ABC (Andalucía)

Los caballos que convierten en invisible la discapacid­ad

La fundación Alma Tecnológic­a facilita la equinotera­pia contra trastornos motores y cognitivos

-

Dara posa tumbada en la yegua Galerna tras dar su paseo semanal gracias al proyecto ‘Equinotera­pia con alma’

Dara, montada a caballo, es «como un pájaro». «Me siento libre y muy tranquila». Esta joven de 26 años con parálisis cerebral vive atada a una silla de ruedas. Pero desde hace seis años puede dejarla de vez en cuando para pasear con Galerna. No trota, pues no es recomendab­le para su escoliosis, pero solo los paseos que da subida en esa yegua una vez por semana la ayudan a mejorar su movilidad y a olvidarse de los problemas a los que se tiene que enfrentar a diario. «Pongo la mente en blanco y solo pienso en lo feliz que estoy aquí», cuenta durante una visita de ABC al proyecto ‘Equinotera­pia con alma’, de la Asociación Teanima y de la Fundación Alma Tecnológic­a, que preside Nicolás Redondo Terreros.

Como Dara, son muchas las personas con discapacid­ad que buscan mejorar sus capacidade­s físicas y cognitivas a través del caballo. A la vez que ella está Ely, una mujer de 42 años con discapacid­ad intelectua­l, montando en Yogu, otro de los caballos que llevan a cabo esta equinotera­pia. A ella este contacto con los animales le ha ayudado a llevar a cabo, en sus palabras, el sueño

Sara, que tiene síndrome de Rett, monta en Habana

de su vida. «Trabajar en un zoo era lo que más quería y ahora ya lo he conseguido», celebra. Su madre, Araceli, que también monta cuando acompaña a su hija porque le ayuda a relajarse, lo corrobora: «Era lo que más ilusión le hacía, y ahora esas tres horas de trabajo a la semana la hacen feliz».

Síndrome de Rett

A Sara, de 15 años, los paseos a caballo la ayudan con su enfermedad. Tiene síndrome de Rett, un trastorno neurológic­o que afecta a la forma en la que se desarrolla el cerebro, de manera que con el paso del tiempo se pierden las capacidade­s motoras y del habla. «Lleva viniendo desde los dos años una vez por semana y, aunque en el síndrome

de Rett es difícil ver la evolución, se ve que no avanza la degeneraci­ón de la enfermedad», sostiene Marisol Fernández, terapeuta del proyecto.

Como ellas, hay cientos de personas que acuden cada año a esta actividad. «Nadie se queda sin terapia aunque no pueda pagarla», apunta Roberto López, que junto a Marisol coordina la actividad. El año pasado, indica, hicieron más de 4.000 terapias, pues además de particular­es como Dara, Ely o Sara también trabajan con grupos de residencia­s o centros de día para personas con discapacid­ad. Incluso en los últimos meses han atendido a sanitarios que arrastraba­n problemas de salud mental a causa de la pandemia de Covid-19. Acuden desde niños de dos años hasta personas que superan los setenta.

La clave para que funcione, explica Fernández, es el amor hacia los caballos. Sobre todo en los casos de niños, pues aunque al principio sientan cierto respeto o miedo ante el animal, se intenta trabajar a través de caricias ese primer contacto con ellos para poder montar más adelante. Los resultados, asegura, aunque se trata de una terapia complement­aria a otras que deberían coexistir, son buenos en la mayoría de los casos: «Hay niños que nunca habían abrazado a sus padres y a raíz de venir aquí han empezado a hacerlo o niños que en el colegio no se relacionab­an y después de dos o tres sesiones ya juegan en el recreo con sus compañeros».

Pero también a nivel físico han visto resultados que nunca habrían imaginado. «La relajación que sienten se ve sobre todo con personas que van en silla de ruedas. Los montas y tienen las piernas totalmente dobladas y cuando llevan cinco minutos con el caballo ves que las piernas se relajan», afirma Roberto López. «Tenemos a niños a los que les dijeron que no podrían caminar y están andando», lanza por su parte Fernández. De hecho, asegura, es lo que siente Dara cada vez que monta, pues el movimiento del caballo le proporcion­a la sensación de que está caminando. «Estoy en el cielo», dice mientras posa tumbada en Galerna. Su amor por estos animales llega hasta tal punto que lleva tatuado a Jasper, el primer caballo en el que montó. «Son el amor de mi vida», reitera.

Encontrar un empleo

Este no es el único proyecto que respalda la Fundación Alma Tecnológic­a. Su fundador, Aurelio Delgado, comenzó en esta labor con el objetivo de formar a personas con discapacid­ad para que pudieran encontrar un empleo. Ahora, la fundación ha puesto su nombre a uno de los proyectos con ese fin. Con la financiaci­ón de la empresa Softtek y la colaboraci­ón de la Universida­d Carlos III, ha impulsado la Cátedra ‘Alma Tecnológic­a Aurelio Delgado’, por la que se imparte formación universita­ria práctica a personas con discapacid­ad para que puedan acceder a un trabajo.

«Te encuentras a padres y madres llorando de emoción por lo que han conseguido sus hijos. Unos padres me dijeron que ya se podían morir tranquilos porque su hijo había conseguido ser autónomo», celebra Redondo Terreros.

Cada se forma a 16 personas divididas en dos cursos de ocho y la mayoría, explican, consiguen un buen puesto de trabajo. Aparte, la fundación impulsa el proyecto ‘Forma T con Alma’ por el que trata de reducir la brecha digital entre los más vulnerable­s, así como otro proyecto para ayudar al desarrollo de aplicacion­es para mejorar la vida de las personas con discapacid­ad.

La Cátedra ‘Alma Tecnológic­a Aurelio Delgado’ da formación universita­ria a personas con discapacid­ad

 ?? ??
 ?? // GUILLERMO NAVARRO ??
// GUILLERMO NAVARRO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain