ABC (Andalucía)

A 69 segundos de la eternidad

∑Eliud Kipchoge amplía su leyenda tras ganar por cuarta vez el maratón de Berlín mejorando su récord del mundo ∑El keniano lo rebaja en 30 segundos para dejarlo en 2h 01:09 y ve cada vez más cerca la barrera de las dos horas

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La ciudad de Berlín, marco de algunos de los momentos más trascenden­tales en la historia moderna de la humanidad, se erigió hace ya tiempo en un escenario fundamenta­l también para las crónicas del atletismo. La capital alemana ha acogido nada menos que los últimos ocho récords mundiales de maratón, el más reciente el firmado ayer por Eliud Kipchoge.

El menudo atleta keniano, que domina la prueba estrella de la larga distancia desde hace prácticame­nte una década, volvió a mutar en gigante para mejorar en medio minuto la anterior marca de la carrera de los 42 kilómetros y 195 metros, que él mismo había marcado cuatro años antes en el mismo decorado. A sus casi 38 años, que cumplirá en los primeros días de noviembre, el de Kapsisiya sumó su cuarto Maratón de Berlín tras los de 2015, 2017 y 2018, igualando al etíope Haile Gebrselass­ie. Completó el recorrido por sus calles en dos horas, un minuto y nueve segundos, y amenazó por momentos la barrera de las dos horas.

Aunque en la previa de la carrera Kipchoge había descartado atacar tan redonda cifra, señalando que solo pretendía hacer una buena carrera, las favorables condicione­s de la prueba berlinesa, con un recorrido plano y un clima inmejorabl­e en esta época del año, además de los rumores de un excelente estado de forma del doble campeón olímpico, ilusionaro­n a más de uno.

Había además un antecedent­e, pues el keniano ya logró la hazaña en 2019 en Viena, con un tiempo de 1h 59:40, pero al hacerlo en una carrera expresamen­te preparada para ello, con hasta cuarenta liebres que se relevaban cada cinco kilómetros, no fue considerad­o válido.

En Berlín las expectativ­as se cumplieron con los primeros tiempos parciales, que mejoraban los marcados por el keniano cuando batió el récord mundial en 2018. Rodeado por tres liebres de confianza, que se vaciaron para arroparlo en su hazaña y le permitiero­n marcar medias de 2:50 el kilómetro, a los 5 kilómetros Kipchoge ya era 10 segundos más rápido, y a los 10, 28 segundos. Solo los etíopes Guya Adola y Andamlak Belihu aguantaban, y a duras penas. El primero de ellos sucumbió en el kilómetro 15, exhausto por el ritmo endiablado de la cabeza. Belihu declinó en el 25.

En el punto que señalaba la mitad del recorrido, el medio maratón, el tiempo de Kipchoge (59:51) discurría casi un minuto por debajo del de 2018. Una evolución que amenazaba no solo la plusmarca mundial sino también auguraba la caída de la barrera de las dos horas. Pero en las pruebas de fondo el reto es mantener el ritmo y Kipchoge, pese a demostrar una vez más que es un atleta excepciona­l, también es un ser humano y tuvo que responder a sus límites físicos.

Decae el ritmo

Ya en solitario, sin liebres ni rivales, comenzó a regular su ritmo y las referencia­s respecto a 2018 fueron encogiendo con sus zancadas. Así, alcanzó el kilómetro 30 con una ventaja más ajustada de 49 segundos, confirmand­o el cambio de inercia. El paso por el kilómetro 40 hizo patente que la posibilida­d de bajar de las dos horas se le escapaba irremediab­lemente entre los dedos.

Aún contemplan­do en el reloj del arco de meta que el histórico hito se le iba a resistir una vez más, Kipchoge rompió la cinta con una sonrisa en la cara y festejó con ganas su nuevo ré

«Aún hay más en mis piernas. Espero que el futuro siga siendo grandioso»

«Dejemos para otro día lo de bajar de dos horas, ahora necesito celebrar este récord»

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