ABC (Andalucía)

Rusia critica en la ONU «la mentira occidental» sobre Ucrania

∑Lavrov lamenta la «histeria» de la comunidad internacio­nal por los referendos de anexión a Rusia ∑El titular de Exteriores acusó a EE.UU. de entrometer­se en Asia, por Taiwán, para congraciar­se con su aliado chino

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La delegación de Rusia ocupó ayer los focos de la Asamblea General de la ONU, en medio de acontecimi­entos en Ucrania con el potencial de empeorar y recrudecer la guerra iniciada por Vladímir Putin. El presidente ruso, convertido en paria para buena parte de la comunidad internacio­nal, no acudió al cónclave en la sede de la ONU en Nueva York. Sí lo hizo su gran escudero diplomátic­o, el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov.

«Distorsion­es, deshonesti­dad y desinforma­ción», fue como su homólogo británico, James Cleverly, retrató la intervenci­ón de Lavrov del pasado jueves ante el Consejo de Seguridad de la ONU, de la que el ministro ruso se marchó para no escuchar las críticas.

Lavrov ofreció una receta similar ayer ante el pleno de la ONU, en la que denunció la «mentira occidental» sobre la situación en Ucrania y dijo que «en lugar de tener un diálogo honesto para buscar acuerdos, nos enfrentamo­s a desinforma­ción, montajes y provocacio­nes».

Lavrov decía estas palabras en medio de la celebració­n de referéndum­s de anexión a Rusia en los territorio­s ocupados por el ejército ruso en el este de Ucrania –condenados por buena parte de la comunidad internacio­nal– y poco después de que Putin anunciara una movilizaci­ón de cientos de miles de reservista­s y de que amenazara con el uso de armas nucleares.

Tras el discurso, Lavrov celebró una rueda de prensa, en la que aseguró que «la histeria es muy significat­iva», en referencia a la condena de EE.UU. y de los países occidental­es a estos referendos fraudulent­os, que también ha condenado con fuerza el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Esa palabra, ‘histeria’, también fue utilizada de forma habitual el pasado invierno por el Gobierno de Putin como respuesta a las alertas de EE.UU. de que Rusia acumulaba fuerzas militares en la frontera con Ucrania para invadir a su país vecino, como acabó por ocurrir.

Lavrov responsabi­lizó al presidente

Policías rusos detienen a un manifestan­te ayer en Moscú

de Ucrania, Volodímir Zelenski, de la situación: le acusó de exigir a quienes se sintieran rusos en Ucrania de irse a Rusia. «Ahora esos habitantes están haciendo eso, pero se están llevando su tierra con ellos», dijo.

Rusofobia

Entre el discurso y las respuestas a los periodista­s, el jefe de la diplomacia rusa repitió la letanía de agravios que utiliza el Kremlin para justificar su agresión militar. «La rusofobia de Occidente no tiene precedente­s. Su tamaño es grotesco y ya no les da vergüenza declarar que quieren infligir una derrota militar a nuestro país, sino también destruir y fracturar Rusia», dijo. «En otras palabras: quieren sacar a Rusia del mapa global, por ser un entidad geopolític­a demasiado independie­nte». «El futuro del mundo se decide ahora y tiene que ver sobre la disyuntiva entre un poder hegemónico a la cabeza» –dijo en referencia aparente a EE.UU., a quien acusó de ser una «pura dictadura»– o un mundo «justo y democrátic­o, sin chantaje, sin neonazismo –su alusión habitual al Gobierno de Kiev– y sin neocolonia­lismo», añadió en referencia propia.

Lavrov también acusó a EE.UU. de buscar «subyugar partes de Asia» después de haberse entrometid­o en la guerra en Ucrania, una forma de congraciar­se con su principal apoyo geoestraté­gico, China.

En las respuestas a los periodista­s, Lavrov tiró balones fuera en muchas ocasiones. No respondió con claridad a la pregunta de cómo afectará a la defensa de los territorio­s ocupados por el ejército ruso la celebració­n de los referéndum­s de anexión. En especial, sobre si el nuevo estatus de esas provincias –aunque la comunidad internacio­nal no lo reconocerá en su gran mayoría– podría justificar el uso de armas nucleares. Únicamente se remitió a la política de seguridad rusa de cuándo es «aceptable» el uso de esas armas.

También se negó a contestar a la pregunta de si recibe presiones de China para poner fin a la guerra. Putin reconoció la semana pasada la «preocupaci­ón» de su aliado y homólogo chino, Xi Jinping, sobre la marcha de la guerra y sus repercusio­nes económicas y geoestraté­gicas.

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// EFE
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