Cinco años del culmen de un proyecto «populista y divisivo»
es innegable, como también la distancia entre estas formaciones y una base independentista que se siente traicionada. «ERC+Junts+CUP: tripartito de la vergüenza». «Los partidos nos habéis traicionado». Eran algunas de las pancartas que podían verse. Los gritos coreados, en la misma dirección: «Fuera», «ya basta», «Govern dimisión». La peor parte, como se ha explicado, se la llevó la ex presidenta del Parlament, pero también fue abucheada la ‘exiliada’ Marta Rovira (ERC).
«Bestias»
Para amenizar la concentración, varias actuaciones, entre ellas, la de Miquel Abras, que en su tema ‘El primer d’octubre’ llama «bestias» a los agentes de la Policía Nacional que, por orden
Mientras el independentismo airea sus diferencias, la oposición exige dejar atrás ya la etapa del ‘procés’, a su criterio, un monumental engaño. Así, el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, reclamó ayer al secesionismo que respete la convivencia entre los catalanes y que deje de «tomar el pelo» a la ciudadanía. Para el PP, el 1O, culmen de un «proyecto populista y divisivo», ha tenido unas «consecuencias nefastas» para Cataluña. Para Salvador Illa (PSC), la región tiene todas las condiciones para salir adelante, pero para ello ve necesario «no volver a cometer errores que no han traído nada bueno». También se pronunció Carlos Carrizosa (Cs), que lamentó que los «golpistas» sigan sin pedir perdón.
Protesta contra el Govern, ayer en plaza Sant Jaume
judicial, trataron de impedir la votación. «Cada vez que nos pegaban, entendíamos que nos pegaban porque teníamos posibilidades de éxito», arengó la presidenta de la ANC, Dolors Feliu. Pero la soflama arrancó solo unos cuantos aplausos.
Así, las consignas de los asistentes, lejos de celebrar la «victoria» tras la votación, tal y como repetían los parlamentos, se centraron en exigir la dimisión del Govern, una y otra vez. «Pensábamos que conseguiríamos la independencia, pero resultó que no y ahora masticamos una oportunidad perdida», apuntó Feliu resumiendo el estado de frustración por el que pasa el movimiento cinco años después de su cénit. También habló el líder de Òmnium, Xavier Antich, que, tratando de aportar cierta dosis de realismo, reconoció que «la independencia no llegará mañana». Nueva tanda de abucheos. Quebrado, deprimido, el independentismo más ‘hardcore’ sigue con la venda en los ojos. Puro delirio. Solo Carles Puigdemont se salvó de la quema. Así están las cosas.
La concentración para conmemorar los cinco años del referéndum se torna en un acto de frustración y rabia contra los partidos