Amores pasados, amores pesados
Dirección: Claire Denis. Intérpretes: Juliette Binoche, Vincent Lindon y Grégoire Colin.
Una de las películas más cercanas de la directora muchas veces distante Claire Denis, con dos interpretaciones densas y abrumadoras de Juliette Binoche y Vincent Lindon, y otra más, finísima, discordante y temible de Grégoire Colin, un trío perfecto de actores para un triángulo abocado al melodrama pero al que Claire Denis doma para que mantenga sus uñas agarradas a la tarima de la historia, seca, desgarrada, y no emprenda indeseables vuelos ñoños.
Sara y Jean (Binoche y Lindon) son pareja desde hace diez años y la cámara nos muestra su amor lleno de besos y miradas; hay un pasado en el que está François (Colin), amigo de él y anterior pareja de ella. El guion los reúne y comienza un baile de fuegos, brasas, incendios y cenizas, un material hipersensible a lo romántico, a lo dramático, que la puesta en escena procura convertir en tensión e intriga, tanto en el interior de los personajes (que se debaten a oscuras con sus dilemas) como en el interior de las tramas, que todas hacen esquina en lo que muestran y en lo que insinúan. El caso es que una película tan pendiente de lo pasado apenas si da puntadas sobre él: se intuye la feroz influencia del viejo amor entre François y Sara, también en los problemas con la justicia de Jean, en las inseguridades que se les empiezan a plantear como pareja a Binoche-Lindon… Todo ello hay que peinarlo de los dolientes diálogos, de las miradas llenas de dobleces y de las interpretaciones un poco al límite, con algunos momentos recogidos en planos muy cortos y viscerales. Y queda la duda de si es película de tesis o no, y en caso afirmativo, si la relación hombre-mujer es tan adulta como pretende o si la figura femenina sale fortalecida o no. Muchas dudas, buena película francesa.