Un comité de Cultura da ayudas a festivales que dirigen dos de sus propios miembros
El Inaem asegura que estos vocales no valoraron sus propias muestras
El tejido de festivales siempre se ha nutrido de ayudas y colaboraciones públicas. Eventos de música, cine y también teatro reciben cientos de miles de euros todos los años para poder ofrecer cultura a los ciudadanos. Pero esas ayudas han de ser distribuidas y repartidas conforme a unos estándares lo más justos y objetivos posible. Con todo, en la última convocatoria de ayudas para el teatro y el circo, de este 2022, dos de los miembros que formaban parte del comité de valoración que aprobaba y distribuía las cuantías para los festivales teatrales eran también directores de dos muestras que concurrían en la convocatoria. Es decir, los festivales que organizaban solicitaron (y recibieron) dinero que la comisión de la que formaban parte repartía, aunque ellos no valoraron sus propias propuestas.
Las comisión de valoración para el sector del teatro está formada por el presidente, que es «la persona titular de la Dirección General del Inaem», como se recoge en la resolución de la convocatoria, Joan Francesc Marco; el vicepresidente, «la persona titular de la Subdirección General de Teatro»; y una serie de vocales que tendrán que ser «expertos independientes de reconocido prestigio en el ámbito teatral, y representativos de los distintos géneros y subsectores del teatro». Estos vocales designados fueron cinco, dos de ellos los directores de la Muestra Internacional de Teatro de Ribadavia y la directora del Festival Internacional de Teatro de Vitoria-Gasteiz.
El procedimiento para otorgar las ayudas y determinar las cuantías es el siguiente: la comisión de valoración ha de evaluar una serie de criterios en cada una de las propuestas, y en cada uno de estos puntos se otorgan puntuaciones. Dependiendo de qué criterio sea, habrá una puntuación máxima. Por ejemplo, la nota máxima en ‘interés cultural del proyecto’ es de 30 puntos, mientras que para el presupuesto, 15. En total, cada uno de los festivales necesita un mínimo de 50 puntos (la mitad de los máximos posibles) para acceder a la subvención. Las cuantías se determinan dependiendo de las notas de cada propuesta: si obtienen 50 puntos, la ayuda no podrá exceder el 21% del total solicitado, mientras que si son más de 90, no podrá ser inferior al 81%. La máxima cantidad en esta categoría (festivales de teatro) es de 110.000 euros.
Los festivales que dirigían estos dos miembros de la comisión se llevaron puntuaciones bastante superiores a la media del resto de concursantes. Concretamente, tal y como se indica en la resolución provisional de las ayudas, el MIT de Ribadavia recibió una puntuación de 90 (la segunda más alta, empatado con otro festival) y recibiría una subvención de 67.000 euros. El Festival de Vitoria, 71 puntos y 35.000 euros.
A pesar de todo, estos dos vocales se apartaron de la valoración de los dos festivales que ellos mismos dirigen. «Ninguno de ellos estuvo presente ni durante la deliberación de dicha valoración ni durante la votación de la propuesta de adjudicación provisional asignada a esos festivales», aseguran desde el Inaem, y «así queda reflejado en el acta», sino que han sido los demás miembros de la comisión.
Reclamaciones
Otros proyectos que solicitaron las ayudas rechazan esta convocatoria: desde el Festival de Teatro Valle-Inclán, que se celebra en Villanueva de Arosa (Pontevedra), entienden que «la convocatoria debería retrotraerse al momento procedimental previo al nombramiento de la comisión», para establecer una nueva y volver a valorar todas las solicitudes y «descartar cualquier sesgo previo».
El festival dedicado íntegramente a Valle-Inclán, uno de los dramaturgos más sobresalientes de la historia de España, no ‘aprobó’. Se quedó sin alcanzar los 50 puntos mínimos necesarios para recibir la ayuda, algo que no comprenden desde la dirección. Tachan las puntuaciones de «arbitrarias» y no comparten que, en algunos criterios, hayan recibido notas tan bajas: 6 sobre 25 en la que se valora «la proyección nacional». El Festival, en cambio, albergó un estreno nacional de Rafael Álvarez, El Brujo, en su primera edición, por lo que consideran que la trascendencia nacional queda más que demostrada