La inflación pone en jaque la gratuidad de la tapa granadina
Los hosteleros abren el debate sobre si resulta rentable y es sinónimo de calidad culinaria
La tapa es uno de los baluartes del que cualquier granadino se enorgullece cuando habla de su tierra. El hecho de que se ponga como cortesía junto a la cerveza o la bebida que se pida es, con diferencia, la singularidad que la ha hecho famosa. Hasta el momento, al menos. El debate está servido desde hace años con respecto a un posible cambio de modelo y así se está discutiendo en las jornadas gastronómicas que se están llevando a cabo en Granada estos días.
El sector hostelero lleva tiempo poniendo sobre la mesa esta posibilidad con la mejora de la calidad y la imposibilidad de crecer económicamente a medio plazo si nada cambia. A ello se le suma actualmente la subida de los precios y el coste del producto. «Hay gente que empieza a pensárselo. Antes ponías la tapa y no te enterabas, ahora se nota en el bolsillo» explica el presidente de la Federación de Hostelería de Granada, Gregorio García.
El debate lo han reactivado, de hecho, los propios hosteleros granadinos. El congreso «Análisis y reflexiones sobre la gastronomía de Granada» además de con la federación granadina ha contado con la participación de la Federación de Empresarios de Hostelería de Andalucía y la Confederación Empresarial de Hostelería de España, todo con el patrocinio de la Junta de Andalucía. Las opiniones que se han vertido, incide García, «no tienen que ver con un referéndum, cada cual hará lo que quiera, es simplemente contrastar ideas» teniendo en cuenta que la actual situación económica, con la inflación haciendo estragos, necesita de ellas.
Transición
«Los precios han cambiado y eso hace que la tapa gratis no esté tan clara. También porque si lo que se busca es mejorar la calidad de la tapa, evidentemente va a costar aún más», señala el presidente de los hosteleros granadinos. La solución, eso sí, de empezar una transición donde tanto la tapa pagada como la tapa de cortesía, coexistan. «Son compatibles, evidentemente», resume.
En ese sentido se ha pronunciado estos días el propio alcalde de la ciudad, Paco Cuenca, quien hace meses abrió una polémica importante tras declarar que dejarían de apoyar la tapa gratis desde el Ayuntamiento en el futuro. «Queremos que la gente se siente en el establecimiento y disfrute de la gastronomía, no de la tapa gratis sino de pequeños bocados que se pagan y son una muestra de una carta que lleva a sentarse a mesa y mantel, que es lo que da rentabilidad», explicó entonces el alcalde.
Tras el revuelo mediático, Cuenca ha sido ahora más cauto en ese sentido, declarando que «todo es compatible». La capital, incidía, tiene ahí «un espacio de oportunidad» en el marco de la excelencia y la calidad. Hasta ahí la comedida reflexión.
El caso es que la opinión contrasta con algunas voces autorizadas del congreso, como es la de José Luis Yzuel, presidente de los hosteleros de España. Yzuel declaró que el sector debe reflexionar sobre hacia dónde quiere ir y trabajar «por la excelencia y por la calidad», teniendo en cuenta que el turismo gastronómico es «cada vez más importante». Más específicamente, en una entrevista en ‘Ideal’, ha afirmado que «las tapas tienen que costar lo que valen y ser rentables», lo que en definitiva tumba la idea de esa compatibilidad de modelos que se propone en Granada.
Todo ello, además, está atravesado por una triste pero significativa realidad en cuanto a la excelencia de la gastronomía granadina. A pesar de que las tapas de la ciudad de la Alhambra gozan de una enorme fama nacional, no hay una sola estrella Michelín entre todos los restaurantes de la provincia.
Los empresarios no abogan por imponer ningún modelo, pero dejan claro que la tapa gratis ya «no está tan clara»