EE.UU. espera que China y la India «enfríen» el pulso nuclear de Putin
Biden reitera a Zelenski su ayuda militar y que nunca reconocerá los territorios anexionados
Las condiciones para un ataque nuclear de Rusia a Ucrania empiezan a entrar en el terreno de lo posible. El Ejército ucraniano coge impulso en la recuperación de territorios en el este y sur del país que el Gobierno de Putin ha reconocido ya como pertenecientes a la soberanía rusa tras la celebración de referéndums fraudulentos.
Ya lo deslizó hace dos semanas el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York► la doctrina rusa permite el uso de armas nucleares en casos de «agresión contra la Federación Rusa con armas convencionales cuando se amenace la propia existencia del estado». Y el mismo Putin, que hizo amenazas veladas sobre el uso de esas armas durante el cónclave de la comunidad internacional, describe desde hace meses la guerra como una batalla existencial entre Rusia y Occidente, que apoya con armas y sanciones a Kiev.
Pero dentro del Gobierno de EE.UU., según fuentes del ‘The New York Times’, se sospecha que el presidente ruso podría ser consciente de los riesgos de usar el arsenal de armas nucleares► su poder intimidatorio puede ser más útil que su impacto militar en el frente.
En los escenarios que se manejan sobre un posible ataque nuclear de Rusia, no se piensa en las armas de gran capacidad destructiva, como las que EE.UU. utilizó al final de la Segunda Guerra Mundial en Hiroshima y Nagasaki.
El arsenal sería el de las llamadas armas nucleares tácticas, de menor potencia, que pueden ser lanzadas desde una pieza de artillería desde el propio territorio ucraniano, desde aviones o a través de misiles en zonas fronterizas rusas. Al contrario que el arsenal nuclear de gran potencia, el que es capaz de provocar una catástrofe de dimensiones históricas, las grandes potencias no se han esforzado en regular el uso de las armas tácticas.
Rusia, en los escenarios que maneja EE.UU., podría atacar una concentración de fuerzas ucranianas, con el objetivo de parar su avance sobre posiciones rusas en esos territorios ocupados. Otras posibilidades son atacar una base militar ucraniana remota, una ciudad pequeña o hacer una demostración en una explosión sobre el mar Negro. El ataque demostraría la voluntad de Putin de utilizar esas armas, buscaría detener en seco la ofensiva ucraniana y la radiación convertiría en inhabitable la región afectada. Aliados íntimos de Putin como Kadirov, el líder de Chechenia, le ha animado a que dé el paso.
Un paria
Las contrapartidas para Putin, sin embargo, serían abundantes. En primer lugar, convertiría a Rusia en un paria internacional, con la posibilidad de que sus principales apoyos –como la India y, sobre todo, China– le den la espalda y se sumen a las sanciones internacionales. También provocaría una reacción inmediata de EE.UU. y de sus aliados► la Administración Biden ha advertido a Moscú de que habría «consecuencias catastróficas» si da ese paso y, desde fuera del Gobierno, el exdirector de la CIA, David Petraeus, ha asegurado que EE.UU. eliminará en ese caso al ejército ruso en Ucrania y su flota en el mar Negro. Además, Putin corre el riesgo de dispararse en el pie► el viento podría enviar radiación a territorio ruso.
Con la sombra de la amenaza nuclear de Putin, Joe Biden volvió ayer a reiterar su apoyo a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski. Le reiteró que EE.UU. «nunca reconocerá» los territorios anexionados y que alargará su apoyo militar a Kiev «todo el tiempo que sea necesario». Ayer mismo autorizó un nuevo paquete de armamento de 625 millones de dólares.
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