La consulta para romper el Govern pone en riesgo la existencia de Junts
El Ejecutivo catalán, en la «excepcionalidad» y con Laura Borràs calificándolo de «fraudulento»
Lo peor para Junts está por llegar. Nadie sabe en el partido, a día de hoy, cómo se gestionará el resultado de una consulta a las bases que evidenciará la división interna en un asunto tan importante como el de formar parte de un gobierno de coalición con ERC. A partir del viernes por la tarde, o la presidenta, Laura Borràs, o el secretario general, Jordi Turull, habrá sido desautorizado por la militancia. Un día antes de arrancar la consulta, nadie quiere oír hablar de dimisiones pero la viabilidad del partido, que nació a imagen y mayor gloria de Carles Puigdemont tras el desastre de 2017, estará en duda se obtenga uno u otro resultado dentro de 48 horas.
Si la militancia de Junts decide apostar por mantenerse en el Govern, Borràs, que ayer no lo concretó pero apuntó cuál sería su voto –salir del ejecutivo que preside Pere Aragonès (ERC)–, habrá perdido un pulso a ERC y, también, a Turull, que este martes todavía no había anunciado que, como todo indica, prefiere mantener viva la coalición. En condiciones normales, la continuidad de Borràs al frente de Junts sería inviable. Se abriría, así, la posibilidad de que la presidenta suspendida del Parlamento autonómico –si no es inhabilitada– se dejara querer por la Assemblea Nacional Catalana (ANC) para liderar una lista «sin partidos» en las próximas elecciones.
En este escenario, Junts tendría una fuga de personal, cuadros, militantes y votantes. Desde que se conoce la pregunta de la consulta, se han manifestado a favor de la ruptura con ERC dirigentes, diputados y cargos políticos cercanos a Borràs y, también, a Puigdemont. Francesc de Dalmases, Aleix Sarri, Aurora Madaula, Jaume Alonso Cuevillas, Salvador Vergés, Cristina Casol y, entre otros, Jami Matamala, amigo íntimo de Puigdemont que le ayudó en su fuga de España en 2017, forman parte de la lista de los que quieren situar a Junts fuera del Govern.
La volatilidad de Junts se multiplicará exponencialmente si los partidarios de romper ganan la consulta. No solo porque saldrán del ejecutivo autonómico, con lo que supone para unos 300 cargos y cuadros del partido, sino también porque Junts iniciará una travesía del desierto, fuera de las instituciones catalanas, sin peso en el Congreso, desaparecidos de los grandes ayuntamientos y con un futuro complejo a solo siete meses de las elecciones municipales.
La escisión, entonces, seguiría siendo
La volatilidad del partido se multiplicará exponencialmente si los partidarios de romper con ERC ganan esta semana
una posibilidad, pero, en este caso, protagonizada por el sector que, ahora, apuesta por mantenerse en el Govern. Turull tratará de impedirlo, gane o pierda el pulso a Borràs. Pero sin puestos que cubrir, pérdida de asesores y cargos medios ‘liberados’ que dejarán de estar a disposición del partido, no será tarea fácil.
Para evitar, primero, salir del ejecutivo de Aragonès, y, luego, romper el partido, se han posicionado a favor de seguir en la Generalitat la consejera Victòria Alsina, que no puede votar en la consulta pero hará campaña, el ex secretario general, Jordi Sànchez, el ex alcalde de Barcelona y que está a la espera de que pase la tormenta para anunciar que intentará ganar a Ada Colau, Xavier Trias, así como el exconsejero de Interior Quim Forn.
Un gobierno en crisis
Mientras tanto, ayer, la portavoz de la Generalitat, Patrícia Plaja, reconoció que el Govern está ante una situación de «excepcionalidad», pues la mitad de los consejeros no saben si la semana que viene seguirán en sus cargos. Los miembros del gobierno están «ante una situación compleja», dijo, y reconoció que no es «normal» lo que pasa.
En relación a una posible ruptura del ejecutivo, Plaja dijo que, aunque Aragonès tiene «ganas» de que «la coalición continúe», en la Generalitat tienen «presentes todos los escenarios» y el presidente autonómico dará una respuesta «ágil» y «rápida» a la decisión de Junts.
«Si se rompe el gobierno, entramos en un escenario diferente desde el inicio de la legislatura, pero todavía no hay nada roto y cerrado», añadió, durante la rueda de prensa ante los periodistas posterior a la primera reunión del Govern tras el cese de Jordi Puigneró como vicepresidente.
Por su parte, Borràs ahondó un poco más, este martes, en la crisis política al calificar el Govern, del que todavía forma parte su partido, como un ejecutivo de «colisión», «fraudulento» y sin legitimidad para seguir al frente de la Generalitat. Plaja no quiso valorar estas palabras de la presidenta de uno de los partidos de la coalición.