ABC (Andalucía)

El autor de ‘Ordesa’ y finalista del premio Planeta presenta su antología poética ‘Una sola vida’

- Escritor KARINA SAINZ BORGO

Manuel Vilas aterriza desde Estados Unidos, un país al que dedicó uno de sus libros más hermosos, ‘América’ (Círculo de Tiza), y que fue la antesala de ‘Ordesa’ (Alfaguara), una historia aclamada por la crítica española e internacio­nal. Sentado en la terraza de un café en la glorieta de Bilbao, el escritor habla sobre ‘Una sola vida’, una antología de sus poemas que publica Lumen y que despliega al Vilas resultante de todos los que ha sido. También confiesa que cierra los últimos apuntes de una próxima novela.

Sin ser estrictame­nte una antología, ‘Una sola vida’ reúne la poesía publicada por Manuel Vilas a lo largo de los años. Muchos de sus poemas han sido reescritos, e incluye también versos inéditos. Es un «testamento literario», dice en las palabras introducto­rias. Dividido en siete partes, cada una se llama como los días de la semana: lunes, de «rebeldía y juventud»; martes, «de un hombre de 40 años»; miércoles, «un número de teléfono»; jueves, «la alegría»; viernes, «la historia»; sábado, «el poeta de cincuenta años», y domingo, que correspond­e a «todos los colores del mundo».

Estos poemas suponen, según su autor, un acto de libertad. «Si estás leyendo un poema, eso significa que sigues vivo, porque los muertos no pueden leer; por tanto, si aún puedes leer un poema, aún estás a tiempo de vivir más, puedes gozar todavía más», escribe, para advertir de que disponemos tan solo de una vida. Sobre la búsqueda de lo bello y lo cierto habla Manuel Vilas en esta tarde de otoño.

—¿Hasta qué punto el Vilas poeta constituye al Vilas narrador?

—Tengo una especie de doble nacionalid­ad en el mundo de la literatura, porque soy poeta y soy narrador. Esto a veces genera un conflicto casi sociológic­o, porque la gente no acaba de saber cuál de ambas cosas soy. Donde más cómodo me encuentro es en la novela, pero mi vocación poética está ahí.

—¿Hay más prosa que verso?

—En esta antología predomina un propósito narrativo. Desde la poesía se puede narrar el mundo, como los grandes épicos americanos, como Walt Whitman o Pablo Neruda. Es la

El poeta y novelista Manuel Vilas idea de darle a la poesía actualidad.

—Los poemas están ordenados por temas, no cronológic­amente. Eso convierte el libro en algo completame­nte distinto. Muchos poemas ya han sido publicados, pero así forman algo nuevo. Quise ordenar mi poesía con los días de la semana, cada uno está dedicado a distintos asuntos: al escritor, por un lado, pero también a la alegría, la historia, a la descripció­n del mundo.

—Hay muchos poemas, y están señalados. También hay un deseo de libertad cada vez mayor en mi vida, incluso desde el punto de vista cívico. Lo pasé muy mal en la pandemia. Vengo de EE.UU. y ahí las mascarilla­s en el transporte público se dejan a la responsabi­lidad del ciudadano. Es mejor que obligar. Lo que atenta contra mi libertad me pone muy nervioso y este libro es un gran ejercicio al respecto.

—¿Para ser leído y percibido de una manera distinta?

—Este es el libro del que no quiere que lo obliguen a nada.

—En ‘Los besos’ escribió que la vida sin belleza es superviven­cia…

—Si me pregunta por el Manuel Vilas más reciente, hay dos cosas que quiero: la libertad y la belleza. Sin eso no se puede vivir. Lo más importante es la vida, la pasión de vivirla, de quemarse en ella, de disfrutarl­a, porque es un enigma maravillos­o. Y si existe la literatura es porque al contemplar ese misterio no sabemos hacer otra cosa más que escribir.

—Habla de esta antología como un testamento literario.

—Cumplir años a veces te da una perspectiv­a melancólic­a. Y aunque escribo en el prólogo que quiero cumplir cien años, sí que hay una idea de que lo mejor de tu vida ya está atrás. Acabo de cumplir 60 años. Las partes más esplendoro­sas y pasionales, de los treinta o los treinta y cinco, están en el pasado. Eso no quita que siga queriendo vivir la vida.

—¿Cuál es el mapa poético que describe a Manuel Vilas?

—He sido lector de toda la poesía española. De Manrique, un poeta del siglo XV, que está más vivo que muchos otros poetas españoles. Un lector empedernid­o de toda la poesía española y de la Generación del 50, por ejemplo, de Luis Cernuda o Jaime Gil de Biedma, que dieron un giro importante, que construyer­on una poesía cercana con una narración privada de la vida del poeta, que fue muy importante. Cesó la influencia francesa que había estado presente en la Generación del 27 y se pasó a una poesía de mayor influencia inglesa en la que la meditación y la narración son más naturales. Yo me siento deudor de esa operación que hicieron Cernuda y Gil de Biedma.

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// JOSÉ RAMÓN LADRA

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