa las disensiones que se perciben en la coalición, puestas claramente de manifiesto incluso en las últimas horas de la campaña electoral. Simbólicamente, Matteo Salvini, secretario de la Liga, y Silvio Berlusconi, de Forza Italia, entregaron el liderazgo de la coalición a Giorgia Meloni, en un mitin conjunto en la Plaza del Popolo de Roma. Pero poco después aparecía en televisión Salvini y cuando le preguntaron sobre el futuro Gobierno Meloni, respondió: «Yo pienso en el Gobierno Salvini». Cuando Meloni manifestó públicamente que tiene en la mente una lista de ministros, el líder de la Liga le contestó disgustado: «El Gobierno lo haremos juntos, somos un equipo. No hay hombres o mujeres solos al comando, el equipo se construye entre todos». Se podría continuar con otras muchas diferencias sobre sus respectivas posiciones políticas, incluyendo las relaciones con Rusia: Meloni defiende las sanciones a Moscú porque funcionan, mientras Salvini las discute.
Ante las dudas que surgen en algunos ambientes europeos sobre el probable Gobierno encabezado por Meloni, la presidenta de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyen, en un encuentro en Princeton (Estados Unidos) lanzó esta advertencia: «Veremos el resultado de la votación en Italia, también hubo elecciones en Suecia. Si las cosas van por un rumbo difícil, tenemos herramientas, como en el caso de Polonia y Hungría». Su portavoz aclaró que la presidenta de la Comisión Europea «no quiso interferir en las elecciones». Pero, con irritación, el líder de la Liga Salvini ha pedido su dimisión.