Una revolución fotográfica desde la mesa de la cocina
▶KBr, Foto Colectania y Macba orquestan la primera gran exposición dedicada a Carrie Mae Weems ▶La muestra repasa cuatro décadas de trabajo y exhibe por primera vez en España la célebre serie ‘Kitchen Table’
Carrie Mae Weems, 69 años y una de las miradas más cotizadas de la fotografía contemporánea, posa apoyada en la mesa de un despacho que, entre retratos de Angela Davis y Huey Newton, ejemplares de la revista ‘Life’ y miniaturas variadas, reproduce en el KBr de Barcelona la historia de los Black Panthers. Cambio de barrio, de la Villa Olímpica al Born, y ahí está de nuevo Carrie Mae Weems, ahora en dos dimensiones y riguroso blanco y negro, reclinada sobre una simple mesa de cocina en una de las imágenes de gran formato que cuelgan de las paredes de Fundación Foto Colectania.
Una mesa, una luz cenital y personajes que entran y salen de escena. Ahora una niña que hace los deberes, ahora un hombre que fuma. Ahora un tipo que come langosta, ahora una mujer que se maquilla. La única constante es Carrie Mae Weems, aunque en realidad no la vemos a ella, sino a quien la propia artista ha bautizado como ‘la musa’; una suerte de narradora que va alternando máscaras. Madre, amante, figura de autoridad, hija. Cualquier cosa. Lo que sea con tal de trasladar a la película fotográfica cómo se imaginan las mujeres a sí mismas. La mesa, por cierto, también es omnipresente y es mucho más que una simple mesa.
«Representa el espacio doméstico como lugar de revolución y emancipación», subraya Elvira Dyangani Ose, directora del Macba y comisaria de la primera gran retrospectiva de la fotógrafa estadounidense en Barcelona y la más completa nunca vista en España. Tan excepcional es la ocasión que la exposición se ha troceado en tres muestras en otras tantas sedes: un repaso cronológico y temático a cuatro décadas de trabajo en el KBr de la Fundación Mapfre; las series completas de ‘Y 22 millones de personas muy cansadas y muy enfadadas’ y ‘Kitchen Table’ en Foto Colectania; y una videoinstalación en el Macba. «Es un milagro colectivo», celebra la fotógrafa durante la presentación de su gran desembarco en Barcelona.
En total, más de veinte series, centenares de fotografías y cuarenta años de trabajo agrupados bajo el título ‘Un gran giro de lo posible’ y encuadrados en lo que la propia Weems resume como la búsqueda del equilibrio entre el fondo y la forma. Entre la ética y la estética. «Se suele decir que mi trabajo aborda temas como la raza, el género y las clases, y aunque es verdad, no es solo eso: también es importante pensar en el misterio de la imaginación y en la estética; en cómo se hacen las cosas», explica. Así, las fotografías que pueden verse en Barcelona hasta el 15 de enero son reivindicación y denuncia, sí, pero también encuadre, contraste y color. El impacto directo de la sobrecogedora serie ‘From Here ISaw What Happened And I Cried’, con una treintena de daguerrotipos de 1850 de esclavos africanos de Carolina del Sur teñidos de rojo; y la poesía visual de ‘Slow Fade To Black’ y ‘Blues Notes’, retratos desenfocados de celebridades afroamericanas que, alerta Weems, están desapareciendo de la memoria colectiva. O, por resumirlo en una única serie, los retratos irónicos y airados ‘Not Manet’ s Type’, en los que una modelo negra confronta el canon de la historia del arte.
Denuncia y racismo
«Su voz nos sirve para recrearnos en un imaginario poético y político y en el deseo de que algo ocurra. En sus manos, el encuadre representa el anhelo», destaca la comisaria de la exposición. Como ejemplo, sus reflexiones constantes sobre la reelaboración de la historia, la denuncia del humor racista y los estereotipos humillantes en las instantáneas de ‘Ain’t Jokin’, o la constatación de que las mujeres negras siguen estando a años luz del discurso de buena parte de las instituciones culturales. Para esto último, Weems se fotografío de espaldas frente a colosos como el British Museum, el Guggenheim de Bilbao o
el Philadelphia Museum Of Art. La historia del arte, lamenta Weems, sigue dejando de lado a las creadoras negras.
«Vivimos una época de territorios disputados, y las ideas con las que yo trabajo tienen que ver con los derechos humanos y los derechos civiles», subraya la fotógrafa. Y tanto trabajo le dan todas esas ideas que no le basta con la imagen fija y tiene que desbordarse hacia otras latitudes artísticas, ya sea diseñando el papel pintado que empapela algunas salas del KBr o adentrándose en el terreno de las fantasmagorías con la videoinstalación ‘Lincoln, Lonnie, And Me’, reflexión sobre cómo se construyen las narrativas históricas y cómo las tragedias del pasado son renegociadas una y otra vez. «A veces la fotografía no es suficiente y necesita salir fuera», constata Dyangani Ose.
Conocimiento, poesía y saber cotidiano son, añade la comisaria, algunas de las claves del trabajo de una fotógrafa que siempre ha operado alrededor de la reformulación de la identidad de la comunidad afroamericana y las mujeres. «Están los derechos humanos y civiles, sí, pero, ¿qué es lo que hace que estas obras sean importantes? El sistema de creencias. Y también la belleza», ilustra Weems. Belleza como la de sus bodegones de arquitectura dogon en Mali y creencias como las que articulan la serie ‘All the Boys’, reacción a la brutalidad policial en Estados Unidos que compone a partir de la confrontación de fichas policiales y figuras borrosas de jóvenes encapuchados.
Creado justo después de la masacre de Charleston de 2015, este es uno de los últimos trabajos expuestos de una artista que, presente en las colecciones del MoMA, la Tate Modern y la National Gallery de Washington D.C., entre otros, sigue teniendo en la serie ‘Kitchen Table’ uno de sus hitos más reconocibles.
Se trata de un conjunto de veinte imágenes de gran formato, algunas de ellas acompañadas de textos poéticos, con las que Weeems relata el camino de una mujer negra en busca de su identidad. «Seguimos a Carrie, a su musa, en su proceso de autoafirmación. Su deseo es seguir su ansia. Es una mujer que anhela y ese perseguir ese anhelo es precisamente lo que explica esta serie», resume Dyangani Ose. Otra vez el anhelo. Y el encuadre.
«Su voz nos sirve para recrearnos en un imaginario poético y político», destaca la comisaria de la exposición