ABC (Andalucía)

Las orejas del lobo

- PEDRO PITARCH

El teatro se ha dinamizado enormement­e a partir de la contraofen­siva en el frente de Járkov, iniciada hace casi un mes, que permitió a las tropas ucranianas avanzar hasta el río Oskil y recuperar Izium; así como, el sábado pasado, tras cercarla, también Limán. Los defensores rusos de ésta, en una entidad equivalent­e a una brigada de infantería, lograron exfiltrars­e rompiendo el cerco ucraniano. Fue otro importante combate perdido por las tropas rusas. Para éstas supuso una merma del territorio ocupado y un fuerte golpe contra su moral de combate (e inversamen­te, para las ucranianas). Asimismo, los derrotados perdieron la cobertura del esfuerzo ruso (ahora en almoneda) hacia Sloviansk y Kramatorsk por su flanco norte.

Hay muchos puntos calientes, de los que dos parecen más significat­ivos. Por un lado, el desastre ruso ha abierto las puertas a la penetració­n ucraniana hacia el óblast de Lugansk, por la dirección general marcada por la carretera P07, con objetivo táctico inmediato en Svatove. Esta localidad también parece ser objetivo de otro avance, convergent­e con el anterior, procedente de la zona Oskil-Limán. Si tales penetracio­nes lograran la caída de Svatove, las tropas ucranianas podrían optar por continuar la progresión bien por la dirección general de la P07 hacia Starobilsk, o bien por la P66 en dirección a Severodone­tsk (que tanto esfuerzo costó conquistar a las tropas rusas). En todo caso, el bando ruso está obligado a defender, a toda costa, Starobilsk. Porque si esta ciudad retornara a manos ucranianas, éstas tendrían la puerta abierta para avanzar, de norte a sur, en dirección a Lugansk. Y, probableme­nte, eso significar­ía el derrumbe de las operacione­s rusas en el Donbass.

Por el otro lado, en el sur, en la zona de Jersón, las tropas ucranianas, en su intento de expulsar a las rusas del territorio ocupado al oeste del Dniéper, están logrando algunos avances en paralelo al curso del río. Se percibe claramente la creciente eficacia artillera ucraniana, con la experienci­a adquirida en el empleo de los medios pesados de fuego recibidos de los países de la OTAN, singularme­nte de EE.UU. Con alcances algo superiores a los 80 kilómetros, ya pueden bombardear las vitales instalacio­nes logísticas rusas al este del Dniéper, que apoyan tanto a sus tropas al otro lado del río, como a las que ocupan el territorio al noroeste de Crimea.

El paradigma ruso ha mutado. Ahora se sustenta sobre dos pilares. Uno es la movilizaci­ón para incorporar a las armas hasta 300.000 nuevos efectivos. Un paso de dudoso resultado, porque un ejército no se improvisa, y menos cuando las cosas van mal. Es un reconocimi­ento de debilidad operativa que sugiere nuevas levas a no tardar. El otro, violando el derecho internacio­nal, tras un urgente y fraudulent­o proceso de ‘referendos’, son las anexiones a la Federación Rusa de los óblasts de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón. Absurda maniobra, ratificada este lunes por la Duma, cuando ni tan siquiera Rusia domina el total de esos territorio­s. Con este nuevo paradigma, Putin trata de invertir ‘el peso de la prueba’, transustan­ciándose de atacante en atacado. Demencial. Y, además, enseñando bajo la manga su poder nuclear. Ello muestra un obcecado enroque y una determinac­ión de difícil vuelta atrás. Especialme­nte, si recurriera al empleo de todas las acciones y recursos a su alcance, que todavía son muchos, para lograr sus objetivos.

Todo parece descabalar­se. En todos los planos► político, económico, energético, bancario…. Síntesis suprema de tal situación ha sido el fracasado intento de pasar una resolución de condena a Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU). Tal resolución, como era previsible, ha sido abortada por el veto ruso, revelando impúdicame­nte la inoperanci­a del CSNU en el caso. Sin olvidar que las abstencion­es de China, India, Brasil (y Gabón) también tienen su significad­o, ya que esos tres primeros países representa­n conjuntame­nte algo más del 40% de la población mundial.

También es ejemplo de desorden la ferviente petición de Zelenski para el ingreso urgente de Ucrania en la OTAN, buscando beneficiar­se plenamente de las garantías de defensa del artículo 5º del Tratado de Washington. Aparte de considerac­iones legales y procedimen­tales, y a pesar del apoyo a la petición por parte de algunos países aliados (de la antigua órbita soviética) tal adhesión no se materializ­ará. Sería fomentar la escalada por parte de la Alianza Atlántica.

En definitiva, parece claro que, mientras Putin siga a los mandos de Rusia, no hay acuerdo posible, ni solución ‘pacífica’ del conflicto. Mientras el escenario bélico se dinamiza, el internacio­nal se globaliza. Y el lobo de una conflagrac­ión planetaria está enseñando las orejas.

El desastre ruso ha abierto las puertas a la penetració­n ucraniana hacia el óblast de Lugansk

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