Verstappen boicotea los planes
∑Max ya puede ser campeón, a falta de cinco carreras, el año en que se cambiaron las reglas para fomentar la igualdad
Aunque las posibilidades son remotas, Max Verstappen podría revalidar este fin de semana su corona de campeón cuando aún quedarán cinco grandes premios por disputarse. Para ello el neerlandés necesita ganar en Singapur con vuelta rápida y que Leclerc sea como mucho octavo y Pérez cuarto, o ganar sin vuelta rápida y que el monegasco sea como máximo noveno y el mexicano cuarto. Un varapalo para la FIA, que revolucionó su reglamento buscando más emoción y espectáculo, tratando de eliminar la evidente desigualdad en la parrilla y que puede cerrar la temporada cinco carreras antes de lo previsto. Y justo un año después de uno de los mundiales más igualados y emocionantes de la historia, que se decidió con un adelantamiento (ayudado por un polémico ‘Safety Car’) del piloto de Red Bull sobre Lewis Hamilton en la última vuelta del campeonato, en Abu Dabi.
La búsqueda de emoción y espectáculo ha sido una constante desde que Liberty Media se hiciera con los derechos
Max Verstappen sonríe tras un serio Charles Leclerc
de la Fórmula 1 en 2016, desde la transmisión televisiva hasta la introducción de carreras al esprint los sábados. Para esta temporada quisieron rizar el rizo y el reglamento deportivo, financiero y técnico para aumentar la competitividad, fomentar un mayor espectáculo con persecuciones más cercanas, generar más batallas en la pista, con más adelantamientos, y que los tiempos en los diferentes monoplazas fueran más equilibrados.
Para ello se realizaron modificaciones en los motores, ruedas, suspensiones y monoplazas, que han tenido diseños más simples, con reformas para evitar el ‘aire sucio’ que perjudica al vehículo trasero, y para poder incorporar de nuevo el ‘efecto suelo’. Todo ello ha desembocado en cambios aerodinámicos que deberían permitir más adelantamientos. También se preveía como clave la limitación en el presupuesto (145 millones de dólares) de todas las escuderías y reducir costes introduciendo elementos comunes a todos los equipos.
Dictadura de Red Bull
Se limitó el presupuesto, se varió la aerodinámica y se recuperó el efecto suelo para favorecer batallas en pista y equilibrar la parrilla
Así nació el ‘plan’ de Alonso, diseñado para volver a ser campeón dos décadas después a bordo de un Alpine y al que todos estos cambios le beneficiaban. Todos los equipos partían de cero pero los ingenieros de Red Bull, con el afamado Adrian Newey a la cabeza, han sido los que mejor capacidad de adaptación han tenido a las nuevas reglas técnicas, lo que se ha unido a la fiabilidad de su motor y su capacidad para adaptarse a los diferentes circuitos. El resto de escuderías, como Ferrari, ha sufrido numerosos errores mecánicos, humanos y de estrategia.