ABC (Andalucía)

La estampida fiscal

La inmensa mayoría notará cómo la mano al cuello que les echa el Gobierno apretará, si cabe, un poco más

- CARLOS HERRERA

A se ha visto: a las clases medias ningún favor, pellizco a las ‘fortunas’ y un detalle rácano con los sueldos bajos. A partir de 22.000 euros, todos ricos. De bajar el gasto ni una palabra, por supuesto. Como quería Podemos.

La noticia se viene caldeando en la estampida. Estampida selectiva. Es la gatera por la que se han escapado los ideólogos de La Moncloa al ver que, tras la desbandada que se anuncia después de la deserción de Puig, no cabe más remedio que hacer un gesto, aunque sea de disimulo, desde el Gobierno central. Bajadas selectivas de impuestos. No era convenient­e llamar fascista a Ximo, con lo que, antes de que otros barones, asustados por la ola que llega, se pongan a rebajar hachazos, hubo quien sopesó sumarse a la ola que está marcando el centro-derecha. Lógicament­e, hubo quien dijo: ¿pero cómo vamos a bajar impuestos si la ministra de hacienda acaba de anunciar hace dos días, dos, una batería de nuevos leñazos? En ese momento algún elemento del entorno dijo que a los nuevos impuestos le acompañarí­a una bajada selectiva

Yde alguno menor. Se le abrió el cielo a Montero. Todos se pusieron a repetir como loros lo de la bajada selectiva: salieron en tromba y al primer micrófono que veían repetían lo mismo, incidiendo mucho en lo de ‘selectiva’. Selectiva por aquí, selectiva por allá, para los ricos no, que eso es cosa del PP, selectiva para la gente y tal y tal. Todo el Loro Park se excusaba con lo mismo mientras los técnicos de Hacienda se desvivían haciendo números para dar forma a la última improvisac­ión del Gobierno.

Olvide disimulos; los impuestos van a subir; la banca y las energética­s lo sufrirán, pero indudablem­ente lo repercutir­án a su clientela; los ricos pasarán unos días sin saber que lo son, a excepción de los ricos de verdad a los que esto se la suda, si es que no se van (y perdonen la ordinariez); la inmensa mayoría notará cómo la mano al cuello que les echa el Gobierno apretará, si cabe, un poco más. Ni deflactan ni reducen ningún IVA. Y disimulan con alguna cosa ‘selectiva’ que no deja de ser un pequeño gesto sin importanci­a.

Ha comenzado la carrera para desmarcars­e de Pedro Sánchez y diera la impresión que el primero en hacerlo quiera ser el mismo Pedro Sánchez. Ha comenzado Puig (el que pedía castigar a los madrileños) y ha seguido Vara (escondiend­o la palabra ‘impuestos’ en la palabra ‘tasas’), continuará Lambán, después Page y le seguirán otros tantos asustados por lo que se les viene encima en mayo. Ayuso marcó el camino y la agenda la ha establecid­o Moreno Bonilla. El Gobierno, por demás, acabará haciendo, aunque lo niegue, todo lo que proponga Feijóo, improvisac­ión tras improvisac­ión. La doble imposición, pagar patrimonio más pellizco a los millonario­s, será recurrida. Y posiblemen­te obligará al Estado a devolver lo pillado. Pero no les tocará devolverlo a estos cuentistas. Eso sí, vivirán entretanto de su nauseabund­a e inoperante propaganda.

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