Problematizar la libertad religiosa
Las confesiones están satisfechas con la ley vigente, de 1980
Esta semana, en la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, PSOE y Unidas Podemos han conseguido aprobar una enmienda transaccional a una proposición no de ley con la que se insta al Gobierno a que ponga en marcha una Ley de conciencia, religiosa y de convicciones. Iniciativa destinada a sustituir la vigente Ley Orgánica de Libertad Religiosa, de julio de 1980, y a sacar a la Iglesia Católica del ámbito de los Acuerdos Iglesia-Estado por la vía de los hechos.
Acuerdos que tienen rango de ley superior. Tal y como se comprobó en el café Innovación sobre Libertad religiosa en la Universidad Autónoma de Madrid, esta semana, iniciativa del catedrático Ricardo García García y de su equipo, las confesiones religiosas en España no necesitan una nueva ley. Están satisfechas con la vigente. Lo único que reclaman es que sea efectivo el reconocimiento de los derechos que la norma de 1980 les confiere. El problema de las confesiones religiosas minoritarias presentes en España, sean de notorio arraigo o no, no es entonces el marco legal. De hecho, hubo consenso en afirmar que en la situación política actual de España no se hubiera podido sacar adelante una ley de Libertad Religiosa como la de 1980, que sintetiza el espíritu de concordia constitucional con y entre las religiones.
La cuestión hoy es que el Gobierno ha abandonado la doctrina de la neutralidad y se ha puesto en manos de formaciones políticas que propugnan un laicismo agresivo. Se da la paradójica situación de que el Ejecutivo de Sánchez utiliza a las confesiones religiosas para enarbolar la bandera del pluralismo y la diversidad, al tiempo que desarrolla legislaciones que para las confesiones religiosas, la católica y las minoritarias, representan una quiebra de la obligada aconfesionalidad, laicidad constitucional. Propuestas como el aborto libre, la ley Trans, la eutanasia o lo que se deriva de la ideología de género son, para las confesiones religiosas, una muestra de cómo se problematiza la libertad religiosa y de conciencia. En algunas materias, determinadas confesiones religiosas, en sus declaraciones públicas, son más duras que la Iglesia católica.