ABC (Andalucía)

Confiesa que mató a su pareja y la enterró con cemento en una nave

El presunto asesino reconoció el crimen ante la Policía tras su detención en Málaga

- MÁLAGA

Debora, brasileña de 38 años, desapareci­ó el pasado mes de marzo en Málaga. Durante todo este tiempo la Policía Nacional la ha buscado con ahínco y con la sospecha de que no había sido una ausencia voluntaria. Había datos, conversaci­ones, lugares, declaracio­nes que no coincidían. Era extraño. Los agentes sabían que no había sido algo fortuito. Todo era raro. El Centro Nacional de Desapareci­dos emitió la alerta de búsqueda el 28 de marzo de 2022. Una mujer de 1,60 metros, pelo castaño y ojos marrones. Las pistas fueron confusas. La asociación SOS Desapareci­dos incluso la llegó a buscar fuera del país, pero no hubo suerte. Nunca apareció porque estaba muerta, como ha confirmado la Policía Nacional a ABC.

El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional mantiene abierta la investigac­ión sobre su muerte, después de ser hallada en un agujero en un polígono industrial. Las pesquisas están abiertas mientras se cierran diligencia­s, pero el caso está claro porque su pareja ha confesado que la mató y enterró. Su cuerpo fue hallado el pasado viernes enterrado en una nave industrial.

El cuerpo estaba oculto en una nave del polígono de La Estrella. La mujer estaba dentro de una especie de zulo muy rudimentar­io. Fuentes consultada­s por ABC, aseguran que era un agujero que el presunto asesino hizo en el suelo picando el cemento. Luego introdujo el cadáver envuelto en unos plásticos sacados de unas bolsas de basura y lo tapó. Primero echó cemento en el pequeño zulo, para luego ponerle solería encima con el afán de disimularl­o. Por último, colocó maquinaria pesada sobre el hueco abierto para taparlo. Así no se vería cualquier fallo si se entraba en la estancia.

Búsqueda

Y mientras Debora estaba en ese agujero, sus hijas la buscaban. En la alerta del Centro Nacional de Desapareci­dos no constaban datos familiares, ni tampoco contactos, pero la Policía sí tenía agendadas con sus hijas. En Málaga proseguía la investigac­ión y el cerco se estrechaba sobre la pareja de la desapareci­da. Los agentes comenzaron a estar convencido­s de que era el causante de la ausencia. Los antecedent­es no eran halagüeños, cada vez pesaba más aquella vez que la víctima denunció a su pareja por malos tratos. La denuncia fue retirada por Debora.

Durante seis meses, la Policía volvió a hablar con el hombre una y otra vez. Fue recabando pistas y buscando certezas para cerrar el caso. Tomó declaració­n al sospechoso varias veces. Así, en una de las muchas ocasiones que los agentes fueron a hablar con el presunto asesino, éste se derrumbó. No aguantó la presión y confesó.

El delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, aseguró ayer que la investigac­ión sobre las circunstan­cias de la muerte de la mujer «continúa para esclarecer los hechos y confirmar si es un crimen de violencia de género».

La víctima se llamaba Debora, era brasileña y tenía 38 años. Estaba desapareci­da desde el pasado mes de marzo

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