Presidente Erdogan
Estocolmo volverá a exportar armas a Turquía para evitar un nuevo veto del
l tiempo que Turquía sigue coqueteando con la negativa a ratificar la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN, el flanco norte de la Alianza da pasos de refuerzo y evita perder tiempo. Finlandia y Estados Unidos acaban de anunciar que comenzarán este mismo otoño a negociar un acuerdo de cooperación en materia de defensa (DCA). «El acuerdo proporcionará un marco legal y una base para una cooperación de defensa regular entre Finlandia y Estados Unidos. También creará las condiciones para una cooperación más estrecha si la situación de seguridad lo requiere», ha informado el Ministerio de Exteriores de Helsinki en un comunicado.
Finlandia confía en que el pacto mejore sus capacidades de seguridad y defensa. El inicio de las negociaciones, que durarán entre uno y dos años, apunta a un acuerdo vinculante que definirá hasta qué punto las fuerzas armadas de EE. UU. pueden operar en territorio finlandés y cubrirá cuestiones prácticas, como impuestos y derechos aduaneros.
AUnanimidad
Según el ministro de Defensa de Finlandia, Antti Kaikkonen, la apertura de estas negociaciones demuestra que Washington, que ha firmado también acuerdos similares con otros países europeos, está comprometido con la seguridad de Finlandia y del grupo europeo. «La entrada de Finlandia en la OTAN no disminuirá la importancia de la cooperación bilateral con EE.UU. Por el contrario, abrirá nuevas oportunidades de cooperación», sentenció. Una vez finalizadas las negociaciones, el acuerdo será sometido a la consideración y aprobación del Eduskunta (Parlamento), como establece la Constitución.
El gabinete presidido por Sanna Marin cuenta con ministros de cinco partidos (el Partido Socialdemócrata, el Partido de Centro, la Liga Verde, la Alianza de la Izquierda y el Partido
Popular Sueco de Finlandia), por lo que cabía esperar disensiones respecto a un acuerdo militar con EE.UU., al que históricamente ha sido contrario tanto el Gobierno finlandés como la opinión pública del país. Pero la decisión goza de completa unanimidad en el seno del Gobierno y las encuestas demuestran hasta qué punto el desplazamiento demoscópico y el abandono de la neutralidad alcanza dimensiones sísmicas en un país que comparte 1.300 kilómetros de frontera con Rusia. Por parte de EE.UU., se constata que el centro de gravedad de la Alianza se ha desplazado hacia el norte y el este, lo que implica que el Mediterráneo,
el norte de África y los Balcanes han perdido relevancia. Para Washington, Finlandia no es solo una potencia del Báltico, sino también del Ártico, que conecta los flancos oriental y septentrional de la OTAN, al tiempo que punto de apoyo esencial de la Alianza en las principales zonas de fricción con Rusia.
También Noruega, convertida en el primer proveedor de gas natural de Europa, ha aceptado las contribuciones militares de Francia, Alemania y el Reino Unido para asegurar sus sectores petrolero y gasístico, en acuerdos pactados a toda prisa, tras los ataque al gasoducto Nord Stream en el mar Báltico.
«Estamos discutiendo con nuestros aliados para aumentar la presencia militar en aguas noruegas», dijo el primer ministro, Jonas Gahr Store. «Comprendemos la preocupación de la población por las consecuencias de lo ocurrido en el Báltico y por la posibilidad de que algo similar ocurra en las instalaciones petroleras y de gas».
Eliminar obstáculos
Suecia no es ajena a este sentimiento colectivo prebélico y su Gobierno trata de eliminar obstáculos en el camino hacia la adhesión a la OTAN tan rápidamente como puede. En un importante gesto de concesión a Turquía, para obtener la luz verde de Ankara a la entrada en la Alianza, el Gobierno sueco anunció el pasado viernes que ha vuelto a autorizar las exportaciones de material militar a dicho país, una de las condiciones exigidas por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, para dar su visto bueno.
Al mismo tiempo, Suecia desea visualizar que no se quedará esperando de brazos cruzados. Varios cientos de soldados participarán en unas maniobras militares en el área urbana de Estocolmo, para asombro de una población de cultura marcadamente pacífica y que contempla cómo efectivos de las Fuerzas Armadas, con equipo de combate, se descuelgan desde helicópteros, escalan muros, toman posiciones estratégicas y marchan por las calles de la capital en la simulación de una operación de defensa de la ciudad. Es la ‘Operación Estocolmo’.