Baleares destina diez millones a comprar hoteles para cerrarlos
El Gobierno socialista de Armengol pretende combatir así «el turismo de excesos»
Baleares se lanza a la compra de hoteles de una o dos estrellas para cerrarlos. La medida, anunciada por la presidenta socialista Francina Armengol durante su discurso en el debate de política general, busca reducir el número de plazas turísticas a partir de 2023. El Govern balear destinará una partida de 10 millones de euros para adquirir estos establecimientos hoteleros y también locales de ocio nocturno de Mallorca e Ibiza para combatir el «turismo de excesos» y regenerar las zonas turísticas.
La dirigente socialista asegura que «son plazas que no nos hacen falta» y defiende que comprando negocios turísticos obsoletos quiere «dar ejemplo del camino» que el Ejecutivo autonómico quiere recorrer, siguiendo la línea marcada por la ley turística balear aprobada en febrero, que contempla la reducción de plazas de forma paulatina.
Esta normativa tiene bloqueadas todas las plazas turísticas, tanto vacacionales como hoteleras, en las cuatro islas y supone el punto de partida de lo que el tripartito ha denominado el «decrecimiento» del turismo. De este modo, PSOE, Podemos y los nacionalistas de Més no permiten la apertura de nuevos establecimientos hoteleros o el alquiler vacacional en viviendas mediante la previa adquisición hasta 2026.
Hace unos meses se aprobó una moratoria de plazas que congela nuevas autorizaciones por un periodo de cuatro años, el tiempo estimado que necesitan los consells insulares para decidir sobre el futuro de cerca de 30.000 plazas que están en una bolsa.
Otra de las novedades importantes de la ley fue el cambio de usos de los solares que tengan uso turístico. Podrán transformarse en solares de uso residencial con la condición de que un 30% de los pisos sean de vivienda pública. También posibilita la reconversión de hoteles obsoletos de 1 y 2 estrellas en viviendas, siempre que un 50 % sea de protección pública.
Según Armengol, hay que «detener el ritmo vertiginoso de crecimiento poblacional y la dependencia de un turismo que debe continuar progresando en riqueza y ocupación, pero reduciendo sus plazas e impacto».
Al mismo tiempo, la presidenta de Baleares pide «reconocer que turismo es empleo, es desarrollo» y recursos económicos para las políticas públicas. «Un turismo sin el cuál hoy no tendríamos ni recuperación ni la perspectiva de un invierno más soportable que en el resto de Europa».
Aunque Armengol insiste ahora en implantar medidas para el decrecimiento, las plazas turísticas se han disparado durante su mandato. En los últimos siete años se ha pasado de unas 300.000 a cerca de 400.000 plazas de alojamiento, según denunciaron los ecologistas de Terraferida en un estudio propio.
La política de decrecimiento turístico del Govern balear también ha afectado a los cruceros, que desde este año han visto reducidas un 20% las escalas en Palma. Desde 2022, sólo se permiten tres barcos al día, de los cuales solo uno puede ser un megacrucero. También se estipula un máximo de 8.500 cruceristas diarios en cómputo semanal, lo que supone una reducción del 15 % en el número de escalas en la capital insular registradas en 2019.
Las plazas turísticas en Baleares se han disparado desde 300.000 hasta las 400.000 durante la presidencia de Armengol