Joven pero no recién llegado a la política
cía sino más bien todo lo contrario.
—¿Y la costa?
—Exactamente igual.
—Hablemos de Doñana. ¿Qué hacemos con las lagunas secas?
—Desgraciadamente no es la primera vez que se secan; lo hicieron en los 90 y en los 2.000. Estamos viviendo una época de sequía generalizada que afecta al Sur en particular. La única solución que tiene Doñana es la misma que se ha aplicado en otros parajes naturales de Andalucía: Dejar de esquilmar los acuíferos y para eso, si no queremos acabar con la agricultura y el medio de vida de muchas familias, es necesario aportar recursos hídricos en superficie. Eso se materializa con inversiones, presupuestos y proyectos.
—¿Eso significa que no apoyará la ley de regadíos de la Corona Norte hasta que no haya recursos en superficie?
—Significa que la solución a Doñana pasa sí o sí por dejar de obtener agua del acuífero y por la aportación de recursos en superficie para las actividades que se desarrollan en su entorno. El problema allí es de indefensión jurídica para muchos agricultores que llevan en el limbo 15 años. La Junta piensa que los pozos ilegales por supuesto que hay que cerrarlos. Nadie va a amparar que haya pozos ilegales ni en Doñana ni en ningún sitio, vaya por delante. Ni se va a legalizar lo que no sea legalizable. Se trata de aportar seguridad jurídica a familias que llevan clamando por ello 15 años y nunca traspasar la línea roja de los valores que propiciaron la conservación de Doñana. Eso es innegociable. Eso lo tenemos todos absolutamente claro.
—Quien dice tenerlo muy claro es el presidente. Ha creado una Consejería de Sostenibilidad.
—Para Juanma Moreno la sostenibilidad y la conservación de Medio Ambiente es una máxima que imprime a todas las áreas del Gobierno. Nuestra consejería es trasversal porque intervenimos en la práctica totalidad de la gestión. Hoy en día es impensable una iniciativa social, empresarial, que no tenga incidencia en el territorio. Todo requiere de una autorización ambiental, una imposición legal con la que estamos
Ramón, de Almería, como se presenta, es un político con experiencia a pesar de no haber cumplido los cuarenta. Ha sido alcalde de su ciudad siete años y también portavoz del PP regional, un cargo que apenas ha ejercido pero que le ha servido de entrenamiento para el reto que ahora tiene por delante. Su sonrisa llega antes que él a los sitios y quienes trabajan con él dicen que tiene un talante conciliador y que es capaz de forjar equipos. Lo que más le preocupa ahora no es la dimensión de Andalucía «es imposible conocerla entera pero lo voy a intentar» sino lo que no puede controlar: los incencios, la sequía, los vertidos al mar ....
Fernández-Pacheco en los jardines de la consejería que dirige de muy acuerdo. Otra cosa es que seamos capaces de agilizar, simplificar y de reducir los trámites...
—Vamos que tiene las armas para imponer estas políticas.
—Hay que romper una lanza en favor de los tiempos actuales. El discurso de la sostenibilidad está asumido en toda la sociedad tanto a nivel social como institucional. Hoy en día todos los proyectos que se emprenden, en el sector privado y el público, son sostenibles desde el punto de vista social, económico y por supuesto, medioambiental. Y un ejemplo claro lo tenemos en la Ley de Economía Circular que hemos presentado esta semana. Viene a regular lo que ya hacen muchas empresas que han apostado por la economía circular no sólo como una manera de garantizar la conservación del entorno donde radican, sino porque reconocen la conciencia social que tienen sus clientes. Hay margen de mejora pero hemos avanzado mucho. No queremos una ley punitiva porque para eso ya está la legislación medioambiental que castiga al que contamina.
—Sí pero tarda tanto en aplicarse que casi no sirve para nada.
—Eso también es verdad. Pero la ley de economía circular es una ley de incentivos que se propician, entre otras cosas, a través de la contratación pública. Una de las medidas más interesantes es la creación del Registro Andaluz voluntario que va a permitir a los usuarios conocer cuál es el ciclo de economía circular.
—Es decir que este bolígrafo (con el que se toman notas en la entrevista) va a llevar una etiqueta enorme.
—No. Significa que cualquier usuario mete los datos del boli en ese registro y puede ver si está hecho de material reciclado, de dónde ha salido o si proviene de una mina que hay en China que se extrae de una determinada manera. Los clientes valoran que estás trabajando con material reciclado y por eso te inscribes en este registro.
—¿La empresa andaluza está en eso?
—Los clientes lo valoran. No hay más que ir a un supermercado y ver cómo todos alardean de ecológicos, sostenibles y reciclados. También lo vamos a incentivar a través de la contratación pública ecológica que nos va a permitir en determinadas licitaciones exigir o bien puntuar positivamente que formes parte de la economía circular y lo acreditas a través de ese registro. Yo siempre pongo el ejemplo de los juguetes porque estoy en edad de criar.
—Un último debate. ¿Va a permitir más campos de golf?
—Depende. Ni yo ni ningún político califica la viabilidad ambiental de ningún proyecto. No todos los campos de golf tienen el mismo impacto en el territorio; el municipal de Almería se riega con agua reciclada y ese es el modelo a seguir. El problema del agua no es ninguna broma.