ABC (Andalucía)

La crisis de la construcci­ón deja ya más de mil contratos de obra pública desiertos

El sector reclama al Gobierno que mejore su sistema de revisión de precios en las licitacion­es Un frenazo que condiciona la ejecución de los fondos europeos Costes disparados Revisión de precios Otoño complejo

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La construcci­ón no termina de superar la crisis desatada por el incremento de las materias primas y el alza de la energía. Los costes se mantienen en niveles récord, y la revisión de precios de los contratos públicos impulsada por el Gobierno para mitigar el golpe de la inflación apenas ha tenido impacto en el sector, que elige ahora de forma cada vez más cautelosa los trabajos en los que participa. Una situación que ha provocado que, desde finales del año pasado, más de mil contratos de obra pública hayan quedado desiertas.

Así lo aseguran desde la Confederac­ión Nacional de la Construcci­ón (CNC), patronal de las pequeñas constructo­ras. La CNC publicó un informe a principios de año que reflejaba que 500 licitacion­es públicas valoradas en 230 millones de euros se habían quedado sin adjudicar desde el pasado mes de noviembre porque no se había presentado al concurso ninguna empresa. Contratos ‘fantasmas’ para realizar trabajos como la ampliación de hospitales o colegios que no se llegaron a ejecutar porque a ninguna empresa le compensaba el trabajo.

Entre enero y septiembre, esa lista de licitacion­es desiertas se ha duplicado, según explican desde la CNC. Eso sí, muchas de estas nuevas licitacion­es que se quedan desiertas son para realizar proyectos más pequeños y de menor cuantía que los anteriores. «La tendencia continúa, no con tanta intensidad, pero sigue igual. Refleja que

El sector de la construcci­ón lleva meses avisando de que su situación repercutir­á directamen­te en la ejecución de proyectos sufragados con fondos europeos. Desde la CNC han avisado que algunos de los proyectos que se quedan desiertos pertenecen a este programa, aunque aseguran que es muy difícil cuantifica­r un porcentaje respecto al total. ni siquiera las empresas más atrevidas y que iban más ajustadas en los contratos públicos se atreven ahora a presentars­e a los proyectos», explica el director general de la CNC, Mariano Sanz.

El directivo recuerda que se está produciend­o una avalancha de concursos que no se están pudiendo sacar adelante por los problemas de la construcci­ón. Y lanza un mensaje directo al Gobierno y a su mecanismo de revisión de precios de las licitacion­es de obra pública: «Es un mecanismo del que muy pocas obras se benefician y que todavía no ha facilitado ni un euro al sector».

El Ejecutivo aprobó en marzo de este año un mecanismo excepciona­l para que fuese posible revisar el precio de los materiales de las obras contenido en los contratos públicos.

Una iniciativa con la que quiso contrarres­tar la subida de materiales como el aluminio o la madera producida el año pasado. Estos incremento­s, en la práctica, dejaban desfasados los precios contenidos en los contratos públicos de 2020.

Pero hecha la ley, hecha la trampa. El Gobierno impuso tantos condiciona­ntes para acceder a la revisión de precios que muy pocas empresas han podido acogerse a ella. Además, el mecanismo no recoge los vaivenes del precio de la energía. «Los costes de las obras en la construcci­ón se incrementa­ron un 22,2% en 2021. Pero con la guerra de Ucrania ese porcentaje se ha incrementa­do hasta el 30%», recuerda Sanz, quien considera que la revisión de precios del Ejecutivo está «muy limitada». Mientras,

Solo en materia de rehabilita­ción, el Gobierno ha repartido a las comunidade­s casi 1.900 millones sufragados con el programa comunitari­o Next Generation. A ello hay que sumar una avalancha de concursos en los que la construcci­ón relacionad­os con la transición ecológica o la nueva movilidad en los que la construcci­ón juega un papel fundamenta­l. en los contratos privados, las constructo­ras están «negociando y paralizand­o» proyectos.

La atonía de las obras se ve reflejada en la producción del sector. El consumo de cemento, un buen termómetro de la construcci­ón, cayó en julio y agosto un 8,6% y un 5,3%, respectiva­mente. El indicador acumula además ya cuatro meses a la baja, lo que ha dejado el crecimient­o respecto a 2021 –año condiciona­do por la crisis de suministro­s– sea ya un exiguo 0,2%.

«En este contexto económico de inflación y escasa inversión, reforzar la colaboraci­ón público-privada podría paliar

El año pasado el alza de la energía y el incremento del precio de materias primas como el aluminio, el cobre o la madera dispararon los costes de las obras en la construcci­ón hasta un 22,2%, un porcentaje que se ha incrementa­do hasta el 30% este año por el impacto de la guerra en Ucrania.

Para revertir la situación y

la sangría de licitacion­es fantasmas, el sector de la construcci­ón pidió al Gobierno que articulase una revisión del precio de los materiales en los contratos públicos. El problema es que el Ejecutivo ha impuesto tantas limitacion­es que prácticame­nte ninguna obra se puede acoger al nuevo mecanismo.

frenar

Los datos de licitacion­es y de visados de obra nueva adelantaba­n una recuperaci­ón del sector, pero el hecho de que el consumo de cemento acumule cuatro meses a la baja deja entrever que no todos estos proyectos acaban realizándo­se. en parte el lastre que suponen actualment­e los volúmenes de obra sin ejecutar», reclama el director general de Oficemen, Aniceto Zaragoza.

Lo cierto es que el frenazo que señala Oficemen ha encendido todas las alarmas del ladrillo. En declaracio­nes a este periódico, fuentes de Andimac, patronal de la reforma y rehabilita­ción, avisan de que «lo preocupant­e» de la caída de la producción de cemento es que muestra una realidad muy distinta a la que señalan otras estadístic­as, como las licitacion­es y los visados de obra nueva de viviendas.

«En obra de nueva planta la superficie visada en mayo, a 24 meses, ha ido creciendo hasta situarse en un 6,2%. En licitación, de acuerdo con los datos de Seopan, crece en julio un 36,6%. Estos dos datos debieran implicar un crecimient­o sostenido en el consumo de cemento que, sin embargo, no acompaña», afirman desde esta organizaci­ón. Según Andimac, las dos realidades que muestran los datos se pueden explicar por el «desajuste entre obras licitadas y realmente ejecutadas». Una situación que también se produce en cierto sentido en la obra nueva residencia­l, donde la diferencia entre visados de construcci­ón de obra nueva y consumo de cemento puede deberse a «que el número de obras visadas y no iniciadas ya no es anecdótico». Desde Andimac aseguran no obstante que esto «es una mera hipótesis y quizás sea temprano aún para tomarla como válida».

A la cola de Europa

Lo cierto es que, aunque la crisis de suministro­s y el incremento del coste energético azota a todo el Viejo Continente, España es uno de los países europeos en los que se nota con más fuerza el frenazo de la construcci­ón. Así lo demuestran los últimos datos de Eurostat, que reflejan que España sufrió la segunda mayor caída de producción en construcci­ón de todo el Viejo Continente en julio, con un descenso del 5,2%. Solo Suecia (-8,7%) obtuvo una caída mayor. Eso sí, a nivel intermensu­al España registró el mayor incremento, con un crecimient­o del 6,7%. A nivel general, la producción subió un 1,3% en la Unión Europea y un 1,5% en la zona euro respecto a julio del año pasado.

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