La Feria de Olona

Me entretiene más Olona de exiliada al cabreo que dando ajetreo en Vox

De candidata en Andalucía, Macarena fracasó como si hubiera ganado, y ahí estaba Abascal a su lado, en el gran día, subiendo sonrisa a la barba, como si eso no fuera la firma del acta de defunción de la reinona sin trono. A Macarena la enviaron dopada de éxito, y probó el fiasco, que ahora remienda de peregrina de los telediarios. Macarena hizo campaña de miarma, bajo colocón de lunares, y los lunares se le salían incluso por la voz, y cerró lo suyo como una Feria de Abril, porque el gentío del sur es vacilón, pero estaba fijo en las alegrías de Moreno Bonilla, que tiene muchas virtudes aunque no le sobra la alegría de arte. Pero Macarena es mucha Macarena, y ahora vive dentro de un ‘spot’ de viuda de sí misma. Y ruega a Abascal una misa de dos, para iluminar el desvarío, y de fondo asoma Ortega Smith, que hizo los primeros pinitos de presentación peatonal dando el cromo de francotirador de domingo, en un campo de la cosa. Era cuando algún fleco del ideario de Vox emparentaba con los exotismos temibles que vienen de Meloni y sus chicos, en Italia, donde Berlusconi ya adorna a los kamikazes como «la buena gente que en Kiev quiere Putin». Macarena se hizo una campañón muy subida a su nombre de tronío, más un clavel reventón de chulería en la sien, y ahora va, entre la soberbia y el despiste, a pedir audiencia con Santi, que ya no tiene caballo para ella. Pareciera que Olona presenta su candidatura cándida de chica nueva en la oficina, cuando ha sido, desde ahí dentro, la respondona del sanchismo y la madrastra del ultrafeminismo, con camiseta de Morante y todo. Da ya un poco de pudor hacer aquí la glosa cruda de Macarena, porque es tema fácil, como la castañera en Navidad, pero toca hacerla, porque dio una entrevista de trueno en ABC, y desde ahí cunde el incendio. Me entretiene más Olona de exiliada al cabreo que dando ajetreo en Vox. Como todos los partidos de ajuar urgente, de Ciudadanos a Podemos, Vox vive el riesgo de despeñarse en el pleito de egos. A Olona siempre le quedará el oficio de tertuliana. No hace falta jaca andaluza. Ponen taxi.