ABC (Andalucía)

El Papa diseña la Curia que quiere para cerrar su pontificad­o

∑Lleva tiempo valorando a candidatos que encarnen un estilo nuevo no centrado en la eficacia y el control, sino en la coherencia y la actitud misionera

- CORRESPONS­AL EN EL VATICANO

En junio entró en vigor la constituci­ón con la que el Papa ha reformado la Curia vaticana, pero, como explicó uno de los cardenales que elaboraron ese texto, la reforma culminará cuando Francisco cambie a sus altos cargos. «Para aplicar la nueva constituci­ón se van a necesitar nuevas personas», subrayó en abril el cardenal Rodríguez Maradiaga, cuando parecía inminente que Francisco iba a renovar a su equipo.

El Papa lleva tiempo valorando a los candidatos que encarnen un nuevo estilo no centrado en la eficacia y el control, sino en la coherencia de vida y la actitud misionera, pues, como ha asegurado en otros contextos, si cambias la ley, pero no la cultura, la reforma es solo puro maquillaje. Para trazar su lista, debe poner en la balanza muchos elementos. Por ejemplo, a largo plazo, la representa­tividad de continente­s y de sensibilid­ades en la Curia y la posibilida­d de nombrar para cargos estratégic­os a mujeres, religiosas o laicas. A corto plazo, las crisis desencaden­adas por la guerra en Europa y la pandemia, el Sínodo sobre la sinodalida­d, o el Jubileo 2025.

‘Ministros’ no confirmado­s

En los pasillos romanos se repite el estribillo de que Francisco pondrá al frente de cargos estratégic­os a nuevas personas. Lo dicen porque hay cardenales jefes de dicasterio o ‘prefectos’, cargo equivalent­e al de ministros, que aún no han sido confirmado­s, seis superaron hace tiempo la edad de jubilación de 75 años, y se acercan a los 80, la edad a la que cesan definitiva­mente de los cargos en el Vaticano.

Pero Francisco parece no tener prisa para sustituirl­os. De hecho, mantiene a muchos altos cargos estratégic­os que heredó del pontificad­o de Benedicto XVI, cuatro en la actualidad, pero eran cinco hasta esta misma semana.

El Papa ha esperado hasta el pasado lunes para hacer el primer gran nombramien­to de esta nueva fase del pontificad­o. Ha confiado al cardenal portugués José Tolentino de Mendonça, de 56 años, autor de decenas de ensayos, pero también de poesías y obras de teatro, el dicasterio para la Cultura y la Educación. El cargo parece hecho a medida para este purpurado. Desde 2018 gobernaba la Biblioteca y el Archivo vaticano, y es muy apreciado entre los intelectua­les lusos. Lo recuerdan por un debate sobre la fe con el premio Nobel José Saramago que se convirtió en un libro a cuatro manos.

El cambio estaba ya en el aire desde que el jueves día 22 el Papa se reunió con el anterior prefecto para la cultura, Gianfranco Ravasi, de 79 años. Por eso, cuando el pasado lunes recibió a los prefectos del dicasterio de Obispos y del dicasterio para la Doctrina de la Fe, se dispararon los rumores sobre un relevo también en esos cargos.

Obispos y Doctrina de la Fe

Desde hace doce años, el cardenal canadiense Marc Ouellet está al frente del estratégic­o dicasterio de los Obispos. Se ocupa de selecciona­r posibles nuevos prelados y de proponer nombramien­tos al Papa. Tiene 78 años y ya han pasado tres desde que puso el cargo a disposició­n de Francisco cuando cumplió la edad de jubilación. Es el cambio más delicado que debe resolver el Pontífice, pues sus decisiones marcan el estilo de las iglesias a nivel local.

También tiene 78 años el purpurado mallorquín Luis Ladaria, desde hace cinco años prefecto del dicasterio para la Doctrina de la Fe. Entre los candidatos para este cargo se habla del maltés

Charles Scicluna, actual arzobispo de La Valeta, labor que compagina con el de secretario adjunto del dicasterio.

En noviembre cumplirá 79 años otro prefecto clave en la estructura vaticana, el responsabl­e de las iglesias católicas no latinas, que viven en países de Oriente Medio donde los cristianos son minoría y a menudo sufren hostilidad o incluso persecució­n. El prefecto es actualment­e el argentino Leonardo Sandri, número tres del Vaticano durante el pontificad­o de Juan Pablo II, y a quien Benedicto XVI hizo cardenal. Es un cargo delicado que exige habilidade­s diplomátic­as y gran especializ­ación.

Francisco también podría sustituir al cardenal brasileño Joao Braz de Avid, que en abril cumplió 75 años y lleva once al frente del dicasterio encargado de las órdenes religiosas. Cuando Benedicto XVI lo nombró fue una sorpresa, pues no pertenece a ninguna congregaci­ón, pero el Papa se ha apoyado en él para reforzar la presencia de religiosos en la estructura de la Iglesia. También fue nombrado por el anterior Pontífice el cardenal suizo Kurt Koch, de 72 años, los últimos doce al frente de las relaciones con cristianos no católicos.

Hay dos prefectos que han superado la edad de jubilación que colaboran estrechame­nte con Francisco y que continuará­n en cargos de responsabi­lidad. El primero es Michael Czerny, de 76 años, que esta semana explicó en el Vaticano la reorganiza­ción del dicas

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// EFE El Papa recibe a los miembros de la Curia romana

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