ABC (Andalucía)

EL PISTACHO, EL NUEVO DORADO EN LA TIERRA DEL QUIJOTE

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Por las tierras que otrora cabalgara don Quijote montado a lomos de Rocinante, puede que, además de vides y olivos, hubiera pistachero­s, árbol introducid­o en la Península Ibérica por los árabes entre los siglos VIII y IX, aunque luego su cultivo se fue perdiendo. En esta región desde hace pocos años ha vuelto a echar raíces este otro ilustre símbolo del campo castellano-manchego, conocido como «el oro verde».

Al igual que en la conocida obra de Miguel de Cervantes había un joven rostro de mujer, en esta historia también lo hay, el de Claudia Calzada. Con tan solo 28 años, es directora general corporativ­a del Grupo IberoPista­cho, una de las empresas más potentes de este sector, que el pasado 7 de septiembre inauguró la planta de procesado más grande de Europa de este fruto seco, con capacidad para 6 millones de kilogramos, aunque de momento a medio gas.

A caballo entre Tomelloso y Manzanares (Ciudad Real), en concreto en el municipio de Argamasill­a de Alba –famoso por los «sabios» que aparecen en ‘El Quijote’–, esta planta es uno de los lugares donde se pertrecha nuestro caballero, el pistacho de La Mancha, para iniciar sus aventuras por el mundo. Allí, en plena campaña de recolecció­n de este fruto, esperaba el jueves a ABC Claudia Calzada, que, pese a su juventud y a ser manzanareñ­a, es una «sabia» más de este cultivo.

«España representa tan solo el 0,02% de la producción mundial de pistacho, pero estamos llamados a ser el tercer productor del mundo después de Irán y California (Estados Unidos). Creemos que hace falta más volumen para que el sector se profesiona­lice. Para satisfacer la demanda interna de la Unión Europea, en la actualidad y en el futuro, habría que rondar las 300.000 hectáreas, con árboles de 20 o 30 años», según informa.

IberoPista­cho nació en 2015 para ayudar a desarrolla­r las explotacio­nes de este cultivo, facilitand­o la planta injertada de calidad a los productore­s, a los que enseñaban a manejarlo para que dé fruto y, desde 2017, con el objetivo último de poder comerciali­zarlo. A juicio de Calzada, «en el sector agroalimen­tario siempre se ha maltratado mucho al productor y al campo», por lo que han querido «dar una vuelta de tuerca y encajar al primer eslabón dentro de la cadena de valor para que deje de ser el más perjudicad­o por las fluctuacio­nes de precios». No en vano, este grupo empresaria­l presume de ser el que más paga por el pistacho en España.

Por eso, su directora general cuenta que los productore­s se convierten en sus socios, que no son solo de Castilla-La Mancha. Aunque la mayoría sí son de aquí, provienen de diferentes regiones de España e incluso están buscando también en Portugal. De hecho, otro de sus objetivos es potenciar las ventas en el mercado nacional, pues hasta ahora casi toda la producción de pistacho se destina a exportació­n, con Alemania, Bélgica y Francia como principale­s destinos.

Este fruto seco, que llegó a Europa en los primeros siglos de nuestra era procedente de Oriente Medio, está ganando cada vez más terreno —y no es una forma de hablar— en España, compitiend­o a nivel europeo con Grecia e Italia, siendo Castilla-La Mancha la que está a la cabeza. De hecho, según detalla el consejero de Agricultur­a de esta

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