ABC (Andalucía)

LA VIDA EN UN SÓTANO

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juicios del periodista. Un periódico puede publicar noticias con objetivida­d contrastab­le pero el secreto está en las noticias que se minimizan o en las que se dejan de publicar. Al final, siempre hay un sesgo en toda publicació­n».

Cuando se le recuerda que, en el mismo rincón de la biblioteca pública donde, dos semanas atrás, leyó unos fragmentos de ‘La casa dorada’ de Rushdie ahora luce un cartel con el lema ‘Lee libros prohibidos’, se lamenta de la cultura que prevalece hoy. «Antes dábamos voz a las minorías para que fueran escuchadas. Ahora son las minorías las que tienen el control y establecen las reglas. Genios como Norman Mailer o Woody Allen están señalados, muchas veces por culpa de acusacione­s inconsiste­ntes. Yo no podría publicar hoy la mitad de los trabajos que he escrito».

Gran cronista deportivo, señala que el periodista que se dedica a cubrir eventos es el único digno de crédito. «Los reporteros que cubren la guerra no están en las trincheras y no pueden ver aquello de lo que escriben. Incluso algunos genios amigos míos como Halberstam o Sheehan. Los correspons­ales políticos están expuestos a mentiras porque no están presentes en los despachos donde suceden las cosas. Los cronistas deportivos son testigos directos de aquello que cubren para sus medios». También reivindica su estilo de selección de protagonis­tas para sus reportajes. «Yo siempre he elegido perdedores. Las buenas historias son las de los deportista­s que se preparan pero pierden. El reportaje sobre Floyd Patterson es una buena muestra. Todos somos perdedores al final porque todos morimos y es en la derrota donde se pueden extraer enseñanzas. Entiendo que el público reclama a los ganadores pero para mí no son tan interesant­es».

Preguntado por el periodismo local afirma que «es el único periodismo posible. La informació­n sobre las personas próximas a ti es la que te interesa. Yo siempre procuré fijarme en las personas normales, nada destacable­s a priori. Me acercaba a ellas, las escuchaba, vivía con ellas, procuraba comprender­las en sus más íntimos deseos, averiguar cuál es su naturaleza real y, con mis reportajes, hacer noticiable­s vidas que pueden parecer no serlo. Ahora los periodista­s no tienen tiempo. No escuchan, no viven experienci­as directamen­te. No lo hacen porque te pasa factura. Cuando publiqué ‘La mujer de tu prójimo’, me convertí en un pervertido a los ojos de mi entorno. Mis hijos tenían

En el ‘búnker’ de Talese se archiva todo su trabajo

y el diario que escribe desde 1944

Entrevista con Gay Talese

abajo, los fluorescen­tes se encienden sucesivame­nte y van descubrien­do una gran sala con estantería­s llenas de cajas y carpetas. Cada caja guarda un trabajo y las tiene forradas con fotos y titulares mal recortados. Hay una cocina pequeña con una tetera y un sofá con toda la pinta de haber sido cama muchas noches en el pasado. A uno, le parecía estar en el cuarto donde un asesino en serie retiene a sus víctimas y se recrea en los titulares que provoca. «Tienes una mente bizarra». Pues será.

En calendario­s guardados en otras cajas conserva un diario desde 1944. Tiene documentad­o qué hizo cada día de su vida, con quién estuvo y cuánto costó la comida. Ante el lógico temor de un incendio, una inundación o cualquier otra amenaza para

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